miércoles, 26 de mayo de 2010

Llegaron del espacio

Lo había intentado, no una, sino muchas veces, pero hasta ahora, la suerte, la inspiración o más aun posiblemente el talento (su falta) no le habían permitido alcanzar su sueño.


Y su sueño, como el de cualquier lector de verdad, era ser escritor, escritor de ciencia ficción, claro.


Había leído y releído desde que tenia memoria las grandes obras de los clásicos del genero, y tal vez por eso, cuando intentaba abandonar la lectura y blandir la pluma, todas sus ideas se le revelaban como remedos mas o menos decentes de alguno de esas historias. Era frustrante, el quería escribir algo original, que jamás antes mente alguna hubiera imaginado, pero una tras otras, sus líneas argumentales tenían que ser abandonadas, y su humillación se hacia aun mas profunda.


Desde los viajes espaciales a las visitas de seres de otros mundos, guerras e imperios galácticos o inventos del futuro, todo fue hollado y desechado.


Por fin, un día creyó encontrar algo distinto, en el poco sutil subgénero de los monstruos del espacio. Si, ideó el que en su opinión era el más terrorífico ser del universo, ya que parecía imposible lograr crear nada que provocara la fascinación de la gente, al menos esperaba horrorizarla.


Y fue entonces cuando llegaron, desde las estrellas.


¿Quién iba ahora a comprar ciencia ficción, quien a atemorizarse con sus relatos, si ahora se habían convertido en realidad? Ni siquiera tuvo la oportunidad de aparecer como una especie de precursor, de visionario, ya que “El Descenso” se produjo antes de poder entregar el manuscrito.


Y Kalhez volvió a sentir un odio inmenso por las criaturas del espacio, no por destruir su mundo, sino por acabar con su sueño.


Y mientras trabajosamente salía del líquido elemento arrastrando su concha, esperando que la asfixia aliviara eternamente su dolor, dedico sus últimos pensamientos a esos horrores galácticos, a esos gigantes llenos de asquerosas protuberancias, a esos seres despiadados que casi habían terminado con los de su raza, al mil veces maldito “hombre”.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Conversaciones desde el Grifo Dorado(del tiempo y los cromagnones)

Escribí esta historia a modo de homenaje a una serie de relatos de Arthur c.clarke publicados bajo el nombre de “cuentos de la taberna del ciervo blanco”, una de las mejores colecciones de cuentos de ciencia-ficción que he tenido la fortuna de leer. Sé que no esta en mi mano conseguir atrapar la atmósfera maravillosa que impregnaban sus historias, pero espero conseguir al menos captar la atención del lector y...quien sabe, tal vez iniciar una nueva serie. Sin mas preámbulos, os dejo con el trío de protagonistas, esperando que disfrutéis de la historia...y de las cervezas.

- Viajes en el tiempo...estupideces sin cabeza, cuentos para gente con demasiada imaginación y poco sentido común- exclamo malhumorado Ronald , mientras apuraba su cerveza y pedía otra a sally, la espumosa camarera del grifo dorado.


- No te excites Ron, recuerda tu ulcera- comento con ironía Sammy- no querríamos verte aun más avinagrado y bebiendo leche-


- Paparruchas, yo no estoy excitado- respondió ron con excitación- pero me indigna ver como se da pábulo a fantasías de ese estilo, propias de adolescentes granujientos, en determinados círculos científicos


- ¿Y exactamente que es lo que te parece ridículo de esas teorías?, pregunté yo, a sabiendas del vendaval que iba a desencadenar, y, lo confieso, deseoso de hacerlo, pinchar a Ron es el deporte favorito en el departamento, y no es que no le apreciemos, cuando su agresivo carácter esta en calma es un excelente compañero, pero verlo en ebullición es un espectáculo, y este prometía ser de los mejores...


-¿qué, osas preguntarlo Martín?¿Es que te han sorbido la mente con una pajita?¿O es que con tantas horas dando clase a esa panda de analfabetos funcionales de cerebro de mosquito, pequeños delincuentes juveniles a los que tantas horas delante del ordenador y la TV ha convertido en amebas humanas se te ha pegado su inteligencia?-esta clase de discursos eran muy propios de ronny, a pesar de lo cual es el profesor mas entregado a su trabajo que conozco, con una autentica pasión por la enseñanza y el contacto con los alumnos, pero...antes de admitirlo se cortaría la lengua- pues bien, si es preciso daros a vosotros también una conferencia, os la daré, pero antes dejadme remojar el cerebro- termino mientras se bebía de un trago la mitad de la nueva jarra.

Mientras el húmedo lubricante era reciclado en el orondo cuerpo de Ronald, como el combustible esencial que era para su cerebro, me dedique a observar el escenario donde nos encontrábamos, nuestro rincón sagrado, hogar mas autentico que el nuestro y punto de unión para la pandilla de desgarbados individuos que formábamos.

Era, y es el Grifo Dorado, gracias a dios aun es, ya que en los tiempos que corren cada dia es más difícil encontrar un lugar así, una especie de paraíso terrenal soñado por un varón adulto(o sea, un niño grande), una gran sala llena de humo, una acogedora y variada muestra de sillones, sillas y mesas, una enorme y cálida chimenea, y decenas de grifos decorados con Grifos donde corrían ríos de algunas de las mejores cervezas que un mortal pueda probar, todo ello a cargo de Harry, el amistoso y abstemio dueño del local, y Sally, una rubia de bote de 50 años, que hacia la veces de camarera, madre y conciencia de cada uno de nosotros, dependiendo si necesitábamos de ella una cerveza, Una reprimenda o un consejo.


Y allí, en el rincón a la izquierda de la chimenea, era donde, desde hacia 3 años, todos los martes y jueves se reunía nuestra pequeña sociedad, formada por Sam, profesor de historia y arte, Ronald, ciencias naturales, y yo, literatura y lengua española, que ejercíamos nuestra profesión en el instituto Howards, centenaria institución docente donde se han formado algunos de los mas celebres y respetables sinvergüenzas de la comunidad británica (de los cuales varios han llegado a ministros).


A lo largo de estos años muchas tertulias han surgido mientras disfrutábamos de los mullidos sofás, la pipa encendida y la jarra llena, y la mayoría nacieron de la desbordada energía que Ron imprimía a sus posturas.


-Bien, caballeros, tomen asiento- dijo con gesto grandilocuente, como si se estuviera dirigiendo a una audiencia más numerosa que la formada por mi, sam y Gladys, la ronroneante gata de Harry, que se había acercado silenciosamente a nuestra asamblea, y aguardaba, con gesto de aburrida paciencia, las palabras de nuestro compañero-, estamos reunidos aquí para intentar inculcar en las débiles mentes de algunos de nuestros condiscípulos- el desprecio hacia todas las formas de inteligencia inferiores a la suya, que si hiciéramos caso a su opinión era un grupo integrado por el resto de la humanidad, era una de las cualidades mas destacadas en la poco moderada personalidad de ronald- la imposibilidad absoluta del viaje en el tiempo. Intentaremos explicar dicha imposibilidad con razonamientos los suficientemente sencillos como para ser procesados por sus diminutas mentes-otra pulla, estaba en su salsa- así que comenzaremos por el principio.

.En primer lugar debemos entender que el viaje a través del tiempo tiene dos partes bien diferenciadas, por un lado la posibilidad de atisbar en el pasado, y por otro la de penetrar en el futuro.

Si nos dedicamos primero a meditar sobre la primera de estas cuestiones, debemos entender con claridad un concepto, el pasado es inmutable. Ah, ya sé, ahora me saldrán ustedes con lo de los universos paralelos, o el clásico:”Y si viajo hacia el pasado y mato a mi abuelo,¿ naceré yo?”- nadie había salido con eso, pero a Ron le gustaba llevar la contraria siempre, hasta a si mismo- pues bien, eso no son mas que idioteces, puras invenciones de escritores poco realistas, que intentan rizar el rizo y escapar de la verdadera y cruda realidad- creo que esto iba dirigido a mi- nada que haya sucedido en el pasado puede ser cambiado, así pues esto nos deja solo ante estas opciones: La de que el viaje al pasado nos trasladara allí, pero a otra dimensión, en la que seriamos apenas sombras, fantasmas, sin posibilidad de interactuar con los habitantes del pasado, o bien que si podemos viajar al pasado y interactuar todo lo que se haga ha sucedido ya, forma parte de ese pasado, así que tampoco nos afectaría en absoluto. O también, y esta es la simple realidad, el viajar al pasado no es mas que una alucinación sin sentido. Puedo admitir que tal vez, cuando avancen aun mucho más la ciencia y la tecnología, pudiéramos atisbar el pasado a modo de película, como ahora vemos la luz de estrellas que ya han muerto, pero solo de este modo, sin causar cambio alguno.


Todo esto lo dijo de un tirón, casi sin respirar, de lo que daba fe sus enrojecidas mejillas y jadeante respiración, aunque tal vez la cerveza también interviniera en eso...


-Creo llegado el momento de pasar a la segunda hipótesis, el viaje hacia el futuro. Sin duda, alguno de ustedes me dirá que aquí no existe posibilidad de variar el curso de la historia actual, y que cualquier cosa que hiciéramos solo haría seguir el curso normal de la historia, mas...¿cómo puede existir la posibilidad de viajar al futuro, si el futuro no existe aun? Eso solo seria posible si diéramos por supuesto que todo esta absolutamente determinado, con lo que cualquier acción que acometiéramos ahora estaría dentro de un plan general en el que todo esta escrito y atado. Lo siento, algo como eso me parece simplemente absurdo, y nos quita a los hombres lo que de verdad nos identifica como raza, la posibilidad de equivocarnos y escoger el camino erróneo, de decidir sobre las cosas. Por otra parte...si de verdad se pudiera ir al futuro, significaría que también podríamos ir al pasado, lo cual ya he demostrado que es imposible. ¿A que me refiero? A que si podemos viajar hacia el futuro 100 años, también podemos viajar 50 años antes , con lo que estaríamos en el pasado, así si supiéramos que dentro de esos años una bomba inventada por un científico iba a destruir a la humanidad...¿qué nos costaría ir un poco antes y matar a dicho científico? No, lo siento, si la idea de retroceder en el tiempo me parece fantástica, la de adelantarnos al mismo es un absurdo aun mayor.


Y para terminar, sin duda pocas cosas serian más peligrosas que viajar en el tiempo, ¿habéis pensado como seria dicho viaje? Porque la gente imagina que nos subiríamos a un aparato de transporte, como quien sube al tranvía, y este nos dejaría en cualquier parada que nos apeteciera, en el lugar y la época que prefiriéramos. Claro, no piensan en que una cosa es trasladarse en el tiempo y otra en el espacio, que si pudiéramos trasladarnos 100 o 500 años antes nada nos garantiza que el lugar ocupado por la maquina y nosotros no estuviera ocupado por alguien o algo en ese momento, y si la ley de que el pasado es inmutable es fundamental, no menos fundamental es la de que el mismo espacio no puede ser ocupado simultáneamente por dos cuerpos.¿Quién sabe que sucedería si sucediera tal encuentro entre, por ejemplo, nosotros y un muro de ladrillos?


-Interesante-, admitió Sam, tras el silencio que siguió a la perorata final,-sin duda los que señalas son puntos a analizar, mas...¿qué te hace pensar que alguien no haya podido retroceder en el tiempo y sus acciones formar simplemente parte de la historia? Ni siquiera hablo de maquinas del tiempo, sino simples accidentes, que causaran que unos determinados individuos desaparecieran de esta era y fueran enviados hacia el pasado?

-Idioteces, aun admitiendo que pudiera existir alguna posibilidad, que no existe, de que eso sucediera, ¿no hubiera aparecido en alguna crónica histórica o algún arqueólogo encontrado algo que nos demostrara eso?

-¿y quien te dice que esto no haya sucedido ya? Antiguas crónicas medievales hablan de dragones, terribles monstruos voladores que arrojaban fuego, ¿no es acaso la imagen de un helicóptero de combate o un avión actual que tendrían nuestros antepasados? Y ¿qué sucedería realmente si encontraran algún objeto moderno en una excavación? Pues que seria desdeñado, pensando que alguien lo habría perdido, rechazada su antigüedad sin meditar siquiera en ella, ya que solo vemos lo que queremos.


-Tonterías, ahora dirás que existen los monstruos en el armario, que todos tememos cuando somos niños, porque solo los niños son capaces de ignorar la racionalidad...pura sensiblería, que en manos de pedagogos bobos y progres solo conducen a convertir a los adolescentes en niñatos ridículos sin sentido de la realidad, niños de 20 años, que viven en mundos de fantasía, y que nunca terminaran de admitir que su infancia terminó.


-Bueno, no es eso lo que dije, pero si, puede que a veces nos venga bien un baño de imaginación, tanto escepticismo puede llevarnos a dejarnos ciegos ante las novedades o la posible existencia de algo distinto...porque¿ cómo es posible que en tantas culturas distintas y alejadas en el tiempo se hable de seres similares, dragones, enanos, fantasmas y hadas, criaturas que no existen pero que, como todo los mitos, deben tener un trasfondo real? Yo no pretendo, dios me libre, defender que dichas razas existieron, o que el viaje en el tiempo sea algo mas que una teoría, pero intento siempre mantener la mente abierta-pronunció Sam calmadamente- además, ¿quién nos dice que los platillos volantes, en lugar de ser objetos venidos de un lugar muy lejano en el espacio no sean otra cosas que objetos terrestres, pero de otra época?


-Chico, cada día me preocupas mas, si no fuera por que creo que estas borracho te diría que fueras a visitar a un especialista- exclamo Ron, mientras deglutía las ultimas gotas de su quinta pinta.


-bien, ya que no te convences, creo que es el momento de contar un episodio extraño que me sucedió hace algunos años, cuando aun enseñaba en aquel pueblo perdido del norte de Gales, allí paso algo que tiene mucho que ver con lo que discutimos


-Vaya, una historia de galeses, supongo que aparecerán cervezas y balones de rugby- se mofó, desdeñoso, Ron


-Por favor, espera a oírla, antes de opinar.


-vale, cuenta pues- dijo ron mientras se arrellanaba en el sillón, con expresión de incomprensión hastiada.


-hace varios años, tras concluir los estudios conseguí plaza de profesor en un remoto internado de Gales, un paraje primitivo, con rocosas montañas, brezales infinitos y gentes supersticiosa y huraña, sin duda descendiente de aquellos celtas salvajes que seguían a sus druidas hasta la muerte. Era una comarca aquella que invitaba a creer en maldiciones y brujerías, donde entre la niebla eterna uno creía ver en ocasiones sombras gigantescas y sonidos misteriosos. No era extraño pues que me sintiera atraído por el folklore local y sus mitos. También, y conociéndome no os resultará raro, me dedique a investigar la producción local de cerveza, con la que mantenía una intensa y provechosa relación. Y fue en una de estas pesquisas, en una taberna de un pueblo perdido en el mapa, pero que llenara siempre mi corazón como el dorado néctar que allí servían llenó mi estomago, cuando, mientras hablaba con un parroquiano, mi mirada se detuvo en un rincón, y allí, estaba el.


-¿Él?-pregunté, conociendo que Sam esperaba la interrogación para continuar


-El-contestó-algo me llamo la atención cuando le vi, un aura de desesperación emanaba de su figura, su cara, escondida tras una botella, centelleaba a veces cuando sus ojos esquivos vislumbraban movimiento, como si estuviera esperando algo, o mejor, como si temiera que ese algo llegara de improviso. Le pregunté a mi contertulio quien era, y este, me respondió, algo esquivo,que un Lostfoger.


-¿Un Lostfoger, que es eso?- inquirió, sin poder evitar la curiosidad Ron


-Eso mismo pregunté yo, jamás había oído esa expresión, pero mi sorpresa fue mayor aun cuando a regañadientes me explicó su significado... al parecer, de cuando en cuando, y desde que la memoria de los más viejos del lugar podían recordar , algún habitante desaparecía por unos dias , perdido en la niebla, decían, pero por mucho que se le buscara jamás aparecía cuerpo alguno, vivo o muerto, hasta que, abandonada la búsqueda y dado por desaparecida la persona, esta regresaba, como si retornara de entre los muertos, con una mirada perdida en su rostro y sin querer, o poder, hablar sobre donde estuvo durante su desaparición. En ocasiones sin embargo nadie regresaba, y ninguno de sus cadáveres fue encontrado jamás, como si se los hubiera tragado la tierra.


El hombre sentado, solo en su rincón, era la ultima victima de la niebla, había “regresado” apenas hacia una semana, y desde entonces no quería hablar con nadie, solo aguardaba, agarrado nerviosamente a la misma botella todo el tiempo.


Como comprenderéis mi curiosidad, de por si tan despierta, desbordaba mi mente en esos momentos. Y así siguió durante las semanas siguientes. Seguí llegándome día tras día a la taberna, y allí siempre me aguardaba él, sentado en el mismo lugar, como si fuera una estatua que no necesitara el reposo. Con el tiempo fui haciendo progresos, primero sentándome mas cerca, luego intercambiando miradas, mas tarde un saludo, una invitación a beber, hasta que un día me habló. Y lo le respondí. No quise forzar la situación, así que aun me llevo mas de un mes hasta que Gary, que ese era su nombre, se decidió a contarme su odisea, no sin antes avisarme que le tomaría por loco. Y si no hubiera visto su expresión de absoluta sinceridad, tal vez así hubiera pensado. Porque su historia era demencial. Hacia unos meses, en una mañana otoñal fría y brumosa, Gary había salido temprano a cazar. Tras unas horas sin apenas atisbar animal alguno, un hermoso venado aparecía ante su vista, y sin dudarlo, le disparo con su escopeta. Y acertó, pero el tiro no basto para derribar a su victima, que huyo del lugar. En su persecución, Gary se interno mas y más en el brezal, abandonando los senderos, adentrándose por desfiladeros cada vez más estrechos, llenos de vericuetos y revueltas. Y sin darse cuenta, de repente se encontró perdido, mientras una niebla densa, que apenas permitía divisar mas allá de unos pasos, había caído sobre la tierra.

Pensó en volver, pero en aquel momento oyó el gemido del venado, y un ruido que sin duda indicaba su caída. Se dirigió hacia su derecha, la dirección hacia donde le pareció escuchar el sonido y, ciertamente, allí estaba el cuerpo del animal. Pero no estaba solo.


Alrededor del mismo, media docena de figuras semidesnudas se arremolinaban intentando hacerse con un trozo de carne. Tan ensimismados estaban en ello que no advirtieron la presencia del sorprendido Gary, que se había acercado, casi sin darse cuenta, hacia el grupo. Pero en ese momento, uno de los salvajes, un individuo de feo rostro, lleno de cicatrices y una barba montaraz, levanto la cabeza y le vio. Su reacción fue asombrosa, su grito resonó largamente, y sus compañeros, abandonando los restos sanguinolentos, levantaron sus lanzas en dirección a Gary.


-¿hombres semidesnudos, lanzas, se había encontrado con miembros de una comuna Hippie? –interrumpió con sorna Ron.


-No, no eran hippies precisamente...en esos momentos Gary no sabia que pensar ni como reaccionar, imaginaos la situación, y por eso, por el estado casi hipnótico en el que se encontraba, la tragedia era inevitable. El sujeto que le había descubierto avanzo impetuoso hacia él, con la lanza en la mano.


Y murió.

Gary me juro que el disparo fue un accidente, que no se dio cuenta de que había apretado el gatillo, que debió ser una reacción instintiva, fruto del miedo y la sorpresa. Pero lo cierto es que un certero disparo había atravesado el cráneo del guerrero, y este yacía desplomado delante de el, mientras, mas atrás, los otros cinco salvajes se habían quedado petrificados. Gary no supo como reaccionar, había matado a una persona, la escopeta se le cayo de las manos, se derrumbó en el suelo, con las manos sobre la cabeza, desesperado. Y así estuvo largo rato, hasta que un sonido rítmico atrajo su atención. En torno suyo, el resto de los miembros del grupo de cazadores, estaban posternados a sus pies, mientras un”ommm” continuo se deslizaba por sus gargantas. Se había convertido en un Dios, el dios del trueno. A partir de entonces Gary me dijo que vivió en una especie de sueño, sin darse demasiada cuenta de que hacia o sucedía a su alrededor. Al parecer fue arrastrado por sus adoradores hacia un campamento rudimentario, donde algunas criaturas mas le recibieron entre gritos guturales. Allí le dieron agua, traída en pellejo de un manantial cercano, y le ofrecieron un trozo de carne de venado. Aunque el accidente le había dejado sin ganas de comer, la caminata y el cansancio acumulado habían hecho que la sensación de hambre creciera. Sin embargo, a pesar de ese hambre, no hubiera sido capaz de tragar la carne que le ofrecían, cruda y llena de sangre. Entonces, rebuscando en sus bolsillos, encontró su encendedor. Reuniendo un puñado de hojas y hierbas secas, le prendió fuego, y pronto una chisporroteante hoguera se alzo en el claro. Los indígenas, temerosos, se alejaron del hombre de fuego(supongo que así le llamarían), y vieron con asombro como este ponía sobre el fuego el filete que le habían ofrecido. Un delicioso olor se propago por el lugar, y mientras Gary daba cuenta de la pitanza, algunos individuos, los más valientes o más curiosos, se acercaron a el. Gary, por gestos, les ofreció parte de su comida. Al principio estaban remisos, hasta que por fin uno se decidió a probar el nuevo manjar. Sus gritos sacudieron el campamento, y varios cazadores mas acudieron junto a Gary. Este cortando mas trozos del venado, se convirtió en cocinero improvisado, y unos minutos mas tarde la mayoría de la tribu estaba disfrutando de su primera comida caliente.


-¿tribu?, ¿Fuego?¿Pretendes sugerir que tu Gary había retrocedido a la prehistoria y se convirtió en el introductor del fuego?- rugió Ron


-No pretendo sugerir nada, solo cuento la historia tal y como me fue narrada. Y si no te importa, intentaré continuar.


Ron hizo un gesto desdeñoso con la mano, y Sam continuo con su relato.


-Habían descubierto el fuego, y a pesar de que el cambio de dieta les causo al principio ciertos desarreglos intestinales, al parecer se fueron acostumbrando a ella. Gary, acordándose de sus estudios juveniles, busco por el lugar hasta encontrar rocas de pedernal, con las que, ante el asombro de sus discípulos, hizo saltar chispas hasta encender una nueva hoguera. Si, en cierto sentido Gary no pudo evitar querer pasar a la posteridad como benefactor de la humanidad, el nuevo prometeo...¿ o tal vez haya que decir el viejo?


-Hacia tiempo que no había oído un puñado de sandeces tan estúpidas y...- comenzó a decir un congestionado Ronald, aunque su enfado no le dejó continuar, y tuvo que resignarse a vaciar de nuevo la copa.


-Pero eso no es todo, me falta por contar la parte final, lo que causo el estado en el que fue encontrado Gary. Días después de su encuentro, y mientras disfrutaba de un buen asado, algo de lo que estaba comiendo le resultó familiar....y tanto que lo era, los primitivos habían asado al guerrero muerto(tal vez para así capturar su espíritu y que su sabiduría y destreza se introdujeran en ellos) y estaban dando buena cuenta de el. Gary escupió, intentó vomitar todo lo que había tragado, y, en un arrebato de desesperación y locura, salió corriendo sin rumbo, sin dirección, durante horas, hasta que fue tragado por la niebla...y así fue como se le encontró mas tarde, con la mirada perdida, sin ganas de comer mas carne en su vida...


El silencio sucedió al final del relato, solo interrumpido por los borbotones de ira de Ronald, que parecían a punto de estallar como una erupción volcánica.


-Bueno, sera mejor que vayamos dejándolo por hoy- medié yo tras oír sonar las 11 en el reloj- mañana nos aguarda un largo dia y debemos estar despejados.


-Tienes razón- me sonrió Sam, mañana sera otro dia, y creo que Ronald ha bebido demasiado hoy.


-¿Qué, encima me llamas borracho?- exclamo iracundo Ron- si un hombre decente no puede beber una docena de jarras de cervezas sin que alguien le insulte no sé en que es esta convirtiendo este condenado país.


-Vamos Ronald, mañana mas- respondió afable Sam, mientras le levantaba y le ayudaba a mantener el equilibrio.

Nos despedimos en la puerta, y no pude evitar agitar la mano cuando su coche paso por delante mia, con el sobrio Sam al volante y el achispado Ron a su lado.


Si, sin duda era la pareja de gays más encantadora que conocía.





viernes, 14 de mayo de 2010

¿ Al carajo con Bognor ¡

Hay lugares que son conocidos por sus bellos paisajes, sus esplendidos monumentos, su rica cultura o su especial gastronomía.

También hay casos donde la fama proviene mas en concreto de algún sector de su economía, sea esta la industria, su puerto o ciertas actividades ilícitas…

Pero pocos sitios podrán esgrimir como el principal motivo de su celebridad una blasfemia, fuera pronunciada realmente o no…que en estos casos, es lo de menos.

En el sur de Inglaterra, no demasiado lejos de Brighton, se recuesta sobre la costa del Atlántico la pequeña ciudad de Bognor Regis, de poco más de 60.000 vecinos. Es una de esos típicos pueblos-balnearios de la costa británica a los que tanto satirizaba Wodehouse (a ellos y a sus excéntricos visitantes), y que a falta de otra cosa mejor(o sea, de un lugar con un agua que no te hiele el alma al bañarte y de un sol que te haga sentir ganas de introducirte en la misma) hacen las veces de un Torremolinos anglosajón.

Antiguo pueblo pesquero (algo que en ocasiones no era mas que un eufemismo de su verdadera y honrada actividad, el contrabando), a partir del siglo XVIII se convirtió en uno de los lugares de reposo de la alta sociedad inglesa, que acudían allí para relajarse y recuperar la salud…y de paso murmurar, presentar en sociedad a sus rollizas herederas y evitar que el sol les dañara en exceso su cutis blanquecino.

Por entonces, el nombre del lugar era Bognor, sin el añadido de su apellido regio. Este lo toma a partir de 1929, cuando el monarca británico de aquel entonces, Jorge V, siempre delicado de salud, convaleció allí tras una grave enfermedad.

Bognor fue escogido por su fama de saludable y los benéficos efectos de su clima en sus visitantes.

Pero…uno tiene la impresión de que aparte de ser un lugar “realmente” sano, también debía ser “mortalmente” aburrido. Solo así se explica las ultimas palabras atribuidas al monarca en su lecho de muerte (posiblemente no mas que un mito, pero eso ya no importa…). Alguien, para animarle, le dijo que parecía encontrarse mucho mejor, y que dentro de poco podría volver a Bognor a terminar de restablecerse.

En esos momentos, seria cuando el monarca pronunciaría sus inmortales palabras, con las que nos despedimos:

Bugger Bognor ¡”*

*: Que vendría a significar mas o menos(aquí podéis encontrar una explicación mas exacta de lo que vendría a equivaler en castellano) “¡ Fastidioso Bognor¡”. Si, en el titulo del artículo, no he podido evitar traducirlo de forma menos educada y más castiza….y seguramente más cercana al espíritu real.

Posdata: Por cierto, no quiero dejar pasar el recordar el asombroso parecido entre el rey inglés y el ultimo Zar de Rusia, Nicolás II(algo no tan extraño sabiendo que eran parientes), que les llevaba a veces, cuando el monarca ruso visitaba el Reino Unido, a intercambiar sus papeles, para confusión de sus acompañantes…os dejo una fotografía, para ver si sois capaces de decir quien es quien…

lunes, 10 de mayo de 2010

El último hombre vivo

“Todo empezó hacia el 2012, aunque por entonces, como casi siempre, nadie se dio cuenta.

Las investigaciones de los cuatro de Princeton sobre la memoria humana, su descubrimiento de que era posible almacenarla como si se tratara de otro simple archivo informático fue, si, una noticia muy comentada. Pero de poco habría servido (la memoria se podía archivar, pero no descifrarse ni leerse, era en cierto sentido como guardar un libro escrito en un idioma indescifrable) si no se hubieran producido al tiempo otra serie de avances que, unidos, transformaron el mundo (y la sociedad) como ninguna otra revolución de la historia.

Los trabajos sobre la clonación desembocaron en la creación de los primeros miembros orgánicos artificiales, desde allí era casi inevitable, a pesar de todas las reticencias religiosas y éticas, que alguien llegara algún día a la copia total de un cuerpo humano…

El proceso era imparable. Espoleados por el sentimiento de estar mas cerca que nunca de llegar a cumplir el sueño eterno del hombre, vencer a la muerte, los científicos se embarcaron en una carrera de descubrimientos continuos, todos dirigidos hacia el gran final.

Ni los ataques de los fundamentalistas, ni las objeciones morales y los intentos (torpes y débiles) de ciertos sectores políticos de detener la marea pudieron frenar las investigaciones. La masa, ante la posibilidad de obtener la inmortalidad (o algo en cierto modo parecido) estaba dispuesta a romper cualquier barrera…y a cualquiera que pretendiera establecerla.

Fueron años de locura, pero no de una locura que condujera a tomar riesgos, sino todo lo contrario. Como cuando una guerra esta a punto de terminar, nadie quería figurar como la ultima baja de la misma. Una especie de miedo a todo, una psicosis colectiva que impregnaba cada uno de los gestos y acciones de la sociedad se extendió por el mundo…

Y llego el 2043, y con el, según algunos, el nacimiento de una nueva especie, el homo eternus. El momento en el que fue posible introducir la memoria almacenada de un individuo en uno de los cuerpos artificiales y que este asumiera desde ese instante la personalidad completa archivada del anterior fue sin duda el más importante de la historia de la humanidad. El hombre se había liberado de la tiranía del cuerpo, la verdadera esencia del mismo, su mente, nunca seria destruida, podría fenecer la carne, pero esta, como se veía ahora, no era mas que materia corrupta…reemplazable. Ahora, tras millones de años de evolución, el hombre había dado el salto decisivo…ya no hacían falta Dioses, el hombre se había transformado en uno…”

Del ensayo “La humanidad eterna” de Louis Wingwith

…El tiempo se acababa, por un instante vio en su mente la imagen, mil veces repetida, de los últimos granos de arena cayendo al vacío infinito.

Sabía que iba a morir y que con su muerte el círculo se habría completado. Y no tenía miedo, y ni siquiera turbaba su mente el insano pensamiento de que en su mano estaba dar la vuelta al reloj, de que la arena siguiera fluyendo nuevamente.

Le habían tachado de estúpido, algunos incluso pretendieron probar que estaba loco, intentando obligarle a que desistiera de su propósito. Pero nadie, ni individuos aislados ni leyes o gobiernos pudo detenerle ni doblegar su voluntad.

No, no se trataba de una pretendida superioridad moral, ni de un intento (mortal) de llamar la atención. Ni siquiera deseaba ser ejemplo de nada ni de nadie. Esto era algo solo entre el y su conciencia, sabia que podía equivocarse, y que a diferencia del resto de sus congéneres ese error seria definitivo, sin solución…pero se trataría de un error suyo, de una decisión tomada desde la libertad, esa que nos hace verdaderamente hombres y que estaba a punto de desaparecer de la sociedad actual, victima inevitable de los nuevos tiempos…

Si nadie moría, si nada de lo que se hiciera significaba realmente un riesgo, si todo no era mas que un juego sin final, con vidas infinitas… ¿Qué quedaba realmente del libre albedrío, que de mirar al futuro con temor, pero también con esperanza, que de legar a las nuevas generaciones la sabiduría (y también la ignorancia), en suma, de ofrecerles el mundo para una vez cumplido nuestro tiempo retirarnos y pasar el testigo al siguiente relevista?

Ya nadie moría…pero tampoco nadie nacía. En previsión de evitar la superpoblación (inevitable desde el momento en el que nadie abandonaba el barco pero seguía subiendo gente al mismo), se aplico la Esterilización masiva a todo miembro de la sociedad…una sociedad soberbia, que se creía con el derecho a ser la ultima generación humana viviente, a partir de entonces, siempre serian los mismos los que manejaran los controles…y ningún genio nacería para renovar la sangre, ningún verdadero humano, mezcla de carne y mente, sabedor de su limitaciones pero al tiempo capaz de luchar por vencerlas, volvería a pisar la tierra. Si, tal vez habíamos ganado el cielo…pero habíamos perdido el alma.

No, el no se sumaria a ese nuevo mundo. Si ellos lo habían querido así, que se lo quedaran.

El prefería desaparecer de escena, sin ni siquiera salir a dar un ultimo saludo, sin esperar aplauso alguno por su actuación, pero orgulloso de sus logros, y mas aun, de sus fallos.

Con el desaparecían todos sus recuerdos, y con ellos la memoria de un ayer que nunca volvería, y de unos seres que nadie mas amaría. Y era justo, así había sido siempre, hombres mejores que el perecieron, devorados por las sombras de la muerte…pero ninguno mas, ni bueno ni malo, ni grande ni mediocre, inscribiría su nombre tras el suyo en la lista, hasta entonces infinita, de la parca.

Ya era la hora, la sentía llegar. Dejo vagar por ultima vez la mente, mientras las imágenes de una vida, plena, satisfactoria y, sobre todo, finita, desfilaban ante el.

Y cuando el aliento postrero se le escapaba, llevándose con el su alma (¿inmortal? Quien sabia), no pudo evitar soñar con aquel juego que de niño tanto le fascinaba. Y se sintió como un portero plantado en mitad del área, acosado por la delantera enemiga. Y vio como uno de sus rivales lanzaba un tiro fuerte y ajustado, y supo que por mucho que se estirara, jamás podría detener ese balón…

Y la pelota, entró.

Posdata: Este cuento esta basado en una idea original de mi amigo Luís, birlada vilmente ( tras unas jugosas conversaciones sobre ciencia ficción). Así que a el va dedicado.

viernes, 7 de mayo de 2010

Con Nocturnidad

Me contaste, bella amiga, esa noche de tormenta retumbante, mientras todos
los cristales se combaban sacudidos por el trueno poderoso, los recuerdos
despreciables que obtuviste de esa época perdida en los bares degradados,
tormentosas relaciones entre seres castigados por los dioses justicieros,
esos Ángeles caídos golpeados por la vida que se escapa por los poros
de sus cuerpos chorreantes, sus lamentos se reúnen en los coros
infernales de los muertos maldecidos, torturados y corrompidos
por sus vicios despreciables, sus pasiones decadentes, coloridos
son sus trajes, mas sus cuerpos son carroña y sus huesos ya podridos
se deshacen en un polvo gris oscuro arrastrado por los vientos,
vertederos de las glorias consumidas por el tiempo, de talentos
derrotados por los años y los excesos, por humanos sentimientos
que desbordan las barreras de decencias anquilosadas, pervertidos
son los puros, los temores de pecados abominables son vencidos
Y en las camas generosas solo quedan como dueños los sentidos.
Fueron años olvidables me dijiste, aunque al ver esos tristes ojos
Tuyos, de mirada desvaída, que se enmarcan en tu cara como tajos,
Sé que mientes y que añoras temerosa esos días de pasión y sueños rojos

martes, 4 de mayo de 2010

Aun luchamos por salir del mar de dunas…

En medio del mayor, mas cruel y sanguinario de los conflictos humanos, que perturbó a todo el planeta como ningún otro lo hizo antes (o después), destrozando países, ciudades y monumentos (y sobre todo almas, cuerpos, mentes y corazones), afectando a cientos de millones de personas y matando a decenas de millones de seres humanos, en mitad de esa vorágine de destrucción y sangre, de horror sin medida, se desarrolló una pequeña y triste historia (de esas historias en minúsculas que aunque no cambian el destino de las naciones penetran en nuestra conciencia de una forma mucho mas cercana que las grandes gestas de los generales o las glorias inventadas de tantos mediocres gobernantes), un suceso casi anónimo, una tragedia muy alejada en cuanto a cifras a los grandes nombres de esa contienda, escritos en sangre.


No, aquí no contaremos los muertos por decenas o cientos de miles, ni hablaremos de la crueldad ejercida por el hombre hacia el hombre, que no por conocida y asumida es menos dolorosa y despiadada. Solo nueve hombres, nueve vidas, fueron borradas de la existencia, y en su muerte no intervino, al menos conscientemente, la mano de ningún semejante. Porque lo paradójico de su amargo destino es que mientras se desarrollaba la segunda guerra mundial, caracterizada, como todas las guerras modernas, por la deshumanización del combate, por el triunfo de la técnica y la ingeniería, la batalla de esas nueve almas se dirimió contra el más antiguo enemigo del hombre, la naturaleza hostil.


La tarde del cuatro de abril de 1943, un avión, el Lady Be Good, un bombardero B-24 Liberator de las fuerzas aéreas norteamericanas, despegó del aeródromo de Benina, cercano a Bengasi, en Libia. Su destino, Nápoles, donde iba a efectuar un ataque sobre el puerto junto a dos docenas de aparatos más. Era su primera acción de guerra, ya que avión y tripulación acababan de llegar desde el otro lado del océano.


Una tormenta de arena y la caída de la noche evitaron que el bombardeo tuviera lugar. Las 25 aeronaves volvieron a su base…todas menos una, el Lady Be Good.


Sin conocer el punto donde se encontraba, el desdichado aparato, tras atravesar el mediterráneo (sin darse cuenta del todo), sobrevoló su aeródromo, internándose en las profundidades del desierto, para desaparecer durante décadas de la historia y la memoria de los hombres.


Pero para nueve hombres, era solo el principio de una lucha sin esperanza por la supervivencia, un monumento imborrable a la perseverancia y fortaleza del ser humano, que aun en la derrota es capaz de mostrar lo mejor de su espíritu.


Hacia una hora que el cuatrimotor debería haber aterrizado. El capitán ya se había dado cuenta del error, pero no quedaba ni tiempo ni combustible para rectificar. En lo que luego se demostraría que fue un nuevo fallo, decidió, en lugar de intentar realizar un aterrizaje de emergencia, que la tripulación saltara en paracaídas.


Así, en la madrugada del cinco de abril, nueve hombres se lanzaron en mitad del Sahara, a trescientos kilómetros de la civilización, perdidos en la nada, con apenas una cantimplora para aplacar su sed.


De los nueve, solo ocho aterrizaron con vida. El teniente John S. Woravka tuvo suerte. Su paracaídas no se abrió, y murió al estrellarse contra el suelo, ahorrándose unos días de sufrimientos sin límite.


Pero eso nunca lo supieron sus compañeros. Reunidos, buscaron sin éxito a su perdido amigo. Desolados, tuvieron que desistir finalmente en su rastreo, debían, si querían tener alguna posibilidad de salir con vida de aquel infierno de arena, poner rumbo al norte.


Y así lo hicieron, durante los cinco siguientes días, atravesando tenazmente el mas inhóspito de los desiertos de la tierra (el 13 de septiembre de 1922 se registró allí la mas alta temperatura de la que se tiene constancia sobre la tierra, 58 grados).


A pesar de las noches heladas y los días ardientes, de la falta de agua y comida, de la debilidad, de la perdida de la esperanza, de no saber donde se encontraban, ni de si su rumbo era el correcto o la distancia a la que se hallaba su destino, a pesar de todas las adversidades, los ocho supervivientes fueron capaces de recorrer mas de cien kilómetros.


Ese fue el final para cinco de ellos que, incapaces de continuar, decidieron dejar de avanzar, presuntamente aguardando a que sus compañeros lograran encontrar ayuda…o, como seguramente todos ellos sospechaban, a que les alcanzara, clemente, la muerte.


La ultima anotación del diario del teniente Toner, uno de los miembros del grupo de los cinco, reza lo siguiente:


"Domingo 11. Aun esperamos ayuda, aun rezamos. Los ojos mal, perdido todo el peso...todo me duele...Podríamos hacerlo si tuviéramos agua; solo queda para mojar la lengua. Tenemos esperanzas de ayuda muy pronto. No descansamos. Aún el mismo sitio. Lunes 12. Aún no llega el auxilio. Muy…fría noche"


Los tres restantes continuaron caminando hacia su fin, negándose a aceptar su destino, si la muerte pretendía alcanzarles, tendría que caminar mucho la condenada.


Treinta kilómetros mas al norte, llegó el final de dos de los perseverantes. el diario de uno de ellos, Ripslinger, terminaba así:


"Aun peleamos por salir del mar de dunas y encontrar agua"


Solo quedaba uno…uno de esos seres cuyo ejemplo vale mas que cien libros de autoayuda, y cuyo esfuerzo, baldío esfuerzo a la postre, al menos para el, jamás debe ser olvidado. Porque es por gente como el por lo que el ser humano merece ser perdonado por todas sus maldades y elevado por encima de las restantes especies. Solo, sin agua, fue capaz de seguir caminando a lo largo de tres días, tres. Prefiero no imaginar los horrores que sufrió, lo que pasaba por su mente, ni lo que tuvo que soportar su cuerpo. Se hubiera podido rendir, dejarse caer, esperando el sueño eterno que aliviara todos sus males. Pero no lo hizo, y cada uno de sus pasos, cada uno de esos tres días y noches avanzando en solitario sobre las infernales, malditas y eternas dunas del desierto, en una suerte de nueva pasión, deben ser recordados, para que su memoria nunca se pierda.


26 años eran los que tenia el sargento Guy Shelley, capaz de una hazaña sin premio, sin medalla ni corona. Solo fueron quince kilómetros los que pudo recorrer en ese tiempo, andando, arrastrándose, quien sabe como…cada uno de ellos vale por mil.


Hasta 1959 no fueron encontrados los restos del avión, a más de 400 kilómetros al suroeste de Bengasi. Al año siguiente, se localizaron los de los miembros de la tripulación. Ahora, el esqueleto del ave de acero descansa en un patio de una fortaleza en la mítica Tobruk. Pero el sufrimiento de sus tripulantes, el valor demostrado y la perseverancia de su esfuerzo, permanecerán en medio de las infinitas y ardientes arenas del desierto libio…y allí seguirán por toda la eternidad, luchando por salir del mar de dunas.


Apéndice documental


Estos son los nombres y puestos que ocupaban los nueve tripulantes:


Piloto: Teniente William J. Hatton

Copiloto: Teniente Segundo Robert F. Toner

Navegante: Teniente Segundo DP. Hays

Visor de Bombardeo: Teniente Segundo John S. Woravka

Ingeniero de vuelo: Sargento Harold J. Kipslinger

Operador de radio: Sargento Robert E. LaMotte

Artillero: Sargento Samuel E. Adams

Artillero: Sargento Vernon L. Moore

Artillero: Sargento Guy E. Shelley


En la Wikipedia española le dedican un gran artículo al episodio.


Y aquí podéis leer los diarios originales encontrados.

lunes, 3 de mayo de 2010

Donde mueren los elefantes

Uno de esos mitos que se grabaron a fuego en el interior de mi mente, desde mi cada vez más lejana infancia, se encuentra a medio camino entre lo cinéfilo y lo literario.

En muchas películas de aventuras (Tarzanes incluidos) o novelas del mismo cariz, encontramos referencias a una especie de “El Dorado” de marfil, al lugar donde los viejos paquidermos van a morir, en un rincón apartado y desconocido, en lo mas profundo de la floresta, apartando de las garras de la codicia humana sus preciados colmillos. ¿Quien no soñó alguna vez con encontrar ese camposanto marfileño, caminar entre las relucientes osamentas bajo un silencio sepulcral, sin atreverse a perturbar el descanso eterno de los gigantes mancillando sus tumbas,y retirándose de allí de nuevo, sin nada entre las manos, y dispuesto a defender para siempre el secreto de sus ocupantes?

Supongo que el halo romántico que envuelve el mito hace imposible evitar sentir atracción por el, y uno desearía en lo mas profundo de su corazón que los “Cementerios de elefantes” existieran de verdad…para al momento arrepentirse y creer que lo mejor es que permanezcan para siempre como leyenda…porque allí nunca podrán ser destruidos.