domingo, 30 de enero de 2011

Reflejo en el espejo

-Hable.

Permaneció mudo por un instante, mirando su figura reclinada en el espejo.

-¿Servirá de algo?
- ¿que piensa usted?
- Lo dudo.
- ¿le perjudicará?
- -No creo
- ¿entonces…que tiene que perder?

Ante el inapelable razonamiento, se decidió.

- Es difícil de explicar…se trata de sensaciones, de miedos, de sentir que dentro de mi hay dos yo…a una de las cuales, no puedo controlar.

- A pesar de todo, intenté hacerme comprender.

-Es que lo complicado es que yo lo entienda. Puede ser jugando, o saliendo de fiesta…ni siquiera es una sola cosa, son varios los factores que intervienen.

-Enumérelos.

- Estoy en un bar, con los amigos. Feliz, participativo. Y entonces, de repente…me apago. Es como si se me agotaran las baterías. De pronto me doy cuenta de que me he ido, que dejé de intervenir en las conversaciones, que me hundí en mi interior…y por mucho que intente volver soy incapaz de quitarme de encima esa especie de manta que me cubre. Es lo que llamo entrar en mutismo contemplativo.

-¿Y porque cree que se produce?

- generalmente tiene que ver con algo de la conversación. Comienzo a darle vueltas a una idea, la analizó…mientras el mundo continua hay fuera, moviéndose. Soy capaz de abstraerme por completo de lo que me rodea…desgraciadamente.

-¿Le molesta mucho?

-Solo en parte. Cuando se trata de eso, no. Sin embargo…
-¿si?

- En otras ocasiones, es una especie de mecanismo de autodefensa…que actúa ajeno a mi voluntad. Suele pasarme cuando estoy con mucha gente, es como si mi cerebro se agobiara, e intentara evitarse problemas convirtiéndome en invisible…desapareciendo. Cada palabra que digo me cuesta un mundo, porque tengo que luchar contra mi mismo. No abro la boca, porque cualquier frase que pronuncié me parece estúpida. No soy capaz de meter baza en una conversación, es como si fuera un muñeco. Se me traba la lengua, se me embota el cerebro…me siento imbécil, incapaz. Y lo peor es que lo estoy viendo en primera línea, me contempló a mi mismo en esa situación, pero no puedo hacer nada para acabar con ella…En esos momentos, me encantaría abofetearme, odio a ese otro ser que parece vivir dentro de mi, dominándome…

- Entiendo… ¿hay algo más?

- Si…pongamos que estoy jugando a algo. Una partida de dardos, por ejemplo. La posibilidad de que gane son virtualmente, inexistentes. Incluso si empiezo bien, comienzan mis dudas, yo mismo me meteré presión, perderé confianza. No disfrutaré, solo pensaré en competir, en lugar de divertirme. No hace falta que nadie me derrote, yo mismo lo haré. Si tengo un falló, tendré otro, y otro. Y nunca, nunca aprenderé. Lo lógico seria que con el tiempo mejorará…pero en mi caso es al contrario, cada vez que juegue, será como si jamás lo hubiera hecho antes…y en caso de que aprendiera algo, lo olvidaré. Es una frustración tan enorme…Y todo porque tengo más miedo al fracaso que ansias de ganar.

-¿y sin embargo, vuelve a jugar?

- Si…porque odio abandonar, me parece una cobardía, y estoy harto de ser un cobarde. Empiezas dejando eso, luego otra cosa, y al final no harás nada por miedo a fallar. Y no quiero que eso vuelva a pasar…el problema es que realmente si que abandonó, mentalmente…soy una especie de kamikaze, tengo el objetivo equivocado, no se trata de inmolarse por la causa, sino de combatir para salir vivo de la lucha.

-¿y cree que hay solución?

- Si…me recuerda a cuando aprendí a conducir. Fueron decenas de clases, y me pasaba exactamente lo mismo, los nervios me poseían, y en cuando cometía un fallo estos se sucedían uno tras otro…

- ¿y, que pasó?

- Conduzco. ¿Recuerda esa película, atrapado en el tiempo? El tipo estaba condenado a repetir la misma historia, una y otra vez, hasta que un día de repente ...hubo futuro. Lo mismo me pasó a mí. Logré romper el círculo vicioso, terminar con la parálisis…

-¿Y entonces?

-Si lo hice una vez, podré volver a hacerlo, tengo que hacerlo. Se quien es mi peor enemigo... yo mismo…y algún día, me venceré…aunque siempre se puede morir en el intento…

Su Interlocutor meditó sus palabras, le miró, y dijo:

-No se si podré ayudarle, pero…cierre los ojos e intenté dejar la mente en blanco…

siguió las instrucciones, sin saber demasiado bien a donde conduciría aquello. Se concentró, permaneció así hasta que se escuchó de nuevo la voz:

-Y ahora, abra los ojos.

Lo hizo, y volvió a ver su imagen reflejada en el espejo.

Y vio que estaba solo…

Como siempre lo había estado.

jueves, 27 de enero de 2011

El torneo

Este relato es, en más de un 90% de su contenido, verídico. E incluso la parte “novelada”, es más que nada un leve toque a hechos absolutamente reales. Debo decir que esta escrito a cuatro manos (que no pies), al alimón entre mi amigo Aldo, testigo y a la vez protagonista de los hechos, y un servidor, mero escribiente de sus comentarios. Los fallos que pueda contener, son por supuesto, culpa del escribidor (siempre es necesario un cabeza de turco en estas aventuras mixtas).

Que lo disfrutéis.

Mediados del 88, en un pueblo de la cordillera de un país sudamericano de cuyo nombre no debo acordarme (aunque el Pisco es de allí y de ningún otro sitio, que conste en acta).

Pongamos que se llama San Pepe de Apatia, por darle un nombre cualquiera.

Allí , por entonces,empezaba a ejercer de maestro un joven casi recién salido de la facultad, lleno de ideales y buenos propósitos. Abraham (así se llamaba nuestro protagonista), deseoso de mejorar las deficientes instalaciones escolares, decidió intentar recaudar fondos de alguna manera.

Tras darle vueltas a la cabeza, se le ocurrió organizar un campeonato de fútbol. Como era hombre de acción, nada mas decidirse, comenzó a moverse. Busco patrocinadores (le donaron una oveja raquítica y una llama vieja: los premios), y logró movilizar a la población, consiguiendo que se inscribieran seis conjuntos.

Finalmente, hasta consiguió un terreno de juego…Aunque, ni siendo tan generosos como nuestro abnegado amigo, podríamos calificarlo de campo de fútbol.

La cancha era de hierba, pero tan desnivelada que podía ser utilizada para correr un cross. Si a esto le añadimos cierta pendiente, los ataques cuesta arriba se convertían en un ejercicio de heroicidad, como una de esas cargas a la bayoneta hacia las trincheras enemigas, con las ametralladoras esperando, como guadañas deseosas de cortar espigas humanas…

A pesar de todo, Abraham no cejó. A falta de medico, al menos se contó con asistencia sanitaria, en la persona de Don Aldo, el veterinario (y a la vez, Dentista, y si se terciaba, hasta chef), que viajó desde su pueblecito de Casacancha de San Lorenzo (ojo con el orden, que sí es importante: tanto San Pepe como Casacancha son pedanías de Apatia y San Lorenzo respectivamente) para ayudar… y como todo guiso en el que se meten muchas manos sale morado, el bueno de Don Aldo consiguió una donación de camisetas pero… la porción toráxica de los andinos futbolistas era un tanto voluminosa, y las casacas, de talla infantil, por lo que finalmente quedaron para los niños de la escuela de San Pepe.

Desde todos los rincones de Apatia fueron llegando los equipos, 6 en total. En uno de ellos la mitad de los jugadores se apellidaba Anchiraico y la otra mitad Ausquiano, así que algo de nepotismo se olía en ese conjunto; el equipo de Ricrán llegó con una nutrida barra, aunque el del más lejano Tambillo apenas logró reunir el equipo justo para no ser descalificado por walk-over. Por supuesto, las matronas del pueblo aprovecharon el jolgorio para poner un puesto de comidas y bebidas.

El campeonato consistiría en 2 triangulares y luego la final para definir campeón y subcampeón, los partidos serían de 20 minutos con un medio tiempo y cambio de campo. Y aunque el estado de la pared de rappel, este, perdón… cancha de fútbol era un tanto irregular, se determinó que el cambio de posiciones a mitad del match igualaba un tanto las cosas.

A falta de árbitros, Don Aldo ejercería de colegiado… y como no había alumbrado eléctrico, los juegos comenzaron muy temprano, el pitazo inicial fue a las 9:30 de la mañana. Por supuesto, en la primera fase quedaron Tambillo y Ricrán, más pelea dieron los equipos de la Cooperativa y del caserío de Santa Rosa, pero como era previsible la gran final quedó para los equipos líderes: los de la Escuela y la Comunidad

Hasta entonces, todo había transcurrido sin novedad ni contratiempos. Pero antes del clásico, se decidió hacer el alto para tomar la sopa de maíz y carnero y por supuesto, honrar a Osiris con las birras respectivas.

En el Almuerzo la ingesta alcohólica fue algo excesiva (24 cajones, que son docenas, y de botellas de 750 cc), aunque no alcanzó para alegrarlos, así que hicieron calientitos (azúcar quemada, ralladura de naranja, te y aguardiente), y con eso si que cogieron calor…

Y si, si que se acaloraron, puesto que entre los componentes de los dos conjuntos más fuertes comenzó un subido intercambio de impresiones:

-¡tu me robaste una oveja¡
-tu me debes un saco de papasemillas
-tu te robaste una pala

…Y antes de empezar el juego se agarraron a golpes .

Una vez finalizado el “debate”(Ya eran como las cuatro de la tarde), y con la gente aun achispada (empezando por el promotor y el colegiado), dio comienzo el choque estelar.

El colegiado, apenas un par de carreras después, se vio obligado a ser reemplazado, tras expulsar de forma involuntaria y no reglamentaria parte del contenido de su estomago (sopa incluida). Eso pasa por ir provisto de una bota llena de vino de misa en lugar de sana agua.

Por supuesto, los de la cuesta arriba tenían que defenderse todo el periodo que les tocaba, mientras los otros acosaban en busca del tanto.

La escuela metió un gol (y eso que eran gente joven, de 15 a 18 años, mientras los de la comunidad eran mozos en torno a los 20) durante su periodo de dominio.

Al cambio de campo, la comunidad consiguió dos goles, que les sirvieron para terminar llevándose el match y con el el campeonato.

La oveja trofeo no la sacrificaron hasta el siguiente año (para engordarla algo, a poco hubieran tocado cada uno si no), y solamente dios sabe si la Llama siguió cargando papas en su lomo, o al poco tiempo termino convertida en charqui (carne seca de llama).

Sea cual fuera su destino, guardemos un respetuoso minuto de silencio por su alma…no sea que la llama nos llame.

Posdata: Y para entender mejor el contexto de la historia...una sección gráfica.

En la fotografía, Abraham y Aldo(con la bota al cuello). También podéis ver la carretera entre Ricrán y Tambillo (y su curioso tráfico), una exodoncia callejera,y una consulta típica...

lunes, 24 de enero de 2011

Siete mil millones de mundos

Hay días en los que el simple hecho de levantarse supone un reto. Sin objetivo a la vista, sin necesidad de hacer otra cosa que no hacer nada, el calor de las sabanas te atrapa y te musita al oído que te quedes un rato más. Y sin embargo te alzas, y abandonas el lecho, sin estar seguro de haber acertado, añorando la protección de las mantas, pero sabiendo que aquello no podía durar, y que en realidad, ni siquiera era bueno para ti.

Adoro dormir, seguramente por lo difícil que me resulta. Pero soy incapaz de permanecer en la cama un minuto más de lo necesario, una vez que constato que el sueño no volverá, a pesar de mis suplicas.

Y con ese gesto, con ese simple movimiento de telas y esa elevación de tu cuerpo en vertical, comienza un nuevo día.

Subo la persiana. En los últimos tiempos, mi estado de animo esta cada vez mas conectado al de la atmosfera. Si brilla el sol, mi alma se ilumina, aunque suene (y suena) a sensiblería barata. Encarar un día nublado, oscuro o lluvioso se hace más duro, como si al cansancio del camino se le añadiera el que este se inclinara cuesta arriba.

Me siento extraño. Cuando rompes esa coraza que te estuvo oprimiendo durante tanto tiempo, sabes que al tiempo estas renunciando a la protección que te proporcionaba. Ahora andas en el alambre, y por abajo no hay red que pueda salvarte si caes.
Buscas descubrir cosas nuevas, y al tiempo tienes que aprender sobre la marcha como funcionan. Es una lucha continua, y sabes que será así el resto de tu vida. Y a veces tienes miedo, quieres volver a refugiarte en tu concha…que ya no existe.

No soy feliz, pero siento. Tal vez haya que conformase con eso. O tal vez, no. Puede que solo tenga que ordenar mi lista de prioridades, saber a que darle o no importancia…desentrañar el misterio de las pequeñas cosas. ¿Cuántas veces un día puede ser maravilloso o torcerse no por algo verdaderamente importante, sino por una concatenación de pequeños detalles, capaces de amargarte o de hacerte sonreír? ¿Por qué dejar que un pequeño grano se convierta en una montaña, porque permitir que una pequeña nube oculte el sol? El día en el que aprenda a manejar esos detalles, si alguna vez se produce, realmente podré decir que he avanzado.

Una amiga me dijo hace tiempo que los humanos éramos como diamantes. Yo, sacando mi lado cínico, pensé que se debía a que en el fondo, por mucho que brilláramos en el exterior, no dejábamos de ser un simple trozo de carbón con ínfulas.

Pero no. A lo que ella se refería es a que estamos llenos de facetas, de matices. No tenemos una cara, ni dos. Somos seres llenos de contradicciones, cargados de defectos, y al tiempo capaces, en algunos momentos, de elevarnos hasta el genio o la santidad. O de simplemente (y ya es bastante, ya es todo) ser el oculto objeto de deseo de otra persona.

¿Quiénes somos?

Cuando estas en contacto con alguien durante un tiempo, no es raro descubrir de repente que esa persona tiene mucho más en su interior de lo que aparenta. Lo cual no siempre es bueno, especialmente para aquella gente que vive de las apariencias, que escogen una mascara para salir a escena, pretendiendo hacer creer al resto que es su verdadero rostro…

Pero... ¿quienes somos? Haceos esa pregunta, e intentad responderla. Y ahora, volver a pensarlo: ¿somos lo que nosotros creemos ser? ¿lo que queremos ser? ¿lo que hacemos, lo que decimos, lo que pensamos? ¿lo que creen tus amigos, tu familia, tus conocidos? ¿lo que opinan tus enemigos? ¿Somos todas esas imágenes, ninguna, una mezcla de ellas?

Yo al menos, no se cual es la respuesta, si hay respuesta…o si solo es una.

No hay dos personas que tengan la misma visión de nosotros…porque no hay dos personas iguales. A lo difícil de definir nuestra propia imagen, se le tiene que agregar la propia personalidad del observador, que juzgara nuestros actos a través del cristal de su mente.

Estudiémonos. ¿Cuántas veces, cuando estamos haciendo o diciendo algo, no nos estamos observando a nosotros mismos, mientras soñamos con liberarnos y actuar de otra manera? ¿Cuántas te has mordido la lengua, para evitarte problemas? ¿Cuántas has optado por decir puede en lugar de no? ¿en cuantas ocasiones mides tus palabras con cuidado, antes de hablar…si es que alguna vez dejas de hacerlo? Dices creer en la honradez, y sin embargo practicas la hipocresía a diario…aunque prefieras llamarla educación o espíritu de convivencia…al final, según tus actos, lo que demuestras es que crees que la “civilización” se basa en la mentira…o en esconder la verdad. Tal vez sea cierto…lamentablemente.

Y sin embargo, en ocasiones, de repente, somos capaces de sorprendernos a nosotros mismos, de actuar sin pensar, de romper con nuestras propias normas…normalmente actuando bajo los efectos del alcohol o de ese otro estimulante natural que es el amor. “Hacer el imbecil”…y a pesar de todo, creer que merece la pena. Entre lo patético y lo sublime hay una línea muy delgada.

Toca apagar la luz. Y antes de buscar el olvido en el sueño, resuena en el alma una ultima cuestión:

¿Cuántas veces donde dijiste hola no quisiste decir te quiero?

martes, 18 de enero de 2011

Sueños del infierno helado

Esta es una historia triste. Ella era joven y hermosa. E iba a morir.

Era una belleza condenada, como en realidad lo son todas las bellezas. Pero su fecha de caducidad no la marcaría el paso del tiempo, el estrago de los años o las cicatrices que van dejando los sinsabores de la vida, sino la frontera final.

Y es que cuando eres un ángel pero vives en el Infierno, tu destino esta marcado.

Hay gente que no cree en el infierno. Y sin embargo, basta con echar un vistazo a los periódicos para descubrirlo.

Dolor, crimen, destrucción. Día a día nos rodea el mal, somos conscientes de que esta a nuestro lado, de que convivimos con el…aunque siempre intentamos engañarnos diciéndonos que esta suficientemente lejos, que estamos a salvo…

Pero…en ciertos lugares, los bordes entre nuestro mundo y aquello a lo que llamamos infierno se han difuminado de tal forma que nos es imposible distinguir su límite…si es que esos límites existen, más allá de nuestras estrechas mentes.

Y a pesar de todo, en esos sitios, en esas especies de embajadas infernales sobre nuestro planeta, el hombre vive, trabaja, ama…y por supuesto, muere.



Al norte, muy al norte, en medio de la soledad, enterrada entre el hielo y la nieve, sin un mínimo atisbo vegetal en kilómetros, oculto el sol (cuando lo hay) por nubes de muerte. Allí y así se alza Norilsk, como perpetuo monumento al lado más monstruoso de la humanidad.

Siberia. Esa palabra ya evoca en nuestras mentes imágenes teñidas de blanco y de un frío extremo. Pero si a lo que la naturaleza cruel creó le agregamos la mano del hombre, el blanco comienza a teñirse de rojo.

Desterrados, condenados a una muerte en vida, los esclavos de Stalin fueron los primeros habitantes de la diabólica urbe. Más allá del círculo polar, generaciones de seres desdichados crecieron en medio de la contaminación y el frío, dejándose el alma en una lucha perdida por la simple supervivencia.

Como ironía suprema, la única esperanza que existe en un lugar así es la Nadezhda.
La fundición Nadezha (esperanza en ruso), es la causa de todo lo que en la ciudad sucede. Con los mayores depósitos de Níquel del mundo en los alrededores de la población, la fundición es quien emplea a casi todos sus habitantes…y la que los mata. Lluvia ácida, nieblas de azufre, un cielo perpetuamente teñido de oscuros vapores y una atmósfera cargada de perversos olores…si imagináramos un escenario apocalíptico, poco le separaría de lo que hoy es Norilsk.

Allí, en medio de ese horror, que por cotidiano le era ya indiferente, floreció Natalia.

Recuerdo como la conocí. Era uno de esos días en los que mi máximo interés era perderme en mi mundo, navegar sin rumbo hacia ninguna parte, sin que importara el destino, solo el camino.

Y para eso nada es comparable a Internet.

Entras en un universo inmenso, sabiendo donde empiezas, pero sin idea de donde llegaras al final. Y si esto, que es casi inevitable, lo acentúas con tu predisposición a saltar de un lado a otro, a vagar de pagina en pagina, en busca de conocimiento inútil, del que no ofrece mas satisfacción que el de saciar la ávida curiosidad que te posee, el resultado suele ser el lógico. Horas “perdidas” delante de la pantalla del ordenador, mientras viajas en la mente por tiempos olvidados o paisajes lejanos.

Y así es como la encontré. En una de esas notas de agencia, que se escriben para que sirvan de relleno entre las noticias de actualidad, alguien hablaba de Norilsk. Lo hacia copiando despiadadamente (eso lo descubrí después) algún articulo de la red. Pero no pude evitarlo. Cuando terminé de leer el comentario final: “Así es Norilsk, la ciudad donde la nieve es negra, el aire huele a azufre, y la esperanza de vida es de sólo 46 años.”, ya sabia lo que iba a suceder a continuación.

Comencé a buscar información sobre esa pesadilla hecha ciudad, leyendo todo lo que caía ante mis ojos. De allí, pasé a buscar imágenes que me llevaran aun mas cerca, allá donde las meras palabras no bastaban.

Y entonces, entre fotos de un paisaje dantesco, una nota discordante, como una rosa en mitad del desierto, penetró en mis pupilas.



Desde ese instante, cientos, miles de veces he vuelto a mirar su rostro, grabando en mi mente cada uno de los detalles de su piel, de su pelo negro, de esos ojos inmensos de mirada cansada, de esos labios que intentan sonreír, pero no lo consiguen…Nunca me cansaré de contemplarla. Pero aquella primera vez… es casi imposible explicar lo que sucedió. ¿Que sentirían si de repente se dan cuenta de que Dios existe, y esta delante suya? Fue una especie de revelación, entender que todo lo que había vivido hasta entonces no era más que un espejismo que podía ser borrado de un plumazo sin que derramara una sola lagrima en su recuerdo.

Su fotografía estaba en una de esas paginas a mitad de camino entre agencia de contacto y almacén de carne. Si había aparecido en mi búsqueda es porque Natalia Smirnova, mi Natasha, era de Norilsk.

Jamás hasta ese momento había entrado en una de esas webs, ni nunca había pensado en escribir allí. Pero la mirada de Natalia venció todos mis reparos.

Le escribí. Y al cabo de varios días, días largos, larguísimos, recibí su respuesta. Tardé horas en decidirme a leerla, pero finalmente, lo hice. Era un correo amable, que mostraba la delicadeza de su carácter, y también, inevitablemente, una cierta reserva. Sin embargo, era un inicio.

Así, mes tras mes, mail tras mail, nos fuimos acercando. Ella me hablaba de sus aspiraciones, yo de mis sueños. Ella de la nieve, yo del sol. Ella de su amor por la vida…yo de mi vida sin su amor.

Yo quería escapar de mi mismo, ella quería huir de su infierno. Éramos almas gemelas, condenadas a no encontrarse jamás, a las que solo un milagro podía unir.

Sabía que no tenía derecho a soñar con la felicidad, que no debería haber creído en que lo nuestro era posible. Y sin embargo, lo hice. Y durante ese breve tiempo, por primera y última vez en mi lamentable existencia, fui feliz.

Por eso, cuando las cosas comenzaron a torcerse, la desesperación me invadió aun con más fuerza. Porque en el fondo esperaba que sucediera, y me odié por haber cedido a los sentimientos.

Me costó notarlo, ciego de amor como estaba. Pero poco a poco, la semilla de la incertidumbre, que una palabra aquí y otra allí habían hecho arraigar en mi mente, fue creciendo. Si, los correos seguían llegando, pero cada vez Natalia aparecía más distante, como si estuviera intentando despedirse suavemente, sin pegar un portazo.

Enloquecí. Ante mis ojos el mundo se derrumbaba, sin que pudiera comprender el motivo. ¿Qué había hecho, en que la había fallado? Me culpe a mí, y luego, la culpé a ella. La odie, la insulté, la aborrecí. Y luego…me hundí. ¿En que había estado pensando? ¿Qué pretendía yo, separado de ella por miles de kilómetros, por lenguas distintas, por culturas opuestas? ¿Como había sido tan imbecil?

Y a pesar de todo, los mensajes seguían cayendo. Nada de ese tormento interno se reflejó en mis escritos, ni un reproche, ni una abyecta petición de misericordia. Mi maldito orgullo me lo impedía, como tantas otras cosas.

Y aunque sabia que ya carecía de sentido, seguí esperando sus respuestas. Hasta el día que llegó la última.

Era un correo apresurado, casi clandestino. Se despedía, por fin, claramente. Pocas frases, pero que dejaban tras ellas un abismo sin fondo. Y a pesar de todo, su ternura impregnaba el mensaje. Me decía adiós, hasta siempre, pero ahí detrás, entre líneas, había un simple hasta luego. Entonces me di cuenta. No rompía conmigo, rompía con la vida.

Paso el tiempo. Igual fueron unas semanas, tal vez unos meses, incluso algún año. Que más daba. Los días venían y se iban, repitiéndose sin fin, siempre iguales, siempre grises. La luz había muerto, y ya nunca el sol volvería a brillar.

Y entonces, llegó.

Era un paquete. Allí, entre sellos y líneas en Cirílico, mi nombre. Lo abrí. Dentro, una carta y una rosa marchita.

Era de Iván. El hermano de Natalia.

No quería leer la carta. La deje sobre la mesa, Salí de casa, caminé sin rumbo durante horas.
Pero finalmente regresé, cuando la madrugada se despedía, vencida por un nuevo amanecer. Se lo debía a Natasha.

Recogí los folios y leí.

Había sido un precioso día de septiembre, el ultimo antes de la llegada de los primeros fríos, cuando su corazón se apagó. Cáncer, decía Iván. Norilsk, me dije. Ella no había querido preocuparme, quería evitarme sufrimientos…intentó apartarme de su lado, pero algo la retenía conmigo. Iván me agradecía en la misiva mi amistad hacia su hermana. Me contaba que ella había se había ido con una sonrisa en la cara, una rosa entre las manos, y diciendo mi nombre. Le había hecho prometer que nunca me diría nada, pero…tras mucho tiempo, pensó que era mejor faltar a su palabra que traicionar la memoria de Natasha.

Y ahí estaba, ahora entre mis manos, la rosa.

Si, aquella carta ocultaba un hasta luego. Y ahora, por fin, nos íbamos a encontrar.

Nunca más habría nieve negra, nunca más días grises.

De hecho, no hubo más días…

Posdata

Nunca se de donde me va a venir la inspiración. A veces llega por sorpresa, otras intento forzarla. En ocasiones es un artículo, otras una imagen. La historia de hoy es a la vez un relato y un recorrido mental. Buena parte del mismo es tan real como la vida, la otra, podría serlo. Norilsk existe, y Natalia Smirnova también. Y es de Norilsk. Y su fotografía, la que inspiró este relato, es la que podéis contemplar a mitad del mismo. Y la encontré tal y como dije, de la misma forma, y tras el mismo recorrido. Pero no esta muerta…ojala en eso este cuento sea solo eso, un cuento…

sábado, 15 de enero de 2011

Puente hacia el cielo



El puente se extendía hasta más allá de donde alcanzaba la vista, lo cual realmente, no era decir demasiado.

Y es que una niebla helada envolvía la estructura y apenas se vislumbraba con claridad a unas decenas de metros.

Caía al tiempo una suerte de aguanieve, que convertía el suelo en una especie de pista deslizante, y hacia aparecer a las barandillas coronadas por unas blandas y blancas almohadillas.

Y a pesar de todo, había gente.

Caminaban dispersos, silenciosos, sin mirarse. Algunos, los mas afortunados, embutidos en holgados abrigos y portando paraguas.

Otros, como el, escasamente preparados para el gélido clima.

Al menos, se dijo, si esto es el infierno, alguien tiene mucho sentido del humor…

Se internó entre las nubes, sin nada que perder, ya no podía volver atrás…porque no había atrás. Si se volvía, solo encontraba la Nada. ¿Saben como es la nada? ¿Se la imaginan? Pues seguro que se equivocan. En serio, se lo que me digo. Así que no pierdan el tiempo soñando en agujeros, plasma líquido, niebla espesa o gelatina de fresa… (¿No se preguntan porque de fresa?)

De hecho, a medida que caminaba, sentía la sensación de que detrás se iba formando un muro infranqueable…la Nada avanzaba.

Incluso cuando adelantaba a alguna de las otras figuras, de repente, ya no estaban allí…

Una luz.

De Neón.

Ante sus ojos, fue apareciendo una especie de taquilla. En lo alto, un cartel luminoso se encendía y se apagaba.

Abierto las 24 horas del día…por toda la eternidad, añadió mentalmente.

Se acercó. Tampoco podía hacer otra cosa.

Dentro, un hombre ancho de hombros y barba espesa,, jugueteaba con un manojo de llaves, mientras tenia una especie de discusión consigo mismo.

- Sabía que tenia que haber apostado por Francia, pero…no era cosa de jugarse nada con los del gallo, a uno nunca le traen buena suerte esos animales…

-Ejem- Intento hacerse notar.

-¿Si? –El Barbudo se volvió hacia el, no de muy buen talante.

- Hola, no es que tenga prisa, ojo, uno tiene la sensación (algo mas que eso, pensó) de que ya hizo todo lo que tenia que hacer en la vida, pero… ¿le importaría decirme donde estoy?

-Alma de Dios- le respondió el taquillero- , ¿aun no lo pilló? Hay gente dura de mollera, pero cuando llega aquí ya suelen tener una idea…

-Eh, mire- contestó el otro algo amoscado- es la primera vez que me pasa esto (y la ultima, al menos que los Hindúes sean los que se lleven el gato al agua), y como uno es Ateo (bueno, era…), no tengo porque estar informado de que viene a continuación…Además (añadió con Sorna, en una especie de brindis de despedida), ¿Cuál de los cientos de mas allas en que la gente cree es este? Y de paso, ¿Quién es usted, San Pedro o el Can Cerbero?

-Mire señorito, a mi no me venga con sarcasmos. Si usted no cree en el mas allá, es su problema. El mas allá si cree en usted en cambio…Y para aclararle conceptos, estamos ahora mismo en su mas allá. O al menos en la entrada del mismo. Así que la estética a medio camino entre película de intriga y road movie es cosa suya. Y si hace el favor, diríjase a mí como Simon, Señor…-bajo la mirada un instante, consultado una especie de listado- Rubio Moreno. De nombre…-Una sonrisa sardónica apareció en sus labios-

-Déjelo, si, mis padres se creían muy graciosos…por desgracia su sentido del humor en realidad brillaba por su ausencia.

-Bueno, no pretendemos aquí revivir traumas infantiles (aunque esto lo dijera de tal forma que parecía que si por el fuera, si que le gustaría hacerlo), así que vayamos a lo serio. ¿Dónde cree que debe ir usted, Cielo, infierno o purgatorio? Y si, antes de que me lo pregunte, si que existe el purgatorio, ¿que se creen que son los exámenes de septiembre, sino una especie de preparación para el mas allá?.

-¿Cómo que donde creo que debo ir? ¿Pero eso no es cosa de ustedes?

-Cierto, pero antes nos gusta escuchar al conden…digo, al cliente. Si no tiene nada que alegar…

-Viví mi vida lo mejor posible, procurando no fastidiar demasiado a los demás, no por creer que por portarme bien iba a ir al cielo, sino porque creía que era lo que debía hacer.

-Ya, claro, el mismo cuento de siempre…si me pagaran un céntimo por cada vez que he oído eso, seria millonario. Y no, no estoy exagerando. Lastima que luego resulta que el mundo esta lleno de cabronazos, que, mire usted que casualidad, parece que nunca vienen por aquí…

-Eh, yo no se los otros, yo hablo por mi.

- Ya…y eso me lo dice usted, siendo… ¿árbitro?

Hubo un silencio incómodo, que duro unos segundos, antes de que el de Negro respondiera.

-Que yo sepa, ser colegiado no es un delito.

-Si por mi fuera, lo sería, para mi están en el mismo escalón que los abogados y los mimos…suerte tienen de que yo no pongo las reglas, y el de arriba es mucho mas benigno…

-Ah, entonces- exclamó algo aliviado el trencilla, no demasiado seguro hasta entonces de que le depararía el futuro-¿no voy a ir al infierno?

-Tiene suerte, ahora mismo esta cerrado por reformas, falta de espacio, ¿sabe? Están construyendo unas instalaciones más amplias. Mientras tanto…al parecer le tocó una pequeña estancia en el Purgatorio. Allí tendrá tiempo de pensar que hizo mal...de hecho, va a tener mucho tiempo…

-¿El Purgatorio? ¿Cómo es exactamente?

-Ha pensado alguna vez como seria si tuviera que revivir, uno a uno, todos los momentos de su vida, viendo que hizo y analizando que debería haber hecho?

-¿¿ Que, es así??

- No- Mintió Piadosamente Simón- Mejor véalo usted mismo. Puerta tres por favor.

Delante suya apareció de repente un marco dorado, ciñendo una puerta de roble de pesada apariencia.

-¿Entonces…tengo que entrar?

-Así es, es su destino, suerte- le respondió, cruzándose de brazos el portero.

-Bueno, si es así…supongo que es hora de irse. Podría haber sido peor. En fin, adiós, hasta mas ver…

Cansinamente, avanzando mas por inercia que por convicción, el arbitro se acerco a la puerta, cerro los ojos, y entró…Tras lo que hombre, marco y puerta, desaparecieron.

San Pedro espero unos segundos. Miro a un lado, al otro, y de repente, dio un salto, mientras gritaba- Ale, por fin.

Al momento, se escuchó una voz celestial (no me preguntéis a que suena, esperad a oírlo. Y no, os aseguro que tiene poco que ver con Celine Dion…), que dijo:

-Pedro…¿Qué te dije del rencor? ¿No hemos hablado ya unas cuantas veces del tema del Perdón?

-Pero, pero…Dios, si apenas hice nada, solo le di un poco de tiempo para que piense y medite, le vendrá bien, ¿Qué son unos cientos de años entre toda una eternidad?

- Pedro…a ese hombre le tocaba ir al cielo. Lo sabias.

-Si pero…

-Si pero que, ¿Pedro?

-hace 30 años, ese tipo pito un Eibar- Polideportivo Ejido. Tenía 13 y el pleno al quince, me lo había jugado al 1X e iba uno a cero a falta de 1 minuto. Y ese tipo pitó dos penalti, ¡ dos¡ Y además, injustos. Creo que lo que acabo de hacer es simple justicia divina.

- ¡ Por Dios Pedro, tu me hablas de Justicia Divina a MI¡

-Bueno, es un decir, ya sabe jefe…lo…¿lo siento?

-¿Es una pregunta o una afirmación?

-Lo segundo por supuesto, claro.

- Bien…te diré lo que haremos, ya que el mal esta hecho, lo dejaremos estar un tiempo…pero olvídate lo de tenerlo durante medio milenio.

-Así sea, señor, digo, amen, antes de que cante un gallo lo tendremos en el cielo.

-Pedro…no me hables de Gallos…

-lo siento, lo siento, era una frase hecha.

-Adiós, y no hagas mas barrabasadas.

-Lo que usted mande , por supuesto...

La voz de desvaneció, como si nunca hubiera estado allí….

San Pedro sonrío, y entonces dijo, en voz baja:

-Je, se cree que no recuerdo que esa quiniela…¡ la jugamos a Medias¡

Posdata

Este relato lo escribí basándome únicamente en la fotografía que encabeza el cuento. Y cuando empecé con el confieso que no tenia ni idea de sobre que iba a hablar, así que...Por cierto, para los interesados, la imagen es del Puente Sidi M´Cid, de la ciudad Argelina de Constantine.

martes, 11 de enero de 2011

Crónicas de un Freelance (San Mauricio)

-Pueblonuevo…-Dije
-De Arriba, señor- agrego solícito Ramiro.
-Vaya por Dios, que sorpresa- replique con sorna
- Pequeña villa agrícola que goza de hermosas vistas hacia los pestilentes pantanos de pozonegro- añadió gustándose mi guía, que o bien era indiferente a la ironía, o mas probablemente, carecía de malicia suficiente para reconocerla. Bendito país…

Llevaba cinco días en San Mauricio, nación que para quienes desconozcan exactamente su situación, además de ser bañada (en ocasiones incluso, ahogada) por el mar Caribe, es fronteriza con la republica de…………por el norte. A la costa pantanosa e inhóspita le sucede una selva tropical repleta de serpientes, sanguijuelas y cultivos industriales de bacilos diversos, cruzada por una cordillera escarpada, el Gran Pedregal…pocos nombres son llevados con tanta justicia.

Goza el país de un clima de gran regularidad (sequía la mayor parte del año, inundaciones en la estación de lluvias, barro y miríadas de moscas a continuación, y vuelta a comenzar el proceso), de temperaturas agradables (hablando desde el punto de vista de Santa Juana de Arco, mientras se convertía en luz que ilumina…o en Santa a la brasa; según se mire), y aireada atmósfera (con un par de huracanes al mes como para que no lo fuera…hubo un año que se le agotaron los nombres de mujer, por eso al ultimo de ellos le pusieron Elizabeth segunda).

En resumen, tan delicioso paraje no fue precisamente el rincón mas codiciado por los colonizadores, así que quienes allí llegaron eran, cuanto menos, gente bastante especial.

Eso era algo que se notaba en el mapa. Tal vez porque estas fueron de las últimas tierras en ser pobladas, tal vez a causa de que la imaginación era algo desconocido entre este pueblo de gente laboriosa, pero de mente mas estrecha que un spaghetti, lo cierto es que a una Villanueva le seguía un rioazul, un bosqueverde y un vallegrande…pragmatismo puro, oigan.

Por lo demás, hay que reconocer que la nación gozó tradicionalmente de una estabilidad desconocida entre los estados de su entorno, apenas asistió a medio centenar de golpes de estados desde la independencia, y eso contando incluso aquellos en los que no se había fusilado a nadie.

Bien, sin duda se preguntaran que hacia yo, escritor de reconocido prestigio (al menos en el honrado mundo de los apostadores y en el no menos selecto de los barman), en un lugar así.

No, aunque les pueda parecer extraño, tras mi apasionada descripción, no había venido a disfrutar de las maravillas naturales del país, sino a llevar a cabo un estudio sobre el fútbol Sanmauriciano, por encargo de la FIFA .si, esa federación internacional de catadores de Güisqui y gourmets cinco estrellas, que tanto hacen por el desarrollo del deporte del Balón.

A uno, como freelance sin escrúpulos (para que engañarnos, mientras tenga dinero en el bolsillo para inflarme a Manhattans, lo mismo me da escribir sobre la fornicación en el antiguo Tibet que del cultivo del pistacho en Kirguizistán, tema apasionante este ultimo, aviso), se le encendieron los ojitos viendo el fajo de billete que ofrecían por semejante labor, así que raudo y veloz, y tras despedirme de Sisi, Mimi y Kiki (no, a la vez no, en orden alfabético descendente, para ser exacto) hasta mi vuelta, me dirigí al aeropuerto, a embarcar en el avión que me habían reservado.

Si, como era de prever, aquello no era tan bonito como me lo habían vendido. Por supuesto, no había vuelo directo (y tras conocer el país, a uno le sorprende aun menos), y tras cruzar el atlántico hasta Miami, tuve que embarcar allí en un viejo turbohélice que hacia mas ruido que el coche de un Bakala empastillado (perdonen la redundancia) y se movía mas que Paris Hilton en una noche de juerga (y se lo que me digo…), que nos llevo hasta la republica vecina. Lo próximo, pensé, será coger un globo y lanzarnos en paracaídas (o sin el), cuando estemos cerca…pero no, tuvimos suerte, nos metieron a todos en un autobús que podría haber servido para transportar las tropas de Cesar (y porque los cartagineses iban en elefante), y tras apenas 14 horas de viaje, completamos los 200 kilómetros hasta la frontera.

Allí, por fin, pudimos descansar en la fonda local. No lucia mal, realmente. No estaba dotada de ciertas comodidades, realmente lujos de los que se puede prescindir sin demasiados problemas (como agua caliente, baño privado, sabanas limpias y papel higiénico), pero lo que le faltaba en equipamiento lo suplía en tipismo. Ya me dirán en que lugar se puede disfrutar de un sueñecito amenizado por la presencia de un hermoso ejemplar de Didelphis imperfecta, simpático animal de olor y comportamiento poco menos que exquisito (Les emplazo a que lean a Gerald Durrell para saber mas sobre el…o que asistan a una sesión del parlamento en algún debate tenso).

Por fin ,al día siguiente se presento en el puesto fronterizo el caballero designado para acompañarme, con puntualidad británica (porque llego, como habíamos quedado, a las 9, pero hora de Londres), Ramiro Francisco Rivera (de todos los santos y Madre de Dios), responsable de comunicaciones y relaciones externas de la federación de fútbol nacional (es decir, el amigo del hijo del hermano del secretario suplente del presidente). A partir de entonces, empezó mi trabajo. Desde la frontera nos trasladamos a la capital, San Pepe, para iniciar allí la labor de archivo. Lamentablemente, los de la federación dejaban algo que desear. Dado que varias generaciones de porteros demasiado pulcros habían decidido que todos esos papeles viejos hacia feo, la posibilidad de encontrar alguna información mas allá del domingo anterior se hacia casi milagrosa. No es que hubiera lagunas en los datos, aquello era mas parecido al océano pacifico…

Pero seamos serios, vista la calidad del combinado nacional, tampoco había demasiado que contar, aparte de goles de los contrarios. Napoleón aun era cabo cuando la selección ganara su último partido…

Decidido a pesar de todo a realizar mi trabajo, me encaminé al estadio Nacional, para visitar sus instalaciones. Podríamos calificar su arquitectura de Neo rustica de inspiración inglesa. También aquí, como allí, grandes columnas estorbaban la visión…solo que si en el caso ingles tenían el practico uso de sostener la techumbre, aquí, donde dicho techo brillaba por su ausencia (en realidad esto es falso, lo que brillaba por su ausencia era el sol, y no vean como se notaba…), nos vemos obligados a lamentar su existencia como mero objeto decorativo. Todo sea dicho, los sanmauricianos (mas comúnmente conocidos como Maus o mausitos), que como hemos hecho hincapié antes eran gente poco dadas a lo superfluo, daban uso practico a dichos pilares, y de vez en cuando organizaban una gran colgada, para limpiar las cárceles de facinerosos (y opositores al presidente de turno, con lo que nunca faltaban candidatos…por definición, cada Mausito era un opositor al presidente de turno, al menos que este fuera el mismo o algún familiar).

Necesitando recurrir a fuentes primarias pues, decidí entrevistarme con periodistas, futbolistas y gentes del mundo del balón que hubieran conocido las viejas épocas. Aunque los datos eran poco objetivos en la mayoría de los casos (creo que debí escuchar 100 veces que a los recontraboludos carajotes de los Albos, el apodo del Real Olímpico, el equipo mas laureado del país, los árbitros no es que le ayudaran, es que le abrían paso cual guardia motorizado a un coche oficial…), pero al menos me dieron una pista, tenia que viajar a Puerto Escondido, todos coincidían en que el fútbol había entrado al país por allí, a comienzos de siglo.

Bien pertrechado de los objetos más vitales para el viaje (una cantimplora de vodka y dos paquetes de Montecristos), yo y el impagable Ramiro nos dirigimos hacia el Puerto, visitando de camino algunas de las poblaciones del país.

Y es aquí donde retornamos ahora al comienzo de nuestro relato, divisando desde la carretera (si dicho nombre se puede aplicar a una senda fangosa difícilmente diferenciable de sus andenes, salvo por el mejor firme de estos) la villa de Pueblonuevo (de arriba), última parada antes de llegar a Puerto Escondido, situado al pie de la cordillera.

¿Qué decir del descenso hasta allí? Que ríanse ustedes de rafting, parapentes, descensos de barrancos y otras chominadas semejantes, que algunos osan llamar deportes de riesgo…bajen ustedes por la pista antes mencionada, con porcentajes del 25 %, sin quitamiedos que valgan (¿para que, si en este país todos son muy machos?), en un todoterreno cuyos frenos estaban mas gastados que la canción del verano en septiembre,y conducido por alguien que por otro lado no saben que existen( algo muy común entre los conductores mausitos) y entonces sabrán lo que son las emociones fuertes.

Por fin, el camino mejoró, descendieron los porcentajes, y tras la última curva, lo vimos.

Con las casas arremolinadas sobre una colina colgada junto al mar, las calles siguiendo las curvas de nivel, Puerto Escondido se encontraba en una pequeña bahía ceñida entre dos cabos de altos acantilados, que dejaban apenas un pequeño paso entre ellos.
Por fin, aparcamos muy cerca de la orilla del mar, de un color verdoso, a juego con mi rostro del momento.

La zona del muelle era lo mas activo que había encontrado en todo el país (dejando aparte las tabernas)desde mi llegada, al menos media docena de estibadores descargaban el único barco atracado, mientras medio centenar les observaban con expectación …cuando ví que el cargamento se componía básicamente de cerveza importada, entendí el motivo de tal ajetreo, impropio de una tierra tan ajena al stress.

Nos dirigimos hacia la casa de Don Domingo del Real Amado Casado, alias Dom-king, una de las figuras estelares de la historia del fútbol mausito (lo cual no es mucho decir), famoso por el agarrón que le dio a Di Stefano en un partido amistoso de su club contra el Millonarios, y que hizo exclamar a este: “si vos queres mi mano te la concedo, che”. Desde entonces, como era de esperar, fue conocido en el mundillo como la “novia de Dí”…

Dom king moraba en una antigua casona ventilada por la brisa marina, de esplendidas vistas. Allí, mientras tomábamos unas jarras de zumo de cebada, y entre anécdotas sobre su carrera, nos fue revelando el origen del fútbol nacional.

Fíjense que todo fue pura potra, si en lugar del HMS Queen of Caribean, entra al puerto el USS Ulises S. Grant, ahora estaríamos dándole al Béisbol, esa es la realidad, al menos es lo que siempre me decía mi padre, que es quien me contó la historia.

Andábamos allá por los años anteriores a la gran guerra (la del 14, eh), y en el país había estallado otra revolución. Solo que esta vez el nuevo presidente había decidido nacionalizar las compañías extranjeras. Como era previsible, esto no gustó precisamente a las grandes potencias, que decidieron hacer valer sus intereses, mandado algunos navíos de guerra (la política de la cañonera la llamaban) y ocupando un par de puertos. Y al nuestro llego el Reina del Caribe.

Las cosas fueron en realidad tranquilas. El crucero mando un aviso de que iba a bombardear el fuerte, para que se alejara la población civil. Se le contesto que no gastábamos de eso. El capitán del navío, entre sorprendido e indignado por no poder cumplir su misión al pie de la letra, nos pregunto en ingles de Oxford: “¿Y entonces, Caballeros, que debo volar?

Poco después, varios proyectiles destrozaban la delegación de hacienda, blanco designado de forma unánime, entre los aplausos de la multitud.

Siguió a esto el desembarco de una pequeña tropa británica, recibidos por alborozo por los indígenas, ávidos de alguna variación de su rutinaria vida.

Y aquí, en cierto sentido, es cuando los hados empezaron a moverse en pro del balompié. La escuadra de desembarco, como si el rastro de miles de marineros anteriores les indicara el camino, tomo el rumbo que han tomado y tomaran, por los siglos de los siglos, los tripulantes de las embarcaciones que atracan en el puerto, colina arriba hasta la plaza de los faroles rojos, residencia de la nutrida colonia de meretrices locales, uno de los principales motores económicos de la población.

Y allí, con extrema diligencia, como disciplinada parte de la gloriosa marina británica, se dedicaron a “ocupar” los distintos locales de la zona.

Y bueno, entre uno y otro “round”, y para entretener la espera, se cuenta que los marinos bajaron un balón del barco, y se dividieron para practicar eso que ellos conocían como Foot ball, en mitad de la plaza…lo curioso es como se formaron los equipos. Ya se que es algo no demasiado “honroso” para las pacatas mentalidades de nuestros compatriotas, pero hemos de admitir que los primeros conjuntos que se formaron en el país representaban a los tugurios de prostitución con mas éxito entre los soldados, así que el primer match enfrentó a los chicos de “Las pupilas de Doña Pepita” contra los jóvenes de “El Serrallo del Sultán”. Lamentablemente desconocemos el resultado final, al parecer a nadie se le ocurrió apuntarlo…pero lo cierto es que entre algunos de los espectadores nativos del evento, prendió la llama de eso del Sport…

Tras el conmovedor relato, Don Dom nos acompañó a la plaza y nos hizo conocer el “ambiente" local (que al parecer, a el si le conocía bastante, porque todas las mozas de la zona le saludaban alborozadas).

Hice unas fotos, nos empapamos de espíritu del lugar, y tras despedirnos de nuestro anfitrión, iniciamos el regreso a casa.

Espero que el informe les guste a mis clientes pero…si, no pude dejar de observar lo curioso de que el origen del fútbol mausito, y el de los algunos de los dirigentes de la FIFA tengan tanto que ver, se puede decir que ambos son hijos de…Británicos.

Posdata:Este relato lo publiqué por primera vez en agosto del 2008 en el Café Fútbol(donde lo podéis ver con algunas imágenes añadidas). Me gustaron las posibilidades del protagonista, así que volví a recurrir a el un año más tarde. Próximamente pues podréis leer aquí otra de sus crónicas irreverentes…

miércoles, 5 de enero de 2011

el precio justo

Este cuento lo escribí en septiembre del 2008, para un blog colectivo sobre fútbol (o más bien sus alrededores) donde participó. Con el rompo una de esas normas que medio me había autoimpuesto en la cabellera, no meter fotografías. Pero…en este caso diría que son imprescindibles. Este relato nació de una imagen, sin ella, jamás lo habría escrito. Sin, mas, os dejo con el…


-¿Y dices que tiene 5000 años?

-200 años arriba o abajo.

Contempló la imagen de las fotografías. A pesar de gustarle el arte, tenia que reconocer que jamás había oído hablar de ella, lo cual no era del todo extraño, dado que su salida a la luz era tan reciente.

-¿Y solo mide ocho centímetros?

-8 con 25, para ser exactos. Y por esa pequeña, se han pagado 57 millones de dólares…

Natalia observo de nuevo la diminuta pieza. 5000 años, 8 centímetros…57 millones de Dólares…casi parecía que todo se podía reducir a simples números…pero había algo más. Sabía que estaba contemplando el pasado, los primeros balbuceos de la civilización humana. Y por una vez, se sintió orgullosa de su especie. Si este pequeño trozo de roca definía el comienzo de algo, ese algo tenia que merecer la pena.

- Procede de la primera época del imperio Elamita, establecido en una zona montañosa cercana al golfo, en el sur de las actuales Irak e Irán. Por cierto, por esa época y en ese lugar, se había comenzando a usar la escritura cuneiforme y a alguien se le estaba ocurriendo que dándole forma redonda a un trozo de madera tal vez se lograra algo de provecho... se puede decir que estamos hablando del inicio de la historia. Literalmente.

La figura era impresionante, físicamente podía ser más pequeña que un Movil, pero estéticamente…su grandeza desbordaba el horizonte. El cuerpo transmitía fuerza, vigor, poder, pasión, vida…Y la mirada…que esos ojos, vacíos, apenas visibles, fueran capaces de proporcionar tal sensación de respeto, de hacer sentir un temor reverencial por un simple trozo de roca…no, no un simple trozo de roca, un trozo de roca tocada por la genialidad humana, eso que en algunas ocasiones nos eleva al nivel de los dioses…
¿Quién seria el anónimo autor? ¿Qué premio habría recibido por su obra, si es que recibió alguno? ¿Quién se la habría encargado?

Dejo volar su mente, entre chozas de adobe, en busca del artista, mucho mas autentico que la mayoría de los que en el mundo actual osaban adjudicarse tan nombre…

-¿Cómo dijiste que se llamaba, La leona buzón?

-Buisson, el apellido de su primer propietario, un traficantes de armas Frances con una enorme pasión por la escultura mesopotámica, casi tan grande como su falta de escrúpulos. Estaba por la zona en los 20, vendiendo armas a los rebeldes Kurdos que combatían contra el Sha (y al Sha para reprimir las revueltas), cuando un arqueólogo ingles la encontró, en un yacimiento cerca del golfo pérsico.

-¿Y como la obtuvo?

-Pagándole la expedición al descubridor y un flamante Hispano-Suiza al gobernador del Khuzistan, para que no pusiera problemas en su exportación…

-Que generoso…

-Sin duda para el arte lo era. Aunque cabe decir que el gobernador murió poco después en una revolución…y ya te imaginaras quien les vendió las armas a los rebeldes.

- Ya veo…ese tipo no se casaba con nadie, menos con el dinero.

-En cierto modo, de hecho poco después de esto contrajo matrimonio con la hija de un importante industrial italiano, Domenica Della Rocca

-¿Los de la Rocca, los fabricantes de sanitarios?

-Esos mismos, hay quien hace dinero con la cabeza, otros con el…

-Aldo, no te pierdas.

-Bueno, como te estaba diciendo, Jean Buisson se casó con la adorable Domenica, a mediados de los 20. Desgraciadamente fue un matrimonio corto, cosas de la química.

-¿es que no conectaron?

- Pues no te lo podría decir, los que si que conectaron fueron los cables de la bomba que un grupo de exiliados khuzistanies muy cabreados colocaron en el laboratorio de investigación química que estaba visitando Jean…

-¿Y la escultura?

-Paso a forma parte de la colección Buisson-Della Rocca. En los treinta, la viuda Domenica, ante la amenaza de guerra, la traslado disimuladamente (aduciendo que se iba a celebrar una exposición) a Boston, desde entonces siguió allí, hasta ahora…

-Sin salir a la luz…

-Si, formaba parte de la parte privada de la colección, jamás abandono la mansión familiar, se decía que Doña Domenica la tenia en su habitación, en una vitrina…algunos comentaban que parecía que se había enamorado de ella, espiritualmente hablando claro.

Y era normal, cualquiera dotado con un mínimo de sensibilidad lo haría…

-En fin, que ahora volverá a perderse en algún salón privado, lejos de la mirada de la gente…solo visible para los ojos del propietario…

-Casi lo prefiero…no es que tenga una vena elitista (Que si la tenia), pero a veces, visitando algún museo, y viendo cierto tipo de “turistas” que se dejan caer por ellos…creo que prefiero que vuelva a internarse en las nieblas de la memoria, como estuvo durante tanto tiempo…

-bien, realmente mas que entre nieblas, estuvo hasta arriba de arena, para ser exactos…

-Aldo, a veces te pasas de gracioso…

-Cierto, disculpa a mi sentido del humor, tiene tendencia a la estupidez…y no puede evitar saltar cuando escucha algo demasiado poético, supongo que es mi visión sarcástica de la vida…

-Si, como aquella ocasión en la que te pusiste a contar chistes en el velatorio de Martín.

-A el le habría gustado.Era mi manera de luchar, la muerte puede arrebatar una vida, pero no debemos dejar que nos arrebate la nuestra, antes de tiempo…cada risa que surja en un momento así, es un caponazo a la maldita parca…en mi entierro, os prohíbo llorar. Reíd, comed, bebed, e incluso si queréis…

-Aldo, calla, y dile a ese lado vulgar tuyo que se controle…

-Como tú digas querida…

-Y ya que estamos, enciende un rato la tele, para tener que escuchar tonterías, prefiero oír a profesionales en la materia.

-A tus ordenes Milady

Natalia dejo vagar de nuevo su pensamiento…57 millones de Euros….realmente era mucho dinero…y si, sabia que realmente la belleza no tiene precio, que la Leona era imposible de valorar monetariamente…pero esta vez le parecía que no se había sido demasiado mezquino en tasar lo imposible…pensar lo que se podría hacer con…

En ese momento, la voz del presentador, le sobresalto, estaban en el tiempo de deportes:

-La sorpresa del día en la liga española, fue la marcha del delantero brasileiro Robinho al futbol ingles, pero no al Chelsea londinense , que era el destino por el que todo apostaban, sino al mas modesto, deportivamente hablando, Manchester city, que inundado de petrodólares, no tuvo problemas en pagar al Real Madrid, y al contado, mas de 60 millones de Dólares por el joven jugador…

Abrió la boca…y la volvió a cerrar. Ahora esos 57 millones no le parecían un precio demasiado alto, de hecho, eran una ganga…

sábado, 1 de enero de 2011

El primero del año

Sin poder evitarlo, el final del año me hace entrar en un estado de enorme melancolía. Es uno de esos momentos que inevitablemente te hace volver la vista atrás, valorando lo que hiciste y lo que no, lo que se va y no volverá, los errores que cometiste, los cambios que se produjeron y rememorando lo que viviste junto a aquella gente que tanto significa para ti aunque ellos no lo sepan. No, es inútil luchar contra esa marea de recuerdos, que como una inundación incontenible arrasa todas las barreras que pretendas oponerle. Lo mejor es dejarte llevar, y cruzar junto a ella la frontera temporal, de imposible retorno.

Pero hablando del paso del tiempo...


Nada hace comprender mejor lo relativo del tiempo como el estar en el lado equivocado de la puerta del servicio de un atestado bar, tras unas cuantas cervezas.

O eso he oído decir, que uno no se deja caer por esos antros oscuros y llenos de perversión…no, no se deja caer, se tira en paracaídas.

Pero incluso dejando de lado el subjetivismo de nuestras sensaciones temporales, lo cierto es que el tiempo no es el mismo para todos. Un amigo mío, de mujer madrileña, celebra por dos veces el cambio de año, la primera al ritmo marcado por el reloj de la puerta del sol, y luego cuando le llega la hora del cruce en Caracas, donde vive.

A veces, cuando escucho todas esas pamplinas mileniaristas sobre Apocalipsis, fines del mundo y demás, que fijan en una fecha concreta del calendario, me pregunto. ¿El Apocalipsis se guiara por la hora de Greenwich, la del Valle de Armagedón o la de Pekín, por eso de empezar por donde mas gente hay? Porque cuando en un lugar estamos a una fecha, en otro aun no llegaron, y en el de mas allá están a punto de dejarla…tal vez seria cosa de hacer como los chinos, que para no complicarse, tienen la misma hora para todo el país…a pesar de que existan cinco horas de diferencia real de un extremo al otro.

De ayer a hoy, un año nos separa. Con 365 días por delante, nos queda mucha vida por disfrutar (o sufrir), muchas cervezas por beber, muchas palabras que decir, muchas que deberíamos decir y no diremos, y muchas que nunca deberíamos pronunciar y que se escaparan.

En realidad no es nada nuevo, seguimos surcando las aguas de la eternidad, hendiendo las olas del tiempo, dejando atrás una estela de recuerdos, la proa hacia el frente, con destino a un lejano horizonte más allá de nuestra vista.

Ya estoy en la mitad de esta carretera ,tantas encrucijadas quedan detrás.
Ya está en el aire girando mi moneda y que sea lo que sea

No os voy a desear feliz año (aunque os lo desee). No le pediré al destino que sea benévolo con vosotros, pues ningún caso me hará. No, simplemente os pido que sonriáis, lloréis, améis, sufráis, que tengáis buenos momentos que compensen los malos que seguro llegaran. Pero sobre todo, y por encima de todo, que viváis, que sintáis que cada uno de los segundos que llegan es nuevo, y todo es posible, mientras exista el futuro.

Posdata: Con esta suman ya 50 las entradas de este blog que empezó casi de casualidad un día de abril, basicamente por la insistencia de mi amiga Ana (para que luego diga que no la escuchó). Que a alguien, aparte de a mi , le pudieran interesar las paranoias que pudieran nacer de mi calenturienta mente es algo que me sorprende, pero...el mundo esta lleno de gente rara, y alguno que otro se deja caer por aquí de tanto en tanto. Y como en los últimos años cada día intento perder un poco de esa verguenza que me mantuvo prisionero durante tanto tiempo, no puedo dejar de pensar que hay algo de terapia en el hecho de publicar mis relatos, de exponerme un poco delante de los demás. Espero no pasar de la timidez al exhibicionismo, pero un poco de narcisismo de vez en cuando tampoco viene mal.

Así que aprovechó el hecho de felicitaros el año para daros las gracias por soportarme (y a Ana como responsable principal), espero que resistáis un poco más.

Y bueno, ya que estamos, os dejo con el que posiblemente sea el relato causante de que la Cabellera de Berenice exista. Porque si, a todos nos gustan en ocasiones los cuentos de Hadas...