jueves, 16 de septiembre de 2010

La noche de San Martín

Las Tinieblas se habían apoderado ya de la pequeña aldea cuando se oyeron los primeros tañidos de las campanas y los lamentos de los penitentes.
Con una rapidez asombrosa, se apagaron todas las luces, se acallaron hasta extinguirse las conversaciones e incluso los animales, acobardados, no osaron emitir ruido alguno.
Lentamente la tétrica procesión se iba acercando, cada vez se distinguían con mas nitidez las voces terribles que no cesaban jamás de emitir su lánguida letanía. Sin embargo, de repente, se produjo el silencio, un silencio aun más angustioso que las voces, un silencio que parecía infinito, y que hacia que una mortal ansiedad se apoderara de cada uno de los habitantes. Estaban allí.
Y cuando de improviso, un inhumano alarido desgarró el velo de terror que envolvía los corazones, incluso los más valientes entre los aldeanos cayeron al suelo, con los ojos cerrados y sin apenas atreverse a respirar, como si una invisible fuerza les hubiera arrebatado el alma. Así permanecieron en una espera eterna, como si el tiempo se hubiera detenido para siempre. Pero entonces, como el viento que dispersas las nubes, un grito desgarrador, el grito de una voz femenina que estaba contemplando cara a cara los ojos de la muerte, barrió la niebla de silencio e inicio un discordante y creciente huracán de ruidos, en el que se mezclaban los ladridos de los perros, los llantos humanos y un sin fin de mugidos, cacareos y gruñidos. Y así, la discordante sinfonía se elevó, enloqueciendo las mentes mas lucidas, y hubiera continuado por mucho tiempo si no hubiera tocado la campana de San Martín.
Si, al sonar la campana del monasterio todos los ruidos volvieron a cesar, y cuando comenzaron de nuevos los salmos penitenciales, cada vez en un tono mas bajo a medida que se alejaban, la vida fue volviendo a las casas y a los cuerpos de sus habitantes.
Esta vez le había tocado el turno a la viuda Lua, y sin duda el castigo por sus pecados había comenzado para no terminar hasta el dia del juicio. ¿Quién seria la victima propiciatoria el próximo 11 de noviembre? .Desde que 12 años antes se quemara el monasterio, sin que nadie del pueblo hubiera movido un solo dedo para salvar de una horrible muerte a los monjes, sino que al contrario, con sacrílegas intenciones, los mas osados y descreídos rebuscaran entre las aun calientes cenizas en busca de algo de valor, la noche del 11 de noviembre de cada año, festividad de San Martín y aniversario del incendio, una letal cofradía se acercaba al pueblo en busca del mas pecador de sus pobladores, y hasta que no sonaba la perdida campana de la destruida torre y se retiraba de nuevo a sus ruinosos dominios, nadie tuvo nunca el valor de intentar observar quien formaba parte de la misma, ni de volver a acercarse a los ominosos restos del monasterio que desde el monte Cercano dominaba la vida, y la muerte, de los aldeanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario