sábado, 15 de enero de 2011

Puente hacia el cielo



El puente se extendía hasta más allá de donde alcanzaba la vista, lo cual realmente, no era decir demasiado.

Y es que una niebla helada envolvía la estructura y apenas se vislumbraba con claridad a unas decenas de metros.

Caía al tiempo una suerte de aguanieve, que convertía el suelo en una especie de pista deslizante, y hacia aparecer a las barandillas coronadas por unas blandas y blancas almohadillas.

Y a pesar de todo, había gente.

Caminaban dispersos, silenciosos, sin mirarse. Algunos, los mas afortunados, embutidos en holgados abrigos y portando paraguas.

Otros, como el, escasamente preparados para el gélido clima.

Al menos, se dijo, si esto es el infierno, alguien tiene mucho sentido del humor…

Se internó entre las nubes, sin nada que perder, ya no podía volver atrás…porque no había atrás. Si se volvía, solo encontraba la Nada. ¿Saben como es la nada? ¿Se la imaginan? Pues seguro que se equivocan. En serio, se lo que me digo. Así que no pierdan el tiempo soñando en agujeros, plasma líquido, niebla espesa o gelatina de fresa… (¿No se preguntan porque de fresa?)

De hecho, a medida que caminaba, sentía la sensación de que detrás se iba formando un muro infranqueable…la Nada avanzaba.

Incluso cuando adelantaba a alguna de las otras figuras, de repente, ya no estaban allí…

Una luz.

De Neón.

Ante sus ojos, fue apareciendo una especie de taquilla. En lo alto, un cartel luminoso se encendía y se apagaba.

Abierto las 24 horas del día…por toda la eternidad, añadió mentalmente.

Se acercó. Tampoco podía hacer otra cosa.

Dentro, un hombre ancho de hombros y barba espesa,, jugueteaba con un manojo de llaves, mientras tenia una especie de discusión consigo mismo.

- Sabía que tenia que haber apostado por Francia, pero…no era cosa de jugarse nada con los del gallo, a uno nunca le traen buena suerte esos animales…

-Ejem- Intento hacerse notar.

-¿Si? –El Barbudo se volvió hacia el, no de muy buen talante.

- Hola, no es que tenga prisa, ojo, uno tiene la sensación (algo mas que eso, pensó) de que ya hizo todo lo que tenia que hacer en la vida, pero… ¿le importaría decirme donde estoy?

-Alma de Dios- le respondió el taquillero- , ¿aun no lo pilló? Hay gente dura de mollera, pero cuando llega aquí ya suelen tener una idea…

-Eh, mire- contestó el otro algo amoscado- es la primera vez que me pasa esto (y la ultima, al menos que los Hindúes sean los que se lleven el gato al agua), y como uno es Ateo (bueno, era…), no tengo porque estar informado de que viene a continuación…Además (añadió con Sorna, en una especie de brindis de despedida), ¿Cuál de los cientos de mas allas en que la gente cree es este? Y de paso, ¿Quién es usted, San Pedro o el Can Cerbero?

-Mire señorito, a mi no me venga con sarcasmos. Si usted no cree en el mas allá, es su problema. El mas allá si cree en usted en cambio…Y para aclararle conceptos, estamos ahora mismo en su mas allá. O al menos en la entrada del mismo. Así que la estética a medio camino entre película de intriga y road movie es cosa suya. Y si hace el favor, diríjase a mí como Simon, Señor…-bajo la mirada un instante, consultado una especie de listado- Rubio Moreno. De nombre…-Una sonrisa sardónica apareció en sus labios-

-Déjelo, si, mis padres se creían muy graciosos…por desgracia su sentido del humor en realidad brillaba por su ausencia.

-Bueno, no pretendemos aquí revivir traumas infantiles (aunque esto lo dijera de tal forma que parecía que si por el fuera, si que le gustaría hacerlo), así que vayamos a lo serio. ¿Dónde cree que debe ir usted, Cielo, infierno o purgatorio? Y si, antes de que me lo pregunte, si que existe el purgatorio, ¿que se creen que son los exámenes de septiembre, sino una especie de preparación para el mas allá?.

-¿Cómo que donde creo que debo ir? ¿Pero eso no es cosa de ustedes?

-Cierto, pero antes nos gusta escuchar al conden…digo, al cliente. Si no tiene nada que alegar…

-Viví mi vida lo mejor posible, procurando no fastidiar demasiado a los demás, no por creer que por portarme bien iba a ir al cielo, sino porque creía que era lo que debía hacer.

-Ya, claro, el mismo cuento de siempre…si me pagaran un céntimo por cada vez que he oído eso, seria millonario. Y no, no estoy exagerando. Lastima que luego resulta que el mundo esta lleno de cabronazos, que, mire usted que casualidad, parece que nunca vienen por aquí…

-Eh, yo no se los otros, yo hablo por mi.

- Ya…y eso me lo dice usted, siendo… ¿árbitro?

Hubo un silencio incómodo, que duro unos segundos, antes de que el de Negro respondiera.

-Que yo sepa, ser colegiado no es un delito.

-Si por mi fuera, lo sería, para mi están en el mismo escalón que los abogados y los mimos…suerte tienen de que yo no pongo las reglas, y el de arriba es mucho mas benigno…

-Ah, entonces- exclamó algo aliviado el trencilla, no demasiado seguro hasta entonces de que le depararía el futuro-¿no voy a ir al infierno?

-Tiene suerte, ahora mismo esta cerrado por reformas, falta de espacio, ¿sabe? Están construyendo unas instalaciones más amplias. Mientras tanto…al parecer le tocó una pequeña estancia en el Purgatorio. Allí tendrá tiempo de pensar que hizo mal...de hecho, va a tener mucho tiempo…

-¿El Purgatorio? ¿Cómo es exactamente?

-Ha pensado alguna vez como seria si tuviera que revivir, uno a uno, todos los momentos de su vida, viendo que hizo y analizando que debería haber hecho?

-¿¿ Que, es así??

- No- Mintió Piadosamente Simón- Mejor véalo usted mismo. Puerta tres por favor.

Delante suya apareció de repente un marco dorado, ciñendo una puerta de roble de pesada apariencia.

-¿Entonces…tengo que entrar?

-Así es, es su destino, suerte- le respondió, cruzándose de brazos el portero.

-Bueno, si es así…supongo que es hora de irse. Podría haber sido peor. En fin, adiós, hasta mas ver…

Cansinamente, avanzando mas por inercia que por convicción, el arbitro se acerco a la puerta, cerro los ojos, y entró…Tras lo que hombre, marco y puerta, desaparecieron.

San Pedro espero unos segundos. Miro a un lado, al otro, y de repente, dio un salto, mientras gritaba- Ale, por fin.

Al momento, se escuchó una voz celestial (no me preguntéis a que suena, esperad a oírlo. Y no, os aseguro que tiene poco que ver con Celine Dion…), que dijo:

-Pedro…¿Qué te dije del rencor? ¿No hemos hablado ya unas cuantas veces del tema del Perdón?

-Pero, pero…Dios, si apenas hice nada, solo le di un poco de tiempo para que piense y medite, le vendrá bien, ¿Qué son unos cientos de años entre toda una eternidad?

- Pedro…a ese hombre le tocaba ir al cielo. Lo sabias.

-Si pero…

-Si pero que, ¿Pedro?

-hace 30 años, ese tipo pito un Eibar- Polideportivo Ejido. Tenía 13 y el pleno al quince, me lo había jugado al 1X e iba uno a cero a falta de 1 minuto. Y ese tipo pitó dos penalti, ¡ dos¡ Y además, injustos. Creo que lo que acabo de hacer es simple justicia divina.

- ¡ Por Dios Pedro, tu me hablas de Justicia Divina a MI¡

-Bueno, es un decir, ya sabe jefe…lo…¿lo siento?

-¿Es una pregunta o una afirmación?

-Lo segundo por supuesto, claro.

- Bien…te diré lo que haremos, ya que el mal esta hecho, lo dejaremos estar un tiempo…pero olvídate lo de tenerlo durante medio milenio.

-Así sea, señor, digo, amen, antes de que cante un gallo lo tendremos en el cielo.

-Pedro…no me hables de Gallos…

-lo siento, lo siento, era una frase hecha.

-Adiós, y no hagas mas barrabasadas.

-Lo que usted mande , por supuesto...

La voz de desvaneció, como si nunca hubiera estado allí….

San Pedro sonrío, y entonces dijo, en voz baja:

-Je, se cree que no recuerdo que esa quiniela…¡ la jugamos a Medias¡

Posdata

Este relato lo escribí basándome únicamente en la fotografía que encabeza el cuento. Y cuando empecé con el confieso que no tenia ni idea de sobre que iba a hablar, así que...Por cierto, para los interesados, la imagen es del Puente Sidi M´Cid, de la ciudad Argelina de Constantine.

1 comentario:

  1. No sé cómo de buena gente debe de ser Al-Ghandour, pero yo también le daría un par de siglos de penitencia antes de dejarlo entrar en el cielo xd

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