domingo, 30 de enero de 2011

Reflejo en el espejo

-Hable.

Permaneció mudo por un instante, mirando su figura reclinada en el espejo.

-¿Servirá de algo?
- ¿que piensa usted?
- Lo dudo.
- ¿le perjudicará?
- -No creo
- ¿entonces…que tiene que perder?

Ante el inapelable razonamiento, se decidió.

- Es difícil de explicar…se trata de sensaciones, de miedos, de sentir que dentro de mi hay dos yo…a una de las cuales, no puedo controlar.

- A pesar de todo, intenté hacerme comprender.

-Es que lo complicado es que yo lo entienda. Puede ser jugando, o saliendo de fiesta…ni siquiera es una sola cosa, son varios los factores que intervienen.

-Enumérelos.

- Estoy en un bar, con los amigos. Feliz, participativo. Y entonces, de repente…me apago. Es como si se me agotaran las baterías. De pronto me doy cuenta de que me he ido, que dejé de intervenir en las conversaciones, que me hundí en mi interior…y por mucho que intente volver soy incapaz de quitarme de encima esa especie de manta que me cubre. Es lo que llamo entrar en mutismo contemplativo.

-¿Y porque cree que se produce?

- generalmente tiene que ver con algo de la conversación. Comienzo a darle vueltas a una idea, la analizó…mientras el mundo continua hay fuera, moviéndose. Soy capaz de abstraerme por completo de lo que me rodea…desgraciadamente.

-¿Le molesta mucho?

-Solo en parte. Cuando se trata de eso, no. Sin embargo…
-¿si?

- En otras ocasiones, es una especie de mecanismo de autodefensa…que actúa ajeno a mi voluntad. Suele pasarme cuando estoy con mucha gente, es como si mi cerebro se agobiara, e intentara evitarse problemas convirtiéndome en invisible…desapareciendo. Cada palabra que digo me cuesta un mundo, porque tengo que luchar contra mi mismo. No abro la boca, porque cualquier frase que pronuncié me parece estúpida. No soy capaz de meter baza en una conversación, es como si fuera un muñeco. Se me traba la lengua, se me embota el cerebro…me siento imbécil, incapaz. Y lo peor es que lo estoy viendo en primera línea, me contempló a mi mismo en esa situación, pero no puedo hacer nada para acabar con ella…En esos momentos, me encantaría abofetearme, odio a ese otro ser que parece vivir dentro de mi, dominándome…

- Entiendo… ¿hay algo más?

- Si…pongamos que estoy jugando a algo. Una partida de dardos, por ejemplo. La posibilidad de que gane son virtualmente, inexistentes. Incluso si empiezo bien, comienzan mis dudas, yo mismo me meteré presión, perderé confianza. No disfrutaré, solo pensaré en competir, en lugar de divertirme. No hace falta que nadie me derrote, yo mismo lo haré. Si tengo un falló, tendré otro, y otro. Y nunca, nunca aprenderé. Lo lógico seria que con el tiempo mejorará…pero en mi caso es al contrario, cada vez que juegue, será como si jamás lo hubiera hecho antes…y en caso de que aprendiera algo, lo olvidaré. Es una frustración tan enorme…Y todo porque tengo más miedo al fracaso que ansias de ganar.

-¿y sin embargo, vuelve a jugar?

- Si…porque odio abandonar, me parece una cobardía, y estoy harto de ser un cobarde. Empiezas dejando eso, luego otra cosa, y al final no harás nada por miedo a fallar. Y no quiero que eso vuelva a pasar…el problema es que realmente si que abandonó, mentalmente…soy una especie de kamikaze, tengo el objetivo equivocado, no se trata de inmolarse por la causa, sino de combatir para salir vivo de la lucha.

-¿y cree que hay solución?

- Si…me recuerda a cuando aprendí a conducir. Fueron decenas de clases, y me pasaba exactamente lo mismo, los nervios me poseían, y en cuando cometía un fallo estos se sucedían uno tras otro…

- ¿y, que pasó?

- Conduzco. ¿Recuerda esa película, atrapado en el tiempo? El tipo estaba condenado a repetir la misma historia, una y otra vez, hasta que un día de repente ...hubo futuro. Lo mismo me pasó a mí. Logré romper el círculo vicioso, terminar con la parálisis…

-¿Y entonces?

-Si lo hice una vez, podré volver a hacerlo, tengo que hacerlo. Se quien es mi peor enemigo... yo mismo…y algún día, me venceré…aunque siempre se puede morir en el intento…

Su Interlocutor meditó sus palabras, le miró, y dijo:

-No se si podré ayudarle, pero…cierre los ojos e intenté dejar la mente en blanco…

siguió las instrucciones, sin saber demasiado bien a donde conduciría aquello. Se concentró, permaneció así hasta que se escuchó de nuevo la voz:

-Y ahora, abra los ojos.

Lo hizo, y volvió a ver su imagen reflejada en el espejo.

Y vio que estaba solo…

Como siempre lo había estado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario