martes, 24 de abril de 2012

Aniversario


Me atrapaste de improviso, y en lugar de luchar, me rendí sin condiciones. Hoy se cumplen un año y un día de aquel momento en el que dictaste sentencia. Yo era culpable, lo admití, y desde entonces pago mi pena. Pero, lejos de desear la libertad, me ciño las cadenas, cierro el candado y arrojo las llaves al vacío.

Ni purgué mi delito ni de nada me arrepiento. Solo deseo permanecer eternamente prisionero, siempre que tu seas el guardián de mi prisión. Allí, en los muros de mi celda, donde trazados se hallan los días de mi castigo, coloque al final de la cuenta, esperanzado, el signo del infinito.