jueves, 24 de junio de 2010

Llamadas del pasado

A veces uno se pregunta porque la desproporción gobierna el mundo. Como un premio de lotería, que hace ganar a un afortunado en un segundo lo que otra persona no ganaría trabajando cien años, tu puedes intentar olvidar a alguien, esconder su recuerdo en el ultimo rincón de la memoria, labrar a su alrededor, hora tras hora, día tras día, un profundo foso, levantando imaginarios muros que rodeen su imagen, hasta creer que has vencido, que ya no significa nada, que todo se acabo, por fin.


Y entonces, una simple llamada te devuelve a la realidad. Y al tiempo que gozas escuchando su voz, imaginando su rostro, sus gestos, su mirada, deseando poder tocar su piel como ella toca la tuya con sus palabras, en ese mismo instante se rompen las barreras, se quiebran las esperanzas, retornan los fantasmas que nunca se fueron ,que solo permanecían escondidos, a la espera de una oportunidad.


Y por un momento, comprendes a los masoquistas, cuando ves como el placer y el dolor, la gloria y el infierno, apenas están separados por una casi imperceptible barrera, más fina que el más delgado folio.

Porque ella esta ahí, y nunca se ira, o al menos, no te abandonara cuando tu voluntad decida, sino cuando ella quiera.

Porque sabes que cuando vuelvas a verla, si vuelves a verla, le sonreirás, intentaras mostrarte contento, alegre, feliz, aunque en tu corazón mientras tanto se claven mil puñales. Y le hablaras y te mantendrás a distancia, aunque quisieras acercarte, acariciarla, besarla, sumergirte en los lagos de sus ojos, incluso ahogarte en ellos, mejor morir en su mirada que vivir sin ella…


Y sabes que ni siguieras estas enamorado, o al menos no lo estas del mismo modo que otras veces. Porque no es su juventud lo que te atrae, no es su belleza, ni siquiera su cuerpo. No sientes una pasión enfermiza, no la ves como una diosa, no te corroe el deseo, ni se te nubla el pensamiento, no la idealizas, no le perdonas sus fallos, si es que los adviertes.


Y sin embargo, su voz te parece música celestial, su madurez no un defecto sino una virtud, su tranquilidad un oasis de paz en mitad de un mundo al borde de la locura. Y piensas que puede que si, que eso no sea estar enamorado, sino algo mucho mejor. Porque ella no te gusta porque algún pequeño diosecillo cabroncete clavara sus dardos en ti, sin razón alguna, sino porque lo vale, porque es alguien maravilloso que merecería que la vida le sonriera….y a ti te gustaría ser la sonrisa de su vida.


Tiempo, mucho tiempo, solo eso, y nada más que eso, es lo que necesitas. No luchar contra el destino, sino intentar navegar por el. Al menos te das cuenta de que no es el mismo dolor que otras veces, cuando haces lo que puedes pero no hay final feliz, solo queda esperar a que aparezcan los títulos de crédito y buscar otra película. Y si no, siempre podrás escribir en tu epitafio, como Sinuhe, que viviste solitario, todos los días de tu vida…

jueves, 17 de junio de 2010

Un dia soñe con el cielo

Una tras otra van cayendo las canciones. Golpeando sus oídos, rebotando en su alma, a ratos ahogándole, sumergiéndole en lo mas profundo de la desesperación…otras, elevándole, dejándole respirar , permitiéndole salir por un segundo del infierno. Del hombre del piano a una canción cualquiera de una banda sonora de Tarantino, sabe que algo une todo ese hilo musical, algo que esta dentro de el.

Hoy esta mal, ayer estaba peor. Dentro de la espiral de autocompasión y miseria en la que se había convertido su vida, podría decirse que estaba mejorando. Era como si después de que le hubieran disparado, le hubieran sacado todas las balas. Ahora solo le quedaba restañar las puñaladas.

¿Qué queda? Sabe que debe levantarse. Y lo hace. Pero enseguida vuelve esa sensación de impotencia, de desgana, de un desprecio a todo lo que le rodea y a su propia existencia que le hace volver a tumbarse en la cama…y entonces, es cuando de verdad empieza lo peor. Es cerrar los ojos, y venir a su mente todo aquello que quiere olvidar, todo lo que nunca dijo y debió decir, su imagen, su voz, su presencia.

Esa sensación…te han arrancado el corazón, pero sigues vivo, te han quitado la esperanza, pero no te han concedido el consuelo del descanso. Desearías estar muerto, pero en cierto sentido, ya lo estas.

En realidad, lo más terrible de todo es que conoces lo que va a ser tu futuro, sin el menor genero de duda. Meses de pesadillas, de reproches, de noches desesperantes y días sin sentido. Y al final, el paso del tiempo que terminara enterrando en su seno la angustia y el dolor…pero siempre, siempre, dejando una pequeña esquirla clavada, que jamás podrá ser eliminada. Otra muesca en el revolver del destino, una cicatriz más en el alma.

Nadie debería conocer su destino, si algo nos caracteriza como especie es que somos capaces de evitar pensar en el futuro, nos abstraemos de la realidad, de mirar demasiado adelante…porque todos conocemos el final de la película, y pensar seriamente en eso, nos volvería locos…si de verdad fuéramos tan racionales como presumimos.

lunes, 7 de junio de 2010

Melancolia

“A veces llega un momento en que, te haces viejo de repente, sin arrugas en la frente, pero con ganas de morir…”

La senda del Tiempo, Celtas Cortos

Nacer, crecer, morir. Eso es vivir. Avanzamos, dejando a nuestras espaldas, cada vez más grande, el páramo de nuestro pasado, mientras vemos como se deslizan los granos del Futuro en el reloj de arena de nuestra existencia.

El tiempo pasa, y nosotros con el. De participar en comuniones, a asistir a ellas, bautizos, bodas y entierros jalonan nuestra existencia, y su distinto volumen marcan nuestro ritmo

De vez en cuando echamos la vista atrás, pensando en lo que fue, en lo que no fue y pudo ser, en lo que nunca será…y en ocasiones, de repente, nos damos cuenta de que muchas cosas nunca volverán, que ya no están ni podemos llegar a ellas de nuevo.

Cuando murió mi abuela, con ella se fue la mayor parte de mi infancia, mis recuerdos de una casa alegre que ya nunca volveré a visitar (puedo ir aun a ella…pero ya no es la misma, la que yo conocí no esta), los felices días del ayer, cuando la ilusión de lo que vendría siempre vencía al miedo de lo que podría llegar.

Y todo esto es y será, por siempre, inevitable. Todos conocemos nuestro final, y mucho peor aun, todos sabemos el final de todos aquellos que amamos y queremos. No hay alternativas, algún día, la tragedia llega. Y el que sea segura, no le resta un ápice de dramatismo, de tristeza, es un adiós eterno, un hasta siempre, un nada volverá a ser igual, sin ti.

Ni siquiera las personales son las únicas perdidas. Nunca volveremos a tener 5 años, ni 10, ni 20…nunca volveremos a disfrutar de nuestra infancia, de la adolescencia, de descubrir el mundo poco a poco, de entender que cuando un es mayor nada es distinto realmente, solo se es mas viejo.

El paso del tiempo…haced la prueba, rebuscar entre vuestros recuerdos, sacad un álbum de fotos, recorred vuestra memoria en imágenes.

Las modas cambian, esos pelos ahora no se llevan, pero…ese eres tu, esos tus padres, aquellos, los que ya no están, ni nunca volverán. Ni ellos ni esos días que solo permanecen en su cárcel de papel, esperando volver a ser de nuevo cuando alguien los mire, hasta el día que nadie lo haga y los recuerdos se pierdan para siempre.

“Piensa en las cosas que te hacen sentir,
cada segundo vivir y escapar,
este momento y la gente pasar,
sientes por dentro que todos se van”

Escapar, Moby y Eva Amaral

martes, 1 de junio de 2010

Caminando

Caminando por la calle, inmerso en una canción, viendo fluir el mundo a tu alrededor, navegas como un velero entre un mar de gente, con una sonrisa en la boca a modo de salvavidas, ni alegre ni triste, sino todo lo contrario.

Pensando, soñando, imaginando, creando mundos ficticios, viviendo momentos imposibles que nunca existirán. Te sientes eufórico y al tiempo te invade la melancolía. Te ves bien, no te ves. Esperas un mañana mejor, estas seguro que nunca habrá un mañana.


Ni tu mismo entiendes que te pasa, ni jamás conseguirás explicar tus sensaciones. Es como tener a dos personas distintas conviviendo bajo un mismo cuerpo, es como vivir sin vivir en ti, estar libre y al tiempo encarcelado, ser al tiempo guardián y prisionero, saber que una palabra tuya bastara para sanarte, y sentir que jamás podrás pronunciarla.


Y seguir adelante a pesar de todo. Y entender que si hoy la puerta esta cerrada, mañana tal vez, la encuentres abierta. Y creer que todo es posible, que no caminas en círculo, que el siguiente paso te aleja del pasado, que nada esta condenado a repetirse, que todo es nuevo hacia adelante. Que repetirás errores, sin duda, pero que alguna vez dejaras de cometerlos. Y que si solo existe la suerte, alguna vez saldrá cara.


Nada es eterno, ni el dolor ni la felicidad, ni lo bueno ni lo malo. Ni llueve siempre, ni siempre el sol nos ilumina.

Pero recuerda, ni en la noche mas oscura deja de brillar alguna estrella…

aunque no la veas.