miércoles, 21 de diciembre de 2011
El Mister
Casi todos podemos marcar la vida de alguien, por fortuna o por desgracia. Pero muy pocos tienen la facultad de que su espíritu impregne, de alguna forma, los sentimientos e ilusiones de toda una comunidad.
Amato tenia ese poder. Recuerdo aun su fichaje, el equipo acababa de hacer una campaña mediocre en la C, arrastrándose casi toda la temporada por la zona baja de la clasificación. La directiva quiso dar un cambio de timón…y así llegó el.
Cierto es que no venia precedido de un historial abrumador. Retirado hacia poco, como jugador había sido un delantero elegante y fino, a la par que discreto (lógico, no jugaba nunca, y siempre estaba en la grada, bien trajeado). El decía que fue entonces cuando aprendió a leer el futbol, estudiando las jugadas desde el palco. Lo malo, por lo que se vio posteriormente, es que su libro debía estar escrito en un idioma extranjero, que el desconocía…
Mentiría si dijera que la expectación se desató con su presentación, pero si que no dejó indiferente a nadie. Además de afirmar de que el objetivo era el ascenso, su pulida prosa, de enrevesado despliegue y profundo significado, le hacia destacar sobre el conjunto como una lechuga en un campo de remolachas. Y es que lo que al final terminamos denominando como “Filosofía Dominguera” dominaba la escena.
Pocos entrenadores se habrían quedado tan panchos tras afirmar en la rueda de prensa cosas como: “El espíritu animal del hombre queda vivamente reflejado cuando se reúne en grandes multitudes, allí suele retomar instintos atávicos, nunca extirpados por la civilización, solo adormecidos. Por eso los gritos de los hinchas deportivos o de los fans musicales nos recuerdan tanto a los rugidos de las fieras, porque son rugidos de fieras".
Lo confieso, ganáramos o perdiéramos, yo esperaba expectante sus intervenciones. Como ese día que, cabreado por el trato recibido por la prensa, se descargo con: "la única razón de vuestra existencia es demostrar la imposibilidad de que exista vida inteligente en la tierra". A lo que añadió, tras interpelarle un reportero sobre porque creía que estábamos en su contra: “Si alguien te mete el dedo en el ojo, te da un puñetazo, te pisa el pie y luego te escupe cuando estas en el suelo, no tengas dudas, ese tipo no te quiere bien".
Titulares…sin duda, era un generador de ellos, uno de esos personajes que son incapaces de pasar por la escena como secundarios, lo suyo es el divismo de las estrellas. Como esa vez que enfadado con la actuación arbitral, comentaba sobre la misma:
Existen personas cuyo oficio es ser imagen de diccionario, ¿o no habéis conocido alguna vez a gente de la que pensarais que debería figurar su foto al lado de la palabra imbécil?"
Como entrenador, Amato parecía querer basar su “ideología” en las enseñanzas de Cruyff. No, no a las del fútbol ofensivo, placer por el toque y buen juego, sino a colocar familiares, sacarse de la nada futbolistas desconocidos y hacer cambios inexplicables.
Y así nos fueron las cosas. Empezamos perdiendo tres partidos, y la afición se puso de uñas. Pero…si creéis que eso afectó en algo al mister, estáis equivocados.
Su respuesta a que opinaba sobre la situación del equipo, fue antológica: “En un mundo en el que tener el tubo de escape más ruidoso es señal de lo macho que es uno no cabe tener demasiadas esperanzas. Menos si eres fabricante de equipos contra la sordera".
Parecía su fin, pero…casi de forma milagrosa (y sin casi, goles en el ultimo minuto, penaltis inexplicables a favor, delanteros rivales que fallaban lo infallable) cinco victorias seguidas fueron cayendo. Pero, y eso hay que admitirlo, lejos de ufanarse con los triunfos, Amato seguía con su mismo discurso, a la pregunta de si había dudado en algún momento de su validez, respondió: “Si dudas de ti mismo, al menos sabes que no eres un prepotente. Otra cosa es que existe la posibilidad de que seas realmente un inútil"
La temporada continuó así, envuelta en altibajos (más bajos que altos), con el equipo deslizándose lentamente hacia la zona baja. Las entrevistas seguían siendo jugosas, como cuando al impedir una nevada la disputa de un encuentro, se soltó con “Del frío solo me gustan los cubitos de mi Whisky".
Y así llegamos al último encuentro. Nos bastaba con un empate para salvarnos, jugábamos en casa, ante el colista, que nada se jugaba. Y claro…le dio uno de esos ataques de genialidad, dejó en el banquillo al delantero titular, hizo debutar a un juvenil en banda (“yo soy central, pero juego donde me diga el mister”) y cambió el sistema.
Cuando nos metieron el tercero, el ambiente en el estadio andaba algo mas que caldeado. Y aunque nos salvamos (cosa de la derrota de nuestros rivales por evitar el descenso), sabíamos que el ciclo de Domingo había terminado aquí.
Y claro, cuando acudimos a la sala de prensa, lo hicimos llenos de expectación, sabíamos que lo de ese dia iba a ser histórico…
-Mister, ¿Qué le pareció la actitud de la afición?
-Como el numero de tontos en el mundo en lugar de disminuir parece que aumenta día a día, tal vez tengamos que asimilar que al igual que la entropía del universo tiende a hacerlo mas estable e inmóvil, también tiende a convertirlo en mas estúpido, con lo que podemos deducir que si estas quieto, eres mas estúpido que si te mueves...yo por si acaso voy a correr la maratón"
-¿no cree que esta siendo un poco duro con la hinchada?
-En el interior de casi todas las personas, casi siempre podremos encontrar algo valioso... Lo malo es que lo mismo sucede con el interior de casi todos los cerdos".
-¿Qué salio mal en sus planteamientos?
-Buscar la perfección absoluta no es más que otra forma de intentar alcanzar a los dioses, a costa de destruir lo que de humano tiene el hombre.
-¿Qué objetivo le queda ahora, tras su mas que segura marcha?
-La vida solo tiene un objetivo, la muerte
-Se le nota algo quemado, ¿no?
-Lo paradójico, terrible y hermoso de la raza humana, es que camina mirando a las estrellas mientras aun no recogió los cristales rotos en la tierra.
Así, de esa guisa, transcurrió su despedida, hasta que se levantó, con ademán de adiós definitivo…en ese momento, se volvió, se agachó, nos miró, y dijo al micrófono:
-Al final de tu vida, si puedes mirar hacia atrás sin que te tiemble la vista, si eso sucede...es que usas lentillas.
Domingo, Crack.
jueves, 17 de noviembre de 2011
atardecer
Contemplé su estampa desde el tren, hasta que la imagen se perdió en la oscuridad, sustituida por mi reflejo...
Y entonces, por un momento, pienso en quien soy y a donde voy.
Vuelvo la cabeza hacia la izquierda, y allí, mirando a esa mujer que dormita a mi lado, acunada por el vaivén del vagón y los sonidos de una aburrida película, encuentro una respuesta...
sábado, 22 de octubre de 2011
Seis
miércoles, 19 de octubre de 2011
Correr
Si, nada se volvió más fácil, por delante te esperan muchos kilómetros, llenos de sufrimientos. No has ganado, Seguramente, nunca lo hagas. Pero no se trata de eso. Tu ya lo comprendiste, hace tiempo.
sábado, 17 de septiembre de 2011
Y el tren pasó
sábado, 10 de septiembre de 2011
Bloqueo
miércoles, 24 de agosto de 2011
Trazando fronteras
Pero ahora cambia la dirección de tu mirada. Delante, una montaña, dos, una cordillera. Un límite, un muro natural que oculta lo que al otro lado se encuentra, si hay algo al otro lado. Las montañas son frontera, siempre lo han sido, y seguramente siempre lo serán. Separa mas una sierra empinada, unos pocos miles de metros en vertical, que cientos de millas de llanuras. Un pueblo puede estar a unos pocos kilómetros de otro en una zona montañosa y distar una galaxia en mentalidad o cultura.
Hasta para las lenguas, o más aun para las lenguas, las alturas son una barrera infranqueable, cada valle, un idioma diferente, un mundo aparte. Sin posibilidad de comunicarse, cualquier forastero es un enemigo, y cualquiera que sea de fuera (y fuera puede ser cualquier lugar a mas de un día de camino del hogar) es extranjero.
Las fronteras son en la mayoría de las ocasiones apenas unos trazos caprichosos trazados por gruesos políticos entre abundantes almuerzos, debates estériles y fértiles cenas, que nunca parecieron tener en cuenta lo que puede llegar a separar una simple línea sobre un mapa. Pero una montaña es mas que una raya entintada, es a la geografía lo que un punto y final en la gramática...
Posdata: Podéis leer el artículo completo (y conocer la desgraciada historia de la ciudad de Agdam), aquí.
martes, 2 de agosto de 2011
El horror
Sven miro atrás, hacia los restos de lo que minutos antes era nuestra compañía. Allí yacían, en sangriento desorden, varios semiorugas, un Panzer III y docenas de cadáveres de los que habían sido nuestros compañeros.
Y esos habían tenido suerte…de otros, dispersos, se reconocían apenas partes de sus piernas, brazos o cosas aun mucho peores, incluso, de la nieve surgía una blanca mano sujetando aun el máuser, sin cuerpo que la sostuviera.
Solo Sven, yo, Klaus, el pequeño Nicholas y el sargento Von Brauswitch permanecíamos con vida en medio de este caos, aunque de hecho el sargento parecía mas cerca del otro lado, con su brazo derecho volatilizado y un agujero en su costado del tamaño de un puño. Era al mismo tiempo asombroso y aterrador ver como un hombre podía permanecer vivo en ese estado, vivo y consciente. Y ahí estábamos los cinco, inmóviles, cubiertos de polvo, nieve y sangre, esperando a que los Ivanes se acercaran para terminar su obra. Y buen trabajo por cierto el suyo, habían aprendido mucho desde que al principio de la campaña los capturábamos a centenares de miles, cercados en bolsas de resistencia de las que salían sin calzado, comida o armas. Ahora las cosas eran muy distintas. Conocedores del trato que le esperaba si caían en nuestras manos, y dentro de su elemento, como era este maldito y helado clima, preferían morir antes que dejarse capturar. Y claro que morían, a centenares, a miles, pero no sin antes llevarse con ellos al infierno a muchos de nuestros camaradas. Todo iba de mal en peor, pero este asunto de Stalingrado se llevaba la palma. No solo detuvieron nuestro avance, a costa de destruir la ciudad hasta sus cimientos, sino que de las ruinas, de los sótanos, surgían como ratas enjambres de soldados soviéticos dispuestos a morir por el padrecito y su Madre Rusia. Era tal su tenacidad, que apenas a cien metros del frente, y en edificios en ruinas, aun seguían trabajando en las fábricas de armamento, de las que nacían armas que inmediatamente, sin otro intermedio, eran usadas contra nosotros.
De repente se oyó un pequeño chasquido. En tensión, sin dudar cual seria nuestro destino, con las armas en posición, intentábamos no respirar, a la espera de ver surgir a nuestros enemigos. Del montón de escombros que marcaba el punto donde se alzaba antes el Hotel Volga, los primeros rusos iniciaban con cautela el descenso. Con las bayonetas caladas en sus fusiles, iban clavándolas a las figuras inmóviles de nuestros compañeros.
Un capitán dirigía la maniobra, con la sombra del comisario político, similar a un buitre, a su espalda. Entonces, a una señal del sargento con su único brazo, la MG 34 de Klaus inició su letal melodía. Con cada uno de sus tableteos, una fila de tovarichs era barrida. Con nuestras metralletas y granadas contribuimos a la matanza.
Pero su numero era muy superior, y nuestras posibilidades nulas. Una lluvia de granadas de morteros impactó sobre nuestro refugio, matando a Nicholas, esparciendo sus restos sobre nosotros. Mas tarde, la bala de un francotirador destrozó la cabeza de Sven. Klaus, Enloquecido, se levanto con la ametralladora y avanzó hacia las posiciones rusas. Una tras otra las balas lo traspasaban, pero su colosal cuerpo no cayó a tierra hasta que una granada bien dirigida le dejo sin piernas. A mi una de las salvas de mortero me había dejado enterrado bajo una masa de ladrillos, cadáveres y otros restos, herido pero consciente. Así pude ver como nuestro sargento, tras acabar, inmóvil como estaba, con un par de soldados enemigos, terminaba siendo cortados en pedazos por las bayonetas soviéticas.
Permanecí enterrado y oculto durante dos largos días, sediento y aterido de frío, hasta que un contraataque de nuestras fuerzas permitió que pudiera pedir ayuda. Ahora te escribo, mas para mi que para ti, pues se que esta carta jamás podría pasar el escrutinio de los censores, desde la cama de un hospital de campaña, bajo el constante fuego de artillería del enemigo, sin apenas nada que comer ni con que calentarnos.
Ya nunca volveré a jugar al Fútbol. Tengo ahora una pierna menos, aparte de otros destrozos en mi cuerpo y mente, pero ya todo me es indiferente, pues se que voy a morir aquí. Solo pido al cielo que no permita que envié a Konrad aquí, a este averno en la tierra, donde los hombres son fieras y solo luchamos y matamos por nuestra propia existencia, la nuestra y de la nuestros camaradas, no por patrias, ideologías, razas ni ninguna otra estupidez parecida. En realidad creo que los soldados de Stalingrado, rusos y alemanes, tenemos mas en común entre nosotros, en nuestro sufrimiento, que con la gente que nos espera en nuestros hogares, ajenas al horror inhumano de esta guerra, aunque…este es su hogar, no el nuestro, ellos mueren por un trozo de tierra, pero es su tierra,…ojala este castigo no caiga jamás sobre la nuestra, ojala, ni la sangre de mi generación tenga que derramarse entera para regar la locura infinita de nuestros dirigentes…
Me despido de ti, madre, con la seguridad de que no te volveré a ver, deseando que alguna vez cese la carnicería y los jóvenes podamos ser de nuevo jóvenes y no asesinos o victimas.
Hospital de Campaña ….., Stalingrado, A 17 de Noviembre de 1942
Fragmento de una carta encontrada en el cadáver del Cabo de Panzergranadiers Karl Telemman, ex jugador del Hannover 96 e internacional alemán en el mundial de 1938, muerto en un ataque de artillería sobre el hospital donde estaba internado, el 12 de Diciembre de 1942.
Posdata: Por supuesto este no es un relato real, aunque si lo fue, multiplicado por mil, el inmenso horror en el que se basa. No es nuevo, sino uno de mis primeros pinitos en el mundo de los cuentos, escrito tras ver una escena particularmente sangrienta de “Enemigo a las puertas”. Unos cuantos años después, lo revisé, cambiando unas cuantas cosas y añadiéndole otras. Espero que os guste el resultado.
Y una recomendación, una espectacular galería fotográfica sobre la Batalla.
jueves, 21 de julio de 2011
El último acto
Entró. En esta ocasión, por primera vez en mucho tiempo, no fue el primero. Sus compañeros le aguardaban, de pie. Uno a uno, se le acercaron, le dieron la mano, le acariciaron con cariño su ahora escaso pelo. Por un momento, volvió a revivir el pasado, cuando se le acercó, temeroso, el chico al que habían subido del filial. Supo como se sentía, y el abrazo con el que le recibió sabia que le serviría mas, mucho mas que cien palabras de animo.
Después, cumplido el homenaje, sus compañeros se retiraron. Sabían que necesitaba estar solo, en esta hora final.
Solo…nadie esta nunca solo, en realidad. Nuestra mente esta llena de sentimientos, de sueños, de escenas que evocar, de imágenes que la memoria mantiene vivas. Y tras dos décadas viviendo por y para el fútbol, por y para su equipo, este vestuario formaba parte de su hogar, de su vida. Y recordó, los buenos momentos, y los malos. Esas noches cuando tras una derrota el vestuario parecía un funeral, cuando la cabeza no dejaba de darte vueltas, pensando en que habías fallado. Pero también esos días, mas numerosos, de triunfo, donde la alegría compartida animaba el ambiente y tejía lazos de unión, creaban equipo…crear equipo, que fácil de pronunciar, y que difícil de llevar a cabo, que capacidad de entender a tantos caracteres diferentes, que equilibrio permanente en controlar tanto ego desbocado, que espíritu de concordia para hacer que la ambición personal redundara en beneficio colectivo…cuantas cosas eran necesarias para que el proceso llegara a su termino, y al salir al campo la suma de todos fuera mas que un simple once…
Por última vez, repitió el ritual. Se abrochó los cordones, beso la estampa (en realidad un retrato de Maribel Verdú, no pudo evitar sonreír pensando en que los demás siempre habían creído que se trataba de alguna santa…o una virgen), acarició la puerta de su taquilla, formando un doce con los dedos, le dio una palmada al banco, y se encamino hacia el túnel.
Ya se escuchaban los gritos, el ambiente creado por miles de personas esperanzadas en vivir algo diferente, único, y que a pesar de ser decepcionadas una y otra vez, regresan…porque saben que el día que suceda, jamás lo olvidaran.
Saludó a los componentes del equipo contrario, uno a uno. Después, volvió a saludar a todos sus compañeros, hasta colocarse el último de la fila.
Primero salieron sus rivales. Ahora les tocaba a ellos, poco a poco, vio como la fila se ponía en marcha, ascendía las escaleras y pisaba el césped…por un segundo, se quedo parado, incapaz de avanzar, con las piernas temblando…pero por fin, consiguió romper el bloqueo mental, se puso en marcha…y lo que hasta entonces le había parecido un mar de ruidos inarticulados, se convirtió en una ola de sonido, con su nombre convertido en una especie de mantra, repetido hasta la saciedad, 40, tal vez cincuenta mil almas unidas diciendo adiós a algo mas que un jugador, algo mas que un capitán, eran muchos años juntos, muchas tardes de comunión, y una vez se marchara, en el corazón de cada uno de esos aficionados existiría un pequeño hueco, que tardaría en rellenarse…
Llegó al centro del campo, saludó al trío arbitral, y pidió cruz. Saque.
Se ajusto las medias, el pantalón, la camiseta. Miró a su compañero, paseó su mirada por la grada, aun agitada. Era su última sesión.
Pero, como él sabía ahora, y otros sabrían después de él, el espectáculo, siempre, siempre, debe continuar. Con otros actores, otro argumento, pero siempre con el mismo verdadero protagonista.
Sacó.
viernes, 15 de julio de 2011
Y a pesar de todo...
El mundo da asco, la gente es idiota, egoísta, desagradecida, teniendo siempre más ganas de joder a los demás que de darse un gustazo, o tal vez es que su deleite es justamente tocar las narices. Jefes prepotentes, compañeros que no acompañan mas que a apuñalarte, clientes malvados, amargados o simplemente estúpidos, y un sinfín de espectadores y secundarios que sirven de telón de fondo a un escenario de perdición, una coral de miseria que solo sabe cantar tus errores.
Cuando tengo un día gris, cuando he sufrido en mis carnes las injusticias del universo, cuando la luz deja de iluminarme y las tinieblas devoran mi alma, no puedo evitar creer que lo mejor es que el ángel exterminador comience a trabajar y extirpe de la faz de la tierra a nuestra maldita especie, démosle una oportunidad a las cucarachas, se la merecen.
Y sin embargo…
No puedo evitar preguntarme el porque, si todo eso es cierto, cuando ganamos algo, cuando estamos felices, cuando nos elevamos por encima de la mediocridad de la existencia, en lugar de guardarnos para nosotros solos esas sensaciones, nos vemos poseídos por la necesidad de compartirlas. Y no, ni siquiera es con afán de regodearnos, de mostrarle al otro que mientras su vida es una bazofia a nosotros nos sonrió la fortuna…no, no se trata de eso, e incluso yo, que a veces me veo como un cínico sin remedio (aunque seguramente no pase de un irónico humanista), lo se.
No, cuando ganamos, cuando estamos contentos, cuando la felicidad nos embarga, en nuestros mejores momentos, necesitamos tener a alguien al lado, poder abrazarle, poder hablarle sin palabras, hacerle sentir que la alegría compartida es doble alegría, poder desfondar nuestra alma, sacar a la luz los sentimientos, y ver como ese amigo que esta al otro lado también te la abre.
Cuando terminó la final del mundial, en España el número de mensajes de móvil se multiplicó por cuatro, millones de llamadas se hicieron, y muchas otras se quedaron en el limbo, pero casi como se hubieran hecho…y muchas no se hicieron porque la línea con el cielo, de momento, no tiene cobertura.
No, no puedo, incluso dando suelta a mi pesimismo mas descarnado, evitar creer que aunque por los pelos, merecemos otra oportunidad. Seguramente estaré equivocado, pero a veces, aunque sea solo a veces, la humanidad te muestra el porqué de su nombre.
sábado, 9 de julio de 2011
Cuando se fueron las estrellas
Vivíamos tan pendientes del último avance, de iluminar nuestras vidas y nuestras noches, que dejamos de alzar los ojos al cielo. Y mientras, ellas se habían ido.
Ahora es inútil buscarlas allá arriba, nuestras luces apagan su brillo y permanecen invisibles a nuestras miradas, espectros de un firmamento cada vez más oscuro.
Y con ellas, desapareció la magia...
Los prismáticos, catalejos y telescopios han ampliado nuestra visión, al tiempo que han cegado nuestros ojos. Nunca volveremos a necesitar a alguien con ojos de halcón, mientras tengamos aparatos con cien aumentos.
Somos más, pero menos nosotros, una especie de rareza biónica, decadentes seres elevados por la técnica al olimpo, dioses falsos, tan mortales como siempre, pero siempre queriendo alcanzar la inmortalidad.
Perdimos los misterios, ahora todos pueden ver Alcor...
Antaño, cuando el mundo era más joven y la vida más dura, cuando buscábamos el paraíso en el más allá y el cielo estaba lleno de promesas, se necesitaban individuos singulares, capaces de alcanzar a distinguir con su penetrante mirada imágenes ocultas para la gente común. Vigías, oteadores…fuese cual fuese el nombre que tomaran, de lo certero de su visión dependía muchas veces la vida o la muerte de quienes en ellos confiaban.
Y era en la noche estrellada donde los aspirantes se sometían a la gran prueba.
En un punto de la bóveda celeste, en la cola de la Osa mayor, una estrella brilla solitaria.
Hacia ella dirigían sus pupilas los guerreros.
-¿Qué veis? Les preguntaban. – Una estrella-, respondía la mayoría.
Pero algunos de ellos decían: “No, no hay una sino dos”. Y así era como la solitaria Mizar descubría su secreto a los elegidos, pues Alcor estaba junto a ella, invisible para casi todos.
Alcor...el fantasma estelar que tantas leyendas creó. Para los japoneses verla implicaba morir antes del fin del año. Para los árabes, ocupaba el último lugar de la jerarquía celeste. Vidit Alcor, at non lunam plenam, decían otros, ver Alcor pero no la luna llena, obsesionarse con los pequeños detalles pero ser incapaz de comprender lo esencial.
Los mitos van desapareciendo, nunca habrá más dos estrellas que ver, puesto que los astrónomos, con sus gigantescos instrumentos, nos han despejado la ilusión. Donde unos veían una y otros dos, hasta cinco estrellas parpadean en la realidad.
Algunos, soberbios, creen que somos mejores que los hombres del pasado. Cierto, hemos adaptado el medio a nosotros, en lugar de adaptarnos al medio. Como especie, somos sin duda mas grandes, pero… ¿de verdad lo somos como individuos? Creemos saberlo todo, pero cualquiera de nosotros, abandonados a su suerte en mitad de la selva, moriría sin remedio allá donde otros pueblos mas “salvajes” moran su vida entera. Y trasladados al remoto pasado, ¿Cómo responderían a un mundo sin maquinas, electricidad o medicinas? ¿Acaso nos la fabricaríamos nosotros mismos? Creemos que somos gigantes, pero solo estamos agarrados a las barbas de uno de ellos.
Hemos avanzado. Debemos alegrarnos de ello, vivimos mas, vivimos mejor. Pero tal vez, de cuando en cuando, convendría perdernos en mitad de las montañas, y pasear a oscuras, bajo el manto estrellado de la noche, para volver a ser un poco ese animal erguido y parloteante que fuimos, que somos.
Y entonces, puede que volvamos a ganarnos el cielo.
jueves, 30 de junio de 2011
Camino a la gloria(La final)
No es extraño que a la cancha del nacional la llamen así, por los albos uniformes que lucen sus jugadores, y por haber disfrutado tanto tiempo con el juego irrepetible de Santos Lapiedra, Ángel Monteiro y Juan de Dios Marcuzzi, el equipo “Divino”… y justo allí, pisando el mismo verde, nosotros. Casi era un sacrilegio, pero como lo nuestro era casi un milagro…
Si, lo supe ese día que jugábamos la primera ronda con Ferrocarriles Del Norte, íbamos a hacer algo grande, aún recuerdo la jugada, Mauricio Rivera avanzaba solo, al frente, como siempre (como siempre, parece que nunca entendió que este era un deporte de equipo, y que los diblings no están prohibidos), pero en ese momento se detuvo, miró hacia delante, me vio desmarcado, y me pasó.
A pesar de que el arbitro pitó offside, no importaba, El Pancho había pensado, tal vez por primera vez en su vida deportiva (no, fuera de la cancha tampoco usaba la testa para otra cosa que aplastar latas de cervezas...), y eso era algo grande, cualquier cosa podía suceder.
Perdimos aquel partido 5 a 0, pero nos sobrepusimos, y pasamos ronda (claro, la alineación indebida y la sanción que les cayo a Ferro ayudó).
Después nos tocó en suerte Rio chico. Y si que fue una suerte, no digo que la epidemia de gripe que tenían en la zona no nos ayudara un poquito, ni que el que presentaran un ocho, que no un once, y que de portero tuvieran al del equipo Benjamín no nos diera cierta ventaja, pero esa épica clasificación por penales que obtuvimos, siguió sabiendo a gloria.
Ah, que recuerdos me trae, como resuenan en mi mente aun los gritos del “Canario”Wandosell, “Denle caña al muñeco, que es de goma”, mientras un balón contra otro se estrellaba contra el arquero rival (tirábamos a gol, pero el chaval parecía la araña Yashin, siempre estaba en medio). Acabo llorando el chiquito, pobre….Por cierto, que lo de Canario, ya que me lo preguntan, es por el nombre, Pío. Y el Wandosell es curioso, en una provincia minera como esta, con tanta colonia extranjera , al abuelo del chico se le ocurrió inventarse un apellido más rimbombante e internacional. Cosas de la época.
Y después…si, después la revolución. Fue una lastima que el equipo contrario fuera el Real de pueblo nuevo, cuando se proclamo la república y el nuevo régimen decreto la desaparición de todo vestigio de la caída monarquía, lo sentimos mucho por ellos.
Y con esas llegamos a octavos, ante nosotros el temible Huracán. Realmente lo fue, devastó tan completamente la ciudad de nuestros rivales, que del estadio el cacho mas grande que quedó fue el muro del aseo de caballeros. Tuvieron que retirarse de la competición, con gran pena por nuestra parte.
Cuartos, habíamos hecho historia, pero aun no nos rendíamos, pensábamos que estaba en nuestras manos seguir avanzando. Y así fue, cuando Ariel “El Ruso” Fachinetti consiguió colar su segunda diana, con la derecha (la anterior había sido con la izquierda), y el arbitro, un sabio, no apreció infracción alguna (total, en el baloncesto están todo el día introduciendo la pelota en la red con la mano y no pasa nada), el publico de Independiente, grosero y violento, se encrespó de tal modo que tuvimos que abandonar el césped con rapidez. El árbitro suspendió la contienda, y el comité sancionó a nuestros rivales con la eliminación. Para que digan que no hay justicia deportiva.
Las semifinales estaban ahí. Nunca nos hubiéramos imaginado llegar tan lejos, pero ya que estábamos…en frente, el Deportivo Minero, con todas sus estrellas.
Creo que mejor que mis palabras, entenderán lo que fue el partido en la crónica del prestigioso Oswaldo “Tato” Menéndez, para la gaceta:
“Las acometidas del minero llegaban una tras otra, como las olas del mar rompiendo contra la playa. Tiro tras tiro, bombardeaban la portería de Unión, con el ímpetu de un Stuka, la agilidad de un Hurricane y la precisión… de una apisonadora. Parecía que la portería se había empequeñecido, y que el Gato Merino ocupaba toda ella…toda no, pero si buena parte, impresionante la panza que lucia el arquero. 75 disparos conté, 75, si alguna vez me mandan fusilar, pediré que ellos formen el pelotón de ejecución. Posiblemente, yo mismo me tenga que disparar el tiro de gracia. Y en esas, en un pase hacia atrás de un defensa minero, el portero se trastabilla, cae, y el balón entra mansamente en la red…que gran razón tenia ese filósofo del esférico que es Lillo, cuando dijo aquello de que el fútbol es incientifico…total, no merece la pena quemarse, siempre hay alguien al que le toca la lotería, hoy, en vez de en un bombo, el sorteo fue en la cancha”.
Aunque algo injusta en mi opinión respecto a nuestros méritos, creo que sirve para explicar como logramos el pase.
Y como decía al principio, ahí estábamos, el Unión al completo, el gato Merino, el macho Díaz, el Negro Cabrera, paquete Montijo, Galleta Cabral, el chato quintana, Mauricio “el pancho” Rivera, Ariel” el ruso” Fachinetti, el zorro Barragán, chupete Núñez y el Canario Wandosell. Sobre el césped reluciente, en medio del “Cielo”…En la final de la Copa provincial para amateurs, un hito histórico, no creo que cuando los reds o los blues llegan a la final de Inglaterra, puedan sentir lo que nosotros en ese momento…
Sabemos que es casi imposible que venzamos, Instituto es fuerte, algún desgraciado que no sabe que es el Sport nos dijo que deberíamos comprar al arbitro, miserable, vergüenza debería darle semejante propuesta (sobre todo por que el colegiado tiene fama de integro e incorruptible).
Pero perdón, que empiezan el partido, discúlpenme, me esperan mis compañeros…-Eh, pelotudo, pasa acá la bola, que la reviento…
Posdata: Si,ganamos la copa, expulsaron a dos de nuestros contrarios, nos pitaron tres penaltis a favor…fue un triunfo del deporte, un bello rayo de luz en medio de la oscuridad y la falta de deportividad que vive actualmente nuestro juego. Las malas lenguas dicen que el referí nos pito a favor, debido a su indignación por un intento de compra, al parecer alguien le envió un jamón, con los saludos de Instituto…que falta de ética…disculpen que llaman a la puerta…-¿Si, que trae una factura de la Charcutería? Ah, perfecto, ahora mismo se la abono…
martes, 21 de junio de 2011
La orgía
Sin embargo, lo que a continuación les contaré, es el relato fidedigno de lo sucedido en la noche de un viernes de invierno en la remota casa de campo de un lugar olvidado y olvidable.
No se lleven una falsa imagen de mí. Uno no es demasiado entusiasta del exotismo erótico. Cierto, he hecho mis pinitos, en parejas, tríos y una ocasional doble pareja (y no, no hablo de Poker, aunque alguna escalera hubo de por medio en cierta ocasión...).
Pero fue la casualidad la que me llevó a aquel paraje escondido. La casualidad y mi amigo Alberto, que decidió ofrecerme un regalo de cumpleaños muy diferente…
No se crean. El asunto de las orgías esta muy mitificado. Tanto cine porno no ayudó demasiado a mantener ese trozo del cerebro masculino dedicado al sexo (que no debe ir más allá del 95%, por mucho que digan), dentro de los límites de la realidad. Seamos serios. En el mundo en donde nos movemos, la gente normal tiene panza, los pechos grandes están caídos, y las jóvenes exuberantes no pierden el tiempo tonteando con señores de edad, menos si se llaman Silvio. Así que lo que nos encontramos por allí estaba más cerca del bingo de los sábados de cualquier casino de pueblo que de la mansión Playboy.
Mucho señor de pelo en pecho (el que les faltaba en la cabeza), mucha señora tintada con master en Telecinco y una abundancia general de carne que hablaba de ríos de cerveza y un excesivo amor por el cerdo.
El asunto es complicado. Acostumbrados a esas coreografías de gráciles cuerpos desnudos de tantos filmes de culto (de culto entre los amantes del cinco contra uno), no nos hacemos a la idea de lo complicado que es ajustar el ritmo de una docena de personas desconocidas entre si y con escaso desarrollo atlético, sin que aquello parezca un puzzle de embutidos. Y todo eso sin meternos en el asunto de las reglas.
Porque allí los conceptos no estaban demasiado claros, y había algunos a los que les daba igual carne que pescado.
Así que hubo que formar una improvisada asamblea donde entre ciertas tiranteces y referencias cinéfilas de alguno (“la revolución no entra por el culo"), se atajó el intento de abrir nuevas vías…
Ya metidos en faena, surgió el siguiente problema. Y es que si, hacer el amor salvajemente en el suelo puede parecer muy excitante, pero teniendo ya una edad los riñones no tardan en quejarse y los músculos piden a gritos un lugar más blando donde desarrollar su actividad. Y es que hay mucho insolidario, de esos que agarraban un sofá y de ahí no los movía ni la guardia civil.
Por otra parte, uno, que es un caballero, ve algo precipitado el conocer bíblicamente a otra persona sin al menos una escueta presentación. Lamentablemente, eso parece romper el ritmo. Así que tras el tercer “jo tío, que me cortas el rollo”, me resigne a introducirme en faena sin el consabido intercambio de tarjetas…
Todo se desarrollaba pues de aquella manera, con poco espacio, escasa conversación y cierto trajín, cuando se fue la luz.
Bueno, me dije, para lo que hay que ver, lo mismo es hacerlo a oscuras. No caí en ese momento en la cuenta de que en la penumbra un agujero es un agujero, y de que algunos de los opositores a las barreras arancelarias intentarían aprovechar la coyuntura para borrar ceros de su cuenta.
Y así, mientras tenia la boca ocupada en un agradable intercambio lingüístico con una Choni a la que no le abandonó el chicle de su boca en toda la velada, note una actividad no permitida en donde la espalda pierde su casto nombre. Si estuviéramos hablando de Rugby, aquello se había convertido en una melee con introducción trasera. Y aunque con rapidez contuve la invasión antes de que me hicieran ciudadano del país del sol naciente, el daño ya estaba hecho en parte. Fue un error, me dijeron. Si, si que lo fue, me dije al día siguiente, cuando tenia la sensación de que mi caminar había adquirido el aspecto de el de un cowboy cabalgando por la pradera…sin el caballo debajo.
En resumen, el asunto del sexo en grupo estará muy bien teóricamente, pero uno es partidario de la calidad por encima de la cantidad, y como con los pechos, dos es la cantidad perfecta, más es vicio…
sábado, 18 de junio de 2011
Ojos de gata
Son espejos que reflejan el daño recibido y las cicatrices de viejas heridas.
A veces tristes, otras esquivos, encierran tras la muralla de los parpados el esplendor de su belleza.
En ocasiones los miro y no veo el fondo, como abismos mi mirada se pierde en su negrura.
Otras se vuelven vulnerables, y descubren ese interior tierno que proteges con celo.
Tiemblo cuando se convierten en nubes de tormentas, molesta por las injusticias del mundo o esa pasividad que te desespera en mí.
Al tiempo, son el faro que ilumina mi vida y dirige mi rumbo, la mirada que acaricia mi piel con su dulzura, y la fuente que derramó océanos en el pasado.
Son como tu, llenos de contrastes, imposibles de enmarcar, a la vez lejanos y cercanos, atrayentes y huidizos, con miedo y deseo, alegres y melancólicos…
Es hora de decirles adiós. Toca bajar el telón y dejar que el sueño relaje tu espíritu. Mientras duermes, el mundo es un lugar más oscuro, pero…siempre habrá otro amanecer, cuando lo primero que vea al despertar sean esos dos soles que calientan mi alma.
viernes, 17 de junio de 2011
El anillo
En el interior de uno de esos cajones que sirven de almacén (o quizás de cementerio) de objetos olvidados y olvidables, entre un mar de recuerdos prefabricados que acumulamos sin demasiado sentido pero que nos resistimos fieramente a desechar (porque hacerlo implica borrar una parte de nuestro pasado), allí, estaba el anillo.
Plateado, finas líneas entrelazadas serpenteaban a lo largo de su circunferencia. Apenas entraba en tus dedos. No, en realidad ya no era tuyo, seguía siendo de aquella lejana niña que fuiste.
Sonreíste, y a pesar de su difícil encaje, te lo pusiste. Por un segundo, retrocediste en el tiempo, y volviste a ser esa chiquilla inocente con todo el mundo por delante.
Salimos a pasear. Tu mano, cálida, aferraba a la mía mientras caminábamos juntos bajo el sol, con tu perro corriendo entusiasmado entre las dunas. Siguiendo el sendero, ese camino de baldosas amarillas de tu imaginación, llegamos a la orilla de ese mar que no lo es. Comenzaste a arrojar piedras, como si quisieras rellenar el océano.
Y entonces ese anillo que ya no te pertenecía escapó en busca, no de la libertad, sino de un nuevo dueño a quien robarle el corazón.
Y aunque lo buscamos, el y su brillo gris habían desaparecido, de nuevo, de tu vida, perdido esta vez en el fondo del mar.
No te pongas triste. Ayer no perdiste el anillo, hacia años que lo habías hecho, junto a la inocencia y la juventud. Lo de la tarde pasada fue una despedida, la última visita de un viejo amigo al que nunca volverás a ver, que vino a decirte adiós. Fue un adiós eterno, pero al menos, fue un adiós.
Dentro de un tiempo, cuando alguien recupere la joya de su reposo entre las arenas, su historia continuará. Date por satisfecha, formas parte de ella, y seguirás presente en cada uno de los dedos a los que acoja con su frío abrazo.
No sientas añoranza, a ti no te hacen falta anillos que te aten, solo alas que te hagan volar como siempre soñaste…
domingo, 12 de junio de 2011
Cuando nacen las islas
-¡Piloto,las islas no se mueven, si no se llamarían barcos¡
-Pues capitán…¡se nos echa encima un barco jodidamente grande¡
“Las nunca contadas aventuras de fankunter y wilmor”
Lo más curioso de narrar una historia como esta es la paradoja permanente en la que nos moveremos, por la cual, lo mas sorprendente e irreal es lo realmente cierto, y lo que mas real parece, lo que la imaginación creó.
Retrocedamos atrás en el tiempo, unos 150 años.
Nos encontramos en un mundo que avanza cada vez mas deprisa, entre el denso y pestilente humo procedente de las calderas de vapor de ferrocarriles, barcos e industrias. Las minas se hunden en la tierra por millares, extrayendo de la misma un incesante caudal de minerales. El hierro y el carbón son los motores de una sociedad dinámica, llena de miserias pero plena de esperanza. La fe en el progreso, la seguridad de que el futuro será mejor no es un mito fenecido, sino algo lleno de actualidad. Gente como Verne era fruto de la era que le tocó vivir, y así lo demostró en sus escritos.
Y no solo la industria y el comercio multiplican su actividad, los exploradores (seguidos rápidamente de los militares y los mercaderes) terminan de dibujar el mapa de un planeta cada vez más pequeño, ceñido por los delgados hilos del telégrafo.
Europa, mientras ve desbordarse fuera de sus fronteras a millones de sus habitantes en busca de una vida mejor, extiende sus tentáculos sobre medio mundo. El colonialismo blanquea sus excesos en nombre de la extensión de la civilización occidental. Al tiempo, el auge de los nacionalismos hace morir a pequeños estados y renacer a viejas naciones…
Y es al sur de una de estas recién llegadas al tablero continental, donde comienza nuestra historia.
Italia, Junio de 1864. Tres años antes, Víctor Manuel II, el rey del Piamonte, se había convertido, de la mano de Cavour y Garibaldi, en el monarca del nuevo estado Italiano, una nación en la que aun se echaba en falta a Roma (donde el Papa intentaba inútilmente resistir lo inevitable) y el Veneto (ocupado por los austriacos).
Cuando los cañones apenas habían acabado de rugir (y tratándose mas, como se comprobó apenas dos años después, de una pausa momentánea que de un definitivo adiós) la naturaleza tomo su relevo.
Pequeños terremotos perturbaron la tranquilidad de los habitantes del sur de Sicilia. Durante varios días, el suelo no paró de temblar, y a lo lejos, en el mar, una columna de humo se elevaba cada vez más el cielo, como si se tratara de una inmensa hoguera.
El 25 de Junio llegaba al puerto de Palermo una pequeña goleta procedente de Malta, la “Berenice”, con una noticia sensacional.
A 30 kilómetros del pequeño puerto de Sciacca, del fondo del mar había surgido una nueva isla, aun humeante. Un volcán submarino, sin duda el responsable de los temblores, había hecho ascender hasta la superficie, gracias a los materiales expulsados en sus erupciones, una pequeña extensión de terreno. Pocos imaginarían por entonces que esa miserable roca en mitad del mediterráneo se iba a convertir en los meses siguientes en uno de los principales focos de interés dentro de la política continental.
La erupción prosiguió su curso, hasta que un mes después, al parecer ya aplacada, había hecho crecer la extensión del islote hasta poco más de 4 kilómetros cuadrados, con una altura máxima de 60 metros.
Para entonces, sobre la isla se llevaba discutiendo semanas en la prensa internacional (y en los gabinetes ministeriales), desde a quien pertenecía hasta su mismo nombre.
Y es que a la lógica reclamación italiana (Isola reunificazione) se le anticipó la británica (Graham Island), alegando su soberanía sobre Malta. Los franceses tampoco perdieron el tiempo en bautiza a la roca (Ille Julia) ni en solicitar su propiedad, acogiéndose a sus intereses comerciales y financieros en Túnez. España (que ni se molestó en renombrar el terrenillo), fue la ultima potencia que hizo constar su interés sobre la nueva parcela, en base a que la ultima vez que había estado emergida (rápidas visitas a olvidados archivos revelaron a los preocupados geógrafos que como mínimo en cuatro o cinco ocasiones, desde la época de las guerras púnicas, la zona había estado sobre el nivel del mar) el territorio pertenecía a la corona española.
Curiosamente, ninguno de estos nombres arraigo en la memoria colectiva, y si lo hizo en cambio el de Ferdinandea. Y es que a todas estas alegaciones soberanistas se le agregó la del depuesto rey de las Dos Sicilias, Francisco II, que desde el exilio quiso con el nombre escogido homenajear a su padre, el detestado Fernando II. Ya que reclamaba la devolución de su reino por parte de los Saboya, tenía su lógica que también solicitara la propiedad de la isla neonata.
Una vez estabilizada (más o menos) la actividad volcánica, estaba claro que el siguiente paso de las potencias implicadas era pasar del papel al terreno.
A lo largo del mes de Agosto, llegaron a las costas ferdinandeasianas el crucero protegido HMS Warrior , de la royal Navy, el acorazado Napoleón, de la marina imperial francesa y la fragata acorazada Principe di Carignano, de la regia Marina. La marina española no se digno en enviar barco alguno, y el ex rey de Las Dos Sicilias no tenia buque alguno que enviar.
Tras la flota, el ejército. De cada uno de los navíos desembarcaron pequeños destacamentos, que procedieron a izar sus respectivos pabellones nacionales en señal de soberanía. La considerable (y molesta) presencia de vapores volcánicos deslució desgraciadamente las ceremonias, dada la casi imposible visión de las banderas desde la lejanía. De hecho, se dio el caso de ver como el acorazado francés tributo honores al izado…de la bandera italiana. Al menos tenían la excusa del parecido…
Poco a poco, la rutina se hizo dueña de los hombres estacionados en tan desolado paraje. Con poco que ver, al menos que uno fuera un amante de las rocas volcánicas y del azul del mar, y “disfrutando” de la temperatura típica del mes de agosto en el mediterráneo (sazonada por el calor que emanaba del propio terreno), la vida en la isla se deslizaba lentamente, entre la instrucción, guardias eternas (¿Qué había que guardar realmente, ¿no es que nadie se fuera a llevar la isla, no? Se preguntaba mas de un ingenuo recluta), baños de mar para aliviar el calor y diversos entretenimientos para evitar el aburrimiento y mantener la forma.
Y aquí, justamente aquí, vemos aparecer el motivo que nos llevó a recuperar esta historia del olvido. Las fuentes nunca se han puesto de acuerdo sobre la fecha exacta, pero debemos localizar el evento entre finales de agosto y principios de septiembre.
Los británicos, tan amantes del sport, habían traído consigo diversos artefactos e instrumentos para practicarlo. A las carreras atléticas y la gimnasia, le acompañaban torneos de esgrima y combates de boxeo. Pero…un día, italianos y franceses, que observaban con curiosidad las actividades de los hijos de Albión, notaron un cambio. Alguien había delimitado un curioso terreno de juego, de grandes dimensiones, de forma rectangular, dividido en dos mitades. En el centro de cada uno de los extremos cortos se alzaban un par de postes, con una cuerda sirviendo de larguero. Poco después vieron llegar al campo a veintidós jugadores, que se dividieron en dos equipos. Alguien coloco en el centro del campo una esfera de cuero y…
Y ahí, en ese instante, comenzó todo.
Sin apenas entender las reglas, los espectadores no pudieron evitar sentirse impresionados por el brío y la intensidad de los deportistas. Cada vez que alguien introducía el balón entre los palos, un “goal” prolongado se escuchaba entre los jugadores del conjunto que lo había anotado. Al tiempo, el “Goalll”, se había extendido entre el publico, con los italianos apoyando a los “soldados” y los franceses a los “marinos” (ya que de tales armas eran los componentes de cada uno de los equipos en liza).
Para cuando los agotados players dieron por concluido el match, la fiebre del football había sido inoculada entre los asistentes.
Primeros los italianos y luego, con mas reticencias, los franceses, comenzaron a acudir al campamento británico para primero comprender y luego practicar el nuevo sport. Al poco tiempo, se concretó un encuentro, amistoso por supuesto, entre los combinados italiano y francés (los ingleses deportiva, y al tiempo altivamente, adujeron su innata superioridad para negarse a enfrentarse a alguno de ellos por el momento).
Y así, un 22 de septiembre, dos combinados con los mejores deportistas de cada uno de los dos destacamentos se enfrentaron, en un campo de cenizas, en el que fue el primer partido internacional de la historia, ocho años antes del que, según la historia oficial posee dicho honor, un Escocia-Inglaterra disputado en Partick (curiosamente en lo que ahora es un campo de Criquet) en noviembre de 1872.
Lo que nadie recogió desgraciadamente es el resultado del lance. Es casi seguro que fueron los italianos los vencedores, pero…según cuentan algunas crónicas, la escuadra gala se retiró antes del final de la contienda, agraviada por la excesiva dureza de los transalpinos. Pronto empezaban, dirá alguno…
Debemos volver ahora al otro campo de juego, al de la política internacional, donde también se dirimía en esos momentos un apasionante encuentro.
Por suerte, la serenidad fue la nota predominante durante la crisis. Aunque Italia deseaba la isla como muestra de la fortaleza de su nueva personalidad y de la no aceptación de ocupación extranjera alguna en tierras que considerara como propias, no deseaba en modo alguno una guerra contra potencias de mucho mayor calibre, y a la que les interesaba tener de su lado en su inevitable enfrentamiento contra los Austriacos. A Francia básicamente lo que le interesaba de la isla es que la deseara Gran Bretaña, así que su codicia era limitada. Por su parte, los británicos casi se veían obligados a reclamar la isla por razones de prestigio, cosas de la grandeza imperial.
A lo largo de octubre, diversas personalidades visitaron la isla. El jefe de royal navy en el mediterráneo, Almirante Seaman, desembarcó, escaló la cima mas alta y plantó allí la Union Jack, en nombre de la Reina Victoria. El príncipe heredero al trono italiano, Umberto Rainerio Carlo Emanuele Giovanni Maria Ferdinando Eugenio, hizo lo propio con la tricolore, días después.
Por ultimo, a finales de mes, el ministro de exteriores francés, el profesor Prevost (un geólogo de gran prestigio) fue el que alzó la enseña tricolor en lo alto de una colina que se asemejaba por entonces al lomo de un toro repleto de banderillas. Se dice que fue en el mismo momento de colocar la bandera cuando pronunciara su mítica frase, inmortalizada mas tarde al dar nombre a una no menos mítica (aunque por otras razones) canción. Lo que el canciller galo dijo fue lo siguiente:
"Je t'aime... moi non plus"
Aunque nadie entendió por entonces tan exclamación (algunos hablarían posteriormente del gusto del mandatario por la absenta), la explicación llegó poco después. Como experto geólogo, el profesor había adivinado lo que el destino deparaba a la isla.
La escasa consistencia del material arrojado por el volcán, unida al incesante oleaje, estaba haciendo desaparecer el islote, al principio con relativa lentitud, a partir de noviembre con una rapidez creciente. El 1 de diciembre, los británicos, los primeros en llegar, fueron los últimos que arriaron su bandera, cuando el terreno emergido había quedado reducido a un centenar de metros cuadrados. Pocos días después, la isla desaparecía bajo las olas.
Dicho hecho aparece reproducido en la canción de la que antes hablábamos, en esta bella estrofa: "Tu es la vague, moi l'île nue"(Tu eres la ola, yo la isla desnuda).
A partir del 2000 la zona comenzó a elevarse de nuevo, y en el 2002 la roca sumergida se encontraba a tan solo cinco metros bajo el nivel del mar. Se habló de nuevo en los periódicos de la “isla”, aunque pronto volvió a caer en el olvido…como cayó lo sucedido el 22 de septiembre de 1964.
En una ceremonia casi privada, lejos de la publicidad de los medios, el patrullero italiano “Andrea Doria” navegando sobre el lugar donde cien años antes se alzó el islote, lanzó al mar un balón, atado a un peso de plomo. En breves segundos, el esférico se perdió en las profundidades…eso fue todo.
Y fue bastante.
Documentación Adicional
.Si os interesa conocer mas sobre Ferdinandea y su historia, podéis recurrir a la Wikipedia o, mejor aun, leer este delicioso artículo de un blog tan absolutamente recomendable como es el de Cabovolo. Por cierto, tal vez la isla reaparezca en el 2020...
Y si, esto es un cuento (aunque basado en buena medida en hechos reales, aunque en muchos casos trasladados en el tiempo), pero… ¿a que hubiera sido bonito que fuera verdad?
sábado, 4 de junio de 2011
El artillero número seis y el Conde de Montecristo
Releyendo viejas revistas (y cuando digo viejas hablo de ejemplares de los años 50), descubro de cuando en cuando pequeñas joyas en forma de anécdotas que, sean o no ciertas, son sin duda dignas de darse a conocer. Lo que viene a continuación son un par de estas historias en minuscula...
La primera sirve para entender lo absurdo que es en ocasiones mantener tradiciones, usos o costumbres, cuando las circunstancias que las hicieron nacer han variado...
Cuestion de fechas(publicada primeramente en United nations world, posteriormente en el reader digest de agosto de 1953).
El Manual ingles para el servicio de los cañones de 15 cm. tuvo que ser sometido a revision a causa de que en la exhibicion de una pelicula de adiestramiento, hecha de acuerdo con lo prescrito en ese manual, aparecio que el artillero Nº 6 se mantenia elegantemente en posicion de Firmes durante todo el ejercicio, sin efectuar operacion alguna.
Despues de laboriosas indagaciones, los oficiales del estado mayor dieron con un veterano de la guerra de los boers que les pudo explicar la funcion encomendada al artillero numero 6.
Recordó el veterano que la mision del artillero Nº 6 en aquel tiempo , era la de sujetar los caballos que arrastraban el cañón.
En cuanto a la segunda (publicada en el Selecciones del reader digest de Enero de 1957), creo que alegrará el dia a cualquier amante de la novela de aventuras...
Alejandro Dumas Padre se imponía la obligación de escribir determinado numero de paginas diariamente, y no se detenía hasta terminar la última linea de la última pagina. En la mitad de una página, al final de cierta jornada, acabó de escribir los tres mosqueteros.
Trazó una raya divisoria, y a continuación estampó estas palabras:
El conde de Montecristo,novela por Alejandro Dumas, y seguidamente escribió la primera pagina de la novela en la misma pagina en la que habia terminado la anterior.
Quién sabe...se non é vero, é ben trovato.
viernes, 27 de mayo de 2011
Defensa hasta el fín
El día no acompañaba. O tal vez, si que lo hacia. ¿Qué es preferible para despedir a alguien en su último transito, que el sol “anime” la velada, o que la lluvia acompañe con su lloro la tristeza de los presentes?
La gente se arremolinaba en torno al sepulcro, mientras el sacerdote daba el último adiós al difunto.
Un poco retirados del bullicio, dos figuras conversaban sobre el mismo.
-Con el “Hacha” Jokin se nos van los viejos tiempos, el ultimo representante de aquel equipo mítico…Damian, Arias, Jokin, Quinin, Barbosa, Cachorro, Mariano, Ramón, Matías, Baeza y Domingo…aun recuerdo la copa del…-Comentaba un señor entrado en años a su compañero, bastante mas joven.
-¿Pero, exactamente que clase de jugador era, papa?-le interrumpió su contertulio.
-Bueno…ya sabes que cada equipo suele tener especialistas en diversas áreas. En aquel equipo Barbosa era el cerebro, Domingo el fino estilista (aunque en el fútbol de hoy eso suene mas al peluquero de Guti), y Jokin...Jokin era el carnicero, la mayor bestia que he visto sobre un terreno de juego…lo de su apodo mas que metáfora era simple descripción…
- Carajo, ¿era para tanto?
- Fíjate que se contaba por entonces que tenia en su casa, como en ciertos santuarios, una colección con reproducciones de brazos, piernas, cabezas…pero sus “exvotos”, en lugar de indicar como en esos santos sitios la curación de tales extremidades, indicaban las que había roto…
- Menudo animal… al menos jugaba en nuestro equipo.
-Si, de hecho recuerdo que la hinchada le jaleaba, “Dale duro Jokin”, “Al Nueve Hacha, al Nueve”…reconozco que los rivales daban un poco de pena, aquello debería tener cierto parecido al ambiente de los anfiteatros romanos…salían a nuestro campo aconjogados, y así pasaba lo que pasaba…
- Ya veo que el fútbol de nuestro equipo no seria un ejemplo para la escuela de Cruyff….
-El fútbol de nuestro equipo no era ejemplo para nadie, menos para esa clase de tipos que uno encuentra en el corredor de la muerte…una cosa es el fútbol Viril, la lucha, la entrega, la casta…y otra esa especie de matanza balompédica que sucedía cada vez que los nuestros pisaban el verde…pero ganábamos, y eso es lo que cuenta… ¿no?- Respondió, con algo de inseguridad en su voz, el padre.
-Supongo…aunque tal y como lo has descrito, te hace sentir un poco como si al animar a esos tipos te convirtieras en una especie de cómplice de la Mafia, de fiel cumplidor de la Omertá…¿no debíamos caer demasiado bien entonces por ahí fuera, eh?
-A ver…recuerdo un titular de la época, cuando visitamos Sevilla, que decía “ Desalojen las calles, llega el Deportivo”…por cierto, uno no puede dejar de sonreírse pensando en el nombre tan poco apropiado que teníamos, suena un poco a esas “Republicas Democráticas” que tanto abundaban por el mundo…
- Pues menos mal que no os tiraban piedras cuando llegabais al campo…
-Je, pero eso es porque sabían que si nos las tiraban, se las íbamos a devolver, y con mas puntería…no era respeto, era miedo…
El oficio había terminado, el ataúd descendía hacia su lóbrega morada, mientras la gente se dispersaba lentamente.
Fue entonces cuando divisaron a un anciano apoyado en un bastón y junto a un árbol, a cierta distancia de la tumba, pero que sin duda, observando la concentración de su mirada, solo estaba interesada en la misma.
Al padre se le iluminó por un momento la mente, y de entre las nieblas de la memoria, consiguió traer de vuelta un lejano recuerdo.
-Vaya por Dios, ¿pero sabes quien es ese señor? Mauricio Donato, “El Cisne Cojo” de las crónicas…
-Que apodo tan extraño…
-Bueno, primero fue simplemente el “Cisne”, por su elegancia, lo de Cojo fue un añadido posterior a su encuentro con El Hacha, me temo…creó recordar que le rompió la pierna por cuatro sitios, estuvo dos años sin jugar, y cuando volvió nunca fue el mismo…lo suyo era peor que lo de Robben mismamente….
- Uff… ¿y que hará aquí?
-Supongo que vino a perdonar a su verdugo, ahora en este postrero momento…caballeroso siempre…creo que lo mejor es dejarle solo, ¿no te parece?
Asintiendo, el más joven de los dos ayudo a su padre a abandonar el lugar.
Un minuto después de que todo el mundo hubiera desaparecido, El “Cisne”, tras asegurarse de que no quedaban espectadores, se acerco a la recién colocada lapida.
“Quien resiste gana.”
Don Mauricio leyó el defensivo epitafio, digno de figurar en la sepultura de Capello o Clemente. Tras ello, y volviendo a mirar a todos lados, y con esfuerzo, se subió sobre el frío y mojado mármol.
-te lo dije, maldito cabrón, te lo dije, cuando murieras iba a bailar sobre tu tumba, y aquí me tienes… ¿Qué, quien ríe ahora, quien resistió mas, serás capaz de devolverme el golpe, podrás partir alguna pi…”
Era inevitable. El destino, los siniestros hados, unidos al mármol pulido, la helada matinal y la lluvia continua, habían transformado aquella tumba en una trampa mortal, lo que unido a la excitación del viejo, solo podía conducir a un final. A mitad de la última oración, el resbalón se hizo inevitable, un espantoso sonido de huesos rotos perforo la atmósfera, y un grito desgarrador cerró la escena. Después, solo se escuchó una palabra que, singularmente, era el mejor epitafio que se podía dedicar al gran Jokin…
“Hijoputaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”
sábado, 21 de mayo de 2011
vivir cada dia
No comprendo aun del todo lo que me sucede ahora. Los días pasan, mas rápidos que nunca, y tengo la impresión de estar en una nube, se que fuera pasan cosas, pero podrían estar ocurriendo en otro universo... y casi me importaría lo mismo.
¿Para que acordarme de quien era antes, lo que pensaba entonces, las tonterías que decía, las estupideces que hacia?
Eran otros tiempos, otro yo. Un yo sumergido en un mundo propio y aislado, carente de peligros…y de alegrías. Tan perfecto dentro de su miseria que los sentimientos no tenían cabida en el. No quería enamorarme para no sufrir…
Y entonces llegó ella…y el dolor. Y ella se fue...pero el dolor no.
Ahora lo comprendo. Tenía el corazón congelado, y el deshielo abraso mi interior. Como el ave fénix que renace de sus cenizas, volví a la vida.
Y no hay nada más doloroso que vivir.
Pero puedes visitar otros mundos, circular por orbitas diferentes, explorar lugares desconocidos, aguardar lo inesperado…conocerte.
Después del deshielo sentimental, llegó el mental. Acabar con todo ese cúmulo de represiones autoinfligidas, liberarme de las cadenas de la mente no es sencillo. Pero tú ayudas. Eso y el placer de lo prohibido, de superar los limites…aunque esas fronteras solo las marquen mis miedos, y solo yo sea el guardián de mis deseos.
Cuando se que voy a verte y noto que se me acelera el corazón, doy gracias por ese nerviosismo, porque vuelvo a sentir.
Te diviso en la lejanía, una pequeña mancha roja entre la multitud, y mi cara se ilumina.
Estar junto a ti es entrar en el paraíso, y tocar tu cuerpo algo tan maravilloso que no dejo de sorprenderme de que no este prohibido.
Un cúmulo de casualidades nos unieron, y por una vez el destino hizo que me tocara la lotería. ¿Estamos destinados el uno para el otro? Tal vez simplemente ambos estábamos en el lugar adecuado en el momento preciso. ¿Qué más da, realmente, mientras este sucediendo?
Y mientras nos abandonamos a la pasión y entramos en un nuevo mundo compartido, te susurro al oído que solo hay algo mejor que acostarme contigo…despertarme a tu lado
miércoles, 11 de mayo de 2011
El roce de tu piel
Ahora han pasado ya horas desde que dejara tus brazos, pero tú la sigues sintiendo allí, presente, a tu lado.
Como cuando bajas de un barco y notas aun el balanceo del mar en tus piernas, tu cuerpo se siguen meciendo al ritmo de sus caricias.
Despiertas de tu estupor, y compruebas como un nuevo mundo se abre ante ti. Sabes que a partir de ahora tu vida tiene sentido. Y eso, el comprender que ya no te limitas a seguir caminando sin rumbo, solo, sino que su compañía alivia las penas del viaje, te libera de la tiranía de tus temores.
Duermes. Y en tu sueño, ella permanece cerca, vigilante. Nada malo te puede suceder mientras este ahí, velando.
De pronto, se acerca a ti…y te toca. Cuando un simple roce te hace ver el cielo y hace que un terremoto estremezca tu cuerpo, comprendes que lamentarías cada día, cada segundo que no estuviste a su lado…si no fuera porque desde que la conoces el pasado dejó de existir. Solo hay presente y sueños de futuro. Y dejas de atormentarte, porque cualquiera de sus miradas vale más que cien agravios que recibieras. Y te dices que si alguien como ella te escogió a ti, tampoco debes estar tan mal…
Y por fin, levantas la vista, y la miras. Y te pierdes en sus increíbles ojos verdes, sin miedo de extraviarte, sin miedo a la derrota, simplemente, sin miedo.
Ya no eres el mismo, ni nunca lo volverás a ser...y jamás te alegraste tanto de nada. Y por una vez dejas tu pesimismo atrás, y permites que tu corazón se diga que lo mejor aun esta por llegar…
Cierras los ojos, y dejas que tu mente se deslice hacia el silencio, buscando el descanso que necesita tu maltrecha figura. Y mientras te desvaneces en la calma, las ultimas imágenes que despiden tu consciencia son la de de una diosa pelirroja saltando al ritmo de una canción.
¿Quién necesita soñar con el paraíso cuando ella te lo ofrece con cada gesto?
sábado, 7 de mayo de 2011
Primavera
Ninguna otra estación conjuga tanta dosis de cursilería, ciertamente, pero hay que reconocerle que, a pesar de ello y de su eterna repetición, año tras año, el espectáculo que nos ofrece es digno de aplauso.
Y se le perdona ese polen, esas alergias, los repentinos cambios de temperatura, las lluvias torrenciales o esos recurrentes dolores de garganta.
Porque, a pesar de su falta de perfección, la primavera es esperanza. Es la constatación de que, tras la oscuridad y las tinieblas, el sol vuelve a brillar, la vida despierta de nuevo y el verde derrota al gris.
Son tópicos típicos, pero con un fondo aplastante de realidad.
Seguramente no hay otra época tan propicia para el amor, con esos paseos bajo el sol del atardecer y esas noches templadas que invitan a besarse bajo la luz de la luna, o esa hierba que parece destinada a servir de colchón viviente, para disfrute de amantes retozones.
Tantos poetas han vivido de glosar sus encantos, que hablar más del tema debería ser castigado.
Pero uno de esos hechos que hacen al hombre ser lo que es, es la percepción de que, a pesar de lo que la literatura o la estadística puedan decir, o lo que la lógica indique, eso que uno siente en su interior es algo único, que nadie experimentó antes.
Y el pasar del pensamiento a la palabra es, en la mayoría de los casos, algo casi inmediato. Cuando uno es feliz, dan ganas de gritarlo a los cuatro vientos. Y esa sonrisa de idiota que se te dibuja en el rostro se convierte en la firma indeleble del delito.
Y es que si vivir en primavera es vivir el doble, hacerlo enamorado eleva al cuadrado cualquier sensación.
martes, 3 de mayo de 2011
Adios y amor
Una de esas preguntas que hacen correr ríos de tintas, talar bosques enteros y producir un dolor de cabeza continuo en poetas y filósofos (bien merecido lo tienen, por otra parte), es la de “¿Qué es el amor?"
Uno duda de que exista una respuesta única (de hecho la duda se extiende a que tenga respuesta e, incluso, a que deba responderse). Cada persona es un mundo…y ni siquiera en ese mundo la contestación será siempre idéntica.
Para un romántico en la respuesta estarían incluidas grandes dosis de sufrimiento, más suspiros que en el disco de una folklórica y un extremo dolor por lo que nunca podrá alcanzar…o tal vez por lo que tema poder alcanzar.
Para otros, el amor es el recuerdo de unos besos, una mirada en verde o una caricia inesperada.
Pero si lo que queréis es conocer mi respuesta…para mí el amor es un adiós eterno.
Es comenzar diciendo que es hora de irse y prolongar la despedida, beso a beso, durante horas, intentando apartarte de ella, pero volviendo a sus labios como si sin ellos te faltara el aire.
Es que ella te diga adiós con sus palabras y quédate con su lengua.
Es un estirar continuo del reloj, el canto del cisne a todo lo hermoso que hay entre vosotros.
Querrías parar el tiempo, seguir abrazado a ella sin que nada os separara, con su mejilla rozando la tuya, su pecho contra tu pecho, con el calor de vuestra piel abrigando vuestros cuerpos desnudos...
Y a pesar de tus ruegos, todo termina. Y se va, o te vas, pensando en lo injusta que es la vida. Y desde el mismo instante en el que te alejas de su vera, ya comienzas a pensar en el siguiente encuentro.
Y sueñas con que, por una vez, no haya despedida…
miércoles, 27 de abril de 2011
Gracias por preguntar
En este jodido mundo, parece que solo las desgracias venden. La humanidad creció entre tristeza. Solo así puedo entender porque nos es más fácil expresar el dolor que la alegría.
Estoy sentado delante del ordenador, con una sonrisa de idiota cruzando mi cara, y se que seré incapaz de expresar lo que siento. Pero lo intentaré…se lo debo a alguien.
Una de las cosas que te hacen recuperar la fe en la vida es comprobar como un día cualquiera puede convertirse en el más increíble de tu existencia. Sin planificarlo, ni esperarlo, tal vez, incluso, sin merecerlo.
Y si te preguntan que te sucedió durante esas horas (pero… ¿fueron tantas??), ves como no puedes explicarlo con palabras.
Piensas que deberías hablar de viajar entre nubes, de glaciares que se derriten, de pájaros que cantan y soles que iluminan tu rostro. Y sin embargo lo que te viene a la mente es una canción de los Foo Fighters. Y lo extraño es que todo encaja.
Y Compruebas como lo dulce y lo picante, la ternura y el placer, se entretejen sin que sea posible diferenciarlos. Por una vez la fortuna te guiño el ojo. Y piensas aprovecharlo. Ya no darás dos pasos hacia atrás, nunca más. Quizás solo medio, pero siempre hacia adelante.
Y ese picor que sientes cuando no esta sabes que solo se aliviara cuando su boca y la tuya se unan de nuevo. La frescura de su lengua es lo único que puede calmarlo…aunque se trate de una tregua imaginaria, antes de que su calor avive de nuevo tu quemadura.
Y te dices que tuviste suerte, pero en realidad, aun no te haces a la idea.
Cuando llegas al otro lado de esa barrera que creías imposible de traspasar te sorprendes cuando ves como allí te aguardan las mismas incertidumbres. Pero la sensación es diferente. Porque ya sabes que los miedos permanecerán siempre, pero que a partir de ahora darás mas importancia a lo que tiene que llegar que a lo que se quedó en el camino. Y aunque tienes tanto que aprender, estas deseando hacerlo…y no podrías tener mejor maestro.
Y cuando te mira y la miras y vuestros labios, más rápidos que vuestras mentes, sellan de nuevo su promesa, comprendes, por fin, lo que es la felicidad.
Y solo te queda darle las gracias, por preguntar.
jueves, 21 de abril de 2011
La soledad del Arquero
De “La soledad del arquero” (L.Yashin)
Es difícil ser único en un mundo estandarizado. Todos, hasta los que pretenden ser diferentes, acaban formando parte de un grupo, una tribu. Si te vistes de negro al completo y dejas que tu cara tome una tonalidad que asustaría incluso a un miembro del KKK, te veras pronto rodeado de otros seres de similar tendencia. Si decides que el pelo pincho es lo que se lleva, acabaras metido en algun after sin saber que hora es ni cuanto tiempo llevas sin dormir, pero eso si, tu coche brillara mas que las estrellas en la noche y serás mas ruidoso que el motor de un Boeing. Tú fliparas, pero mejor nunca sepas lo que la gente te desea cuanto se ve obligada a disfrutar de tu selección musical.
Pero algunos, pocos, si que logramos conservar nuestra independencia entre las masas. Incluso siendo parte de un grupo, apenas lo somos nominalmente. En el momento decisivo estamos solos, somos diferentes, lo sabemos…y nos gusta.
Soy portero. Guardameta, cancerbero, arquero, meta…tantos nombres para una sola figura, aislada, solo en mitad de la multitud.
Si, tienes otros diez compañeros dentro de tu equipo, algunos de ellos incluso muy cercanos (a veces, y con ciertos entrenadores, muchos y aun mas cercanos). Pero…no son como nosotros. De hecho, ni siquiera vestimos igual, estamos marcados, para que nadie pueda evitar reconocernos. El contacto de sus manos con el esférico es pecado, el nuestro, salvador. En el área nadie manda más que yo, soy el rey, el tirano…pero si salgo de ella, es como si entrara en un mundo diferente, más oscuro y cruel, el reverso tenebroso del portero. En cierto sentido cuando nos arriesgamos a trascender la línea blanca que marca la frontera de nuestro reino, nos convertimos en émulos de aquellos exploradores de antaño, que partían hacia lo desconocido…
Somos odiados. Lo sabemos. Si, nuestra afición nos aplaude cuando evitamos un tanto, respira cuando desviamos un tiro, pero…en el fondo de los corazones de todos los hinchas, de cualquier amante del futbol, existe un rincón de profundo resquemor contra nosotros. El futbol es gol, solo se gana si se marca uno más que el contrario… y nosotros, maldecidos por el destino, somos los encargados de negar lo más sagrado de nuestro deporte. Somos como Judas, necesario para que la historia se cumpla, pero no precisamente alabados por nuestro protagonismo.
Pero a veces, muy de vez en cuando, uno de los nuestros, en nombre de todos, se toma cumplida venganza. Un gol de un portero es la paradoja suprema de nuestro deporte, y para mi, personalmente, la confirmación de que nunca se debe perder la esperanza, de que incluso los condenados pueden esperan ser redimidos, aunque sea por un breve segundo.
Es difícil mantenerse totalmente cuerdo viviendo siempre al filo del alambre. Podemos estar parados, como si fuéramos simples espectadores privilegiados, la mayoría del partido, y de repente vernos obligados a desatar toda nuestra agilidad en una jugada aislada. Si, puede que sea imposible parar un balón, pero siempre, por muchos defensas que haya, por muy bien que lo hiciera el delantero y por vendido que estés en la jugada decisiva, la culpa final será solo tuya. Serás culpable, y cada uno de los tantos que reciban serán otras tantas pruebas de tu delito. En cierto modo, es como si cometieras un crimen delante de miles de testigos…no puedes escapar.
Es inevitable entonces que a veces cometamos actos que a ojos de los demás puedan parecer desquiciados. De hecho, seguramente lo serán.
Por algún lado tiene que escaparse esa presión intensa que sentimos. Todo ser humano, incluso nosotros, seres apestados, al margen de la sociedad, debería tener derecho a vivir en paz, a no ser atacado una y otra vez. Si, nuestro trabajo es sucio, cuando lo hacemos bien hacemos infelices a miles de personas, deberíamos sentirnos miserables, malvados…y no lo hacemos. La basura huele mal, pero para que todos vivamos bien, alguien tiene que recogerla. Nosotros, en cierta medida, somos iguales. No nos miréis con odio, apreciad nuestros servicios…comprendednos, solo Intentad comprendednos.
Y si no pensad que tal vez algunos de vuestros hijos, poseído por la locura, puede convertirse en uno de los nuestros…nadie esta libre, nadie, recordadlo…y rogad por nuestra alma.