viernes, 14 de mayo de 2010

¿ Al carajo con Bognor ¡

Hay lugares que son conocidos por sus bellos paisajes, sus esplendidos monumentos, su rica cultura o su especial gastronomía.

También hay casos donde la fama proviene mas en concreto de algún sector de su economía, sea esta la industria, su puerto o ciertas actividades ilícitas…

Pero pocos sitios podrán esgrimir como el principal motivo de su celebridad una blasfemia, fuera pronunciada realmente o no…que en estos casos, es lo de menos.

En el sur de Inglaterra, no demasiado lejos de Brighton, se recuesta sobre la costa del Atlántico la pequeña ciudad de Bognor Regis, de poco más de 60.000 vecinos. Es una de esos típicos pueblos-balnearios de la costa británica a los que tanto satirizaba Wodehouse (a ellos y a sus excéntricos visitantes), y que a falta de otra cosa mejor(o sea, de un lugar con un agua que no te hiele el alma al bañarte y de un sol que te haga sentir ganas de introducirte en la misma) hacen las veces de un Torremolinos anglosajón.

Antiguo pueblo pesquero (algo que en ocasiones no era mas que un eufemismo de su verdadera y honrada actividad, el contrabando), a partir del siglo XVIII se convirtió en uno de los lugares de reposo de la alta sociedad inglesa, que acudían allí para relajarse y recuperar la salud…y de paso murmurar, presentar en sociedad a sus rollizas herederas y evitar que el sol les dañara en exceso su cutis blanquecino.

Por entonces, el nombre del lugar era Bognor, sin el añadido de su apellido regio. Este lo toma a partir de 1929, cuando el monarca británico de aquel entonces, Jorge V, siempre delicado de salud, convaleció allí tras una grave enfermedad.

Bognor fue escogido por su fama de saludable y los benéficos efectos de su clima en sus visitantes.

Pero…uno tiene la impresión de que aparte de ser un lugar “realmente” sano, también debía ser “mortalmente” aburrido. Solo así se explica las ultimas palabras atribuidas al monarca en su lecho de muerte (posiblemente no mas que un mito, pero eso ya no importa…). Alguien, para animarle, le dijo que parecía encontrarse mucho mejor, y que dentro de poco podría volver a Bognor a terminar de restablecerse.

En esos momentos, seria cuando el monarca pronunciaría sus inmortales palabras, con las que nos despedimos:

Bugger Bognor ¡”*

*: Que vendría a significar mas o menos(aquí podéis encontrar una explicación mas exacta de lo que vendría a equivaler en castellano) “¡ Fastidioso Bognor¡”. Si, en el titulo del artículo, no he podido evitar traducirlo de forma menos educada y más castiza….y seguramente más cercana al espíritu real.

Posdata: Por cierto, no quiero dejar pasar el recordar el asombroso parecido entre el rey inglés y el ultimo Zar de Rusia, Nicolás II(algo no tan extraño sabiendo que eran parientes), que les llevaba a veces, cuando el monarca ruso visitaba el Reino Unido, a intercambiar sus papeles, para confusión de sus acompañantes…os dejo una fotografía, para ver si sois capaces de decir quien es quien…

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