miércoles, 19 de mayo de 2010

Conversaciones desde el Grifo Dorado(del tiempo y los cromagnones)

Escribí esta historia a modo de homenaje a una serie de relatos de Arthur c.clarke publicados bajo el nombre de “cuentos de la taberna del ciervo blanco”, una de las mejores colecciones de cuentos de ciencia-ficción que he tenido la fortuna de leer. Sé que no esta en mi mano conseguir atrapar la atmósfera maravillosa que impregnaban sus historias, pero espero conseguir al menos captar la atención del lector y...quien sabe, tal vez iniciar una nueva serie. Sin mas preámbulos, os dejo con el trío de protagonistas, esperando que disfrutéis de la historia...y de las cervezas.

- Viajes en el tiempo...estupideces sin cabeza, cuentos para gente con demasiada imaginación y poco sentido común- exclamo malhumorado Ronald , mientras apuraba su cerveza y pedía otra a sally, la espumosa camarera del grifo dorado.


- No te excites Ron, recuerda tu ulcera- comento con ironía Sammy- no querríamos verte aun más avinagrado y bebiendo leche-


- Paparruchas, yo no estoy excitado- respondió ron con excitación- pero me indigna ver como se da pábulo a fantasías de ese estilo, propias de adolescentes granujientos, en determinados círculos científicos


- ¿Y exactamente que es lo que te parece ridículo de esas teorías?, pregunté yo, a sabiendas del vendaval que iba a desencadenar, y, lo confieso, deseoso de hacerlo, pinchar a Ron es el deporte favorito en el departamento, y no es que no le apreciemos, cuando su agresivo carácter esta en calma es un excelente compañero, pero verlo en ebullición es un espectáculo, y este prometía ser de los mejores...


-¿qué, osas preguntarlo Martín?¿Es que te han sorbido la mente con una pajita?¿O es que con tantas horas dando clase a esa panda de analfabetos funcionales de cerebro de mosquito, pequeños delincuentes juveniles a los que tantas horas delante del ordenador y la TV ha convertido en amebas humanas se te ha pegado su inteligencia?-esta clase de discursos eran muy propios de ronny, a pesar de lo cual es el profesor mas entregado a su trabajo que conozco, con una autentica pasión por la enseñanza y el contacto con los alumnos, pero...antes de admitirlo se cortaría la lengua- pues bien, si es preciso daros a vosotros también una conferencia, os la daré, pero antes dejadme remojar el cerebro- termino mientras se bebía de un trago la mitad de la nueva jarra.

Mientras el húmedo lubricante era reciclado en el orondo cuerpo de Ronald, como el combustible esencial que era para su cerebro, me dedique a observar el escenario donde nos encontrábamos, nuestro rincón sagrado, hogar mas autentico que el nuestro y punto de unión para la pandilla de desgarbados individuos que formábamos.

Era, y es el Grifo Dorado, gracias a dios aun es, ya que en los tiempos que corren cada dia es más difícil encontrar un lugar así, una especie de paraíso terrenal soñado por un varón adulto(o sea, un niño grande), una gran sala llena de humo, una acogedora y variada muestra de sillones, sillas y mesas, una enorme y cálida chimenea, y decenas de grifos decorados con Grifos donde corrían ríos de algunas de las mejores cervezas que un mortal pueda probar, todo ello a cargo de Harry, el amistoso y abstemio dueño del local, y Sally, una rubia de bote de 50 años, que hacia la veces de camarera, madre y conciencia de cada uno de nosotros, dependiendo si necesitábamos de ella una cerveza, Una reprimenda o un consejo.


Y allí, en el rincón a la izquierda de la chimenea, era donde, desde hacia 3 años, todos los martes y jueves se reunía nuestra pequeña sociedad, formada por Sam, profesor de historia y arte, Ronald, ciencias naturales, y yo, literatura y lengua española, que ejercíamos nuestra profesión en el instituto Howards, centenaria institución docente donde se han formado algunos de los mas celebres y respetables sinvergüenzas de la comunidad británica (de los cuales varios han llegado a ministros).


A lo largo de estos años muchas tertulias han surgido mientras disfrutábamos de los mullidos sofás, la pipa encendida y la jarra llena, y la mayoría nacieron de la desbordada energía que Ron imprimía a sus posturas.


-Bien, caballeros, tomen asiento- dijo con gesto grandilocuente, como si se estuviera dirigiendo a una audiencia más numerosa que la formada por mi, sam y Gladys, la ronroneante gata de Harry, que se había acercado silenciosamente a nuestra asamblea, y aguardaba, con gesto de aburrida paciencia, las palabras de nuestro compañero-, estamos reunidos aquí para intentar inculcar en las débiles mentes de algunos de nuestros condiscípulos- el desprecio hacia todas las formas de inteligencia inferiores a la suya, que si hiciéramos caso a su opinión era un grupo integrado por el resto de la humanidad, era una de las cualidades mas destacadas en la poco moderada personalidad de ronald- la imposibilidad absoluta del viaje en el tiempo. Intentaremos explicar dicha imposibilidad con razonamientos los suficientemente sencillos como para ser procesados por sus diminutas mentes-otra pulla, estaba en su salsa- así que comenzaremos por el principio.

.En primer lugar debemos entender que el viaje a través del tiempo tiene dos partes bien diferenciadas, por un lado la posibilidad de atisbar en el pasado, y por otro la de penetrar en el futuro.

Si nos dedicamos primero a meditar sobre la primera de estas cuestiones, debemos entender con claridad un concepto, el pasado es inmutable. Ah, ya sé, ahora me saldrán ustedes con lo de los universos paralelos, o el clásico:”Y si viajo hacia el pasado y mato a mi abuelo,¿ naceré yo?”- nadie había salido con eso, pero a Ron le gustaba llevar la contraria siempre, hasta a si mismo- pues bien, eso no son mas que idioteces, puras invenciones de escritores poco realistas, que intentan rizar el rizo y escapar de la verdadera y cruda realidad- creo que esto iba dirigido a mi- nada que haya sucedido en el pasado puede ser cambiado, así pues esto nos deja solo ante estas opciones: La de que el viaje al pasado nos trasladara allí, pero a otra dimensión, en la que seriamos apenas sombras, fantasmas, sin posibilidad de interactuar con los habitantes del pasado, o bien que si podemos viajar al pasado y interactuar todo lo que se haga ha sucedido ya, forma parte de ese pasado, así que tampoco nos afectaría en absoluto. O también, y esta es la simple realidad, el viajar al pasado no es mas que una alucinación sin sentido. Puedo admitir que tal vez, cuando avancen aun mucho más la ciencia y la tecnología, pudiéramos atisbar el pasado a modo de película, como ahora vemos la luz de estrellas que ya han muerto, pero solo de este modo, sin causar cambio alguno.


Todo esto lo dijo de un tirón, casi sin respirar, de lo que daba fe sus enrojecidas mejillas y jadeante respiración, aunque tal vez la cerveza también interviniera en eso...


-Creo llegado el momento de pasar a la segunda hipótesis, el viaje hacia el futuro. Sin duda, alguno de ustedes me dirá que aquí no existe posibilidad de variar el curso de la historia actual, y que cualquier cosa que hiciéramos solo haría seguir el curso normal de la historia, mas...¿cómo puede existir la posibilidad de viajar al futuro, si el futuro no existe aun? Eso solo seria posible si diéramos por supuesto que todo esta absolutamente determinado, con lo que cualquier acción que acometiéramos ahora estaría dentro de un plan general en el que todo esta escrito y atado. Lo siento, algo como eso me parece simplemente absurdo, y nos quita a los hombres lo que de verdad nos identifica como raza, la posibilidad de equivocarnos y escoger el camino erróneo, de decidir sobre las cosas. Por otra parte...si de verdad se pudiera ir al futuro, significaría que también podríamos ir al pasado, lo cual ya he demostrado que es imposible. ¿A que me refiero? A que si podemos viajar hacia el futuro 100 años, también podemos viajar 50 años antes , con lo que estaríamos en el pasado, así si supiéramos que dentro de esos años una bomba inventada por un científico iba a destruir a la humanidad...¿qué nos costaría ir un poco antes y matar a dicho científico? No, lo siento, si la idea de retroceder en el tiempo me parece fantástica, la de adelantarnos al mismo es un absurdo aun mayor.


Y para terminar, sin duda pocas cosas serian más peligrosas que viajar en el tiempo, ¿habéis pensado como seria dicho viaje? Porque la gente imagina que nos subiríamos a un aparato de transporte, como quien sube al tranvía, y este nos dejaría en cualquier parada que nos apeteciera, en el lugar y la época que prefiriéramos. Claro, no piensan en que una cosa es trasladarse en el tiempo y otra en el espacio, que si pudiéramos trasladarnos 100 o 500 años antes nada nos garantiza que el lugar ocupado por la maquina y nosotros no estuviera ocupado por alguien o algo en ese momento, y si la ley de que el pasado es inmutable es fundamental, no menos fundamental es la de que el mismo espacio no puede ser ocupado simultáneamente por dos cuerpos.¿Quién sabe que sucedería si sucediera tal encuentro entre, por ejemplo, nosotros y un muro de ladrillos?


-Interesante-, admitió Sam, tras el silencio que siguió a la perorata final,-sin duda los que señalas son puntos a analizar, mas...¿qué te hace pensar que alguien no haya podido retroceder en el tiempo y sus acciones formar simplemente parte de la historia? Ni siquiera hablo de maquinas del tiempo, sino simples accidentes, que causaran que unos determinados individuos desaparecieran de esta era y fueran enviados hacia el pasado?

-Idioteces, aun admitiendo que pudiera existir alguna posibilidad, que no existe, de que eso sucediera, ¿no hubiera aparecido en alguna crónica histórica o algún arqueólogo encontrado algo que nos demostrara eso?

-¿y quien te dice que esto no haya sucedido ya? Antiguas crónicas medievales hablan de dragones, terribles monstruos voladores que arrojaban fuego, ¿no es acaso la imagen de un helicóptero de combate o un avión actual que tendrían nuestros antepasados? Y ¿qué sucedería realmente si encontraran algún objeto moderno en una excavación? Pues que seria desdeñado, pensando que alguien lo habría perdido, rechazada su antigüedad sin meditar siquiera en ella, ya que solo vemos lo que queremos.


-Tonterías, ahora dirás que existen los monstruos en el armario, que todos tememos cuando somos niños, porque solo los niños son capaces de ignorar la racionalidad...pura sensiblería, que en manos de pedagogos bobos y progres solo conducen a convertir a los adolescentes en niñatos ridículos sin sentido de la realidad, niños de 20 años, que viven en mundos de fantasía, y que nunca terminaran de admitir que su infancia terminó.


-Bueno, no es eso lo que dije, pero si, puede que a veces nos venga bien un baño de imaginación, tanto escepticismo puede llevarnos a dejarnos ciegos ante las novedades o la posible existencia de algo distinto...porque¿ cómo es posible que en tantas culturas distintas y alejadas en el tiempo se hable de seres similares, dragones, enanos, fantasmas y hadas, criaturas que no existen pero que, como todo los mitos, deben tener un trasfondo real? Yo no pretendo, dios me libre, defender que dichas razas existieron, o que el viaje en el tiempo sea algo mas que una teoría, pero intento siempre mantener la mente abierta-pronunció Sam calmadamente- además, ¿quién nos dice que los platillos volantes, en lugar de ser objetos venidos de un lugar muy lejano en el espacio no sean otra cosas que objetos terrestres, pero de otra época?


-Chico, cada día me preocupas mas, si no fuera por que creo que estas borracho te diría que fueras a visitar a un especialista- exclamo Ron, mientras deglutía las ultimas gotas de su quinta pinta.


-bien, ya que no te convences, creo que es el momento de contar un episodio extraño que me sucedió hace algunos años, cuando aun enseñaba en aquel pueblo perdido del norte de Gales, allí paso algo que tiene mucho que ver con lo que discutimos


-Vaya, una historia de galeses, supongo que aparecerán cervezas y balones de rugby- se mofó, desdeñoso, Ron


-Por favor, espera a oírla, antes de opinar.


-vale, cuenta pues- dijo ron mientras se arrellanaba en el sillón, con expresión de incomprensión hastiada.


-hace varios años, tras concluir los estudios conseguí plaza de profesor en un remoto internado de Gales, un paraje primitivo, con rocosas montañas, brezales infinitos y gentes supersticiosa y huraña, sin duda descendiente de aquellos celtas salvajes que seguían a sus druidas hasta la muerte. Era una comarca aquella que invitaba a creer en maldiciones y brujerías, donde entre la niebla eterna uno creía ver en ocasiones sombras gigantescas y sonidos misteriosos. No era extraño pues que me sintiera atraído por el folklore local y sus mitos. También, y conociéndome no os resultará raro, me dedique a investigar la producción local de cerveza, con la que mantenía una intensa y provechosa relación. Y fue en una de estas pesquisas, en una taberna de un pueblo perdido en el mapa, pero que llenara siempre mi corazón como el dorado néctar que allí servían llenó mi estomago, cuando, mientras hablaba con un parroquiano, mi mirada se detuvo en un rincón, y allí, estaba el.


-¿Él?-pregunté, conociendo que Sam esperaba la interrogación para continuar


-El-contestó-algo me llamo la atención cuando le vi, un aura de desesperación emanaba de su figura, su cara, escondida tras una botella, centelleaba a veces cuando sus ojos esquivos vislumbraban movimiento, como si estuviera esperando algo, o mejor, como si temiera que ese algo llegara de improviso. Le pregunté a mi contertulio quien era, y este, me respondió, algo esquivo,que un Lostfoger.


-¿Un Lostfoger, que es eso?- inquirió, sin poder evitar la curiosidad Ron


-Eso mismo pregunté yo, jamás había oído esa expresión, pero mi sorpresa fue mayor aun cuando a regañadientes me explicó su significado... al parecer, de cuando en cuando, y desde que la memoria de los más viejos del lugar podían recordar , algún habitante desaparecía por unos dias , perdido en la niebla, decían, pero por mucho que se le buscara jamás aparecía cuerpo alguno, vivo o muerto, hasta que, abandonada la búsqueda y dado por desaparecida la persona, esta regresaba, como si retornara de entre los muertos, con una mirada perdida en su rostro y sin querer, o poder, hablar sobre donde estuvo durante su desaparición. En ocasiones sin embargo nadie regresaba, y ninguno de sus cadáveres fue encontrado jamás, como si se los hubiera tragado la tierra.


El hombre sentado, solo en su rincón, era la ultima victima de la niebla, había “regresado” apenas hacia una semana, y desde entonces no quería hablar con nadie, solo aguardaba, agarrado nerviosamente a la misma botella todo el tiempo.


Como comprenderéis mi curiosidad, de por si tan despierta, desbordaba mi mente en esos momentos. Y así siguió durante las semanas siguientes. Seguí llegándome día tras día a la taberna, y allí siempre me aguardaba él, sentado en el mismo lugar, como si fuera una estatua que no necesitara el reposo. Con el tiempo fui haciendo progresos, primero sentándome mas cerca, luego intercambiando miradas, mas tarde un saludo, una invitación a beber, hasta que un día me habló. Y lo le respondí. No quise forzar la situación, así que aun me llevo mas de un mes hasta que Gary, que ese era su nombre, se decidió a contarme su odisea, no sin antes avisarme que le tomaría por loco. Y si no hubiera visto su expresión de absoluta sinceridad, tal vez así hubiera pensado. Porque su historia era demencial. Hacia unos meses, en una mañana otoñal fría y brumosa, Gary había salido temprano a cazar. Tras unas horas sin apenas atisbar animal alguno, un hermoso venado aparecía ante su vista, y sin dudarlo, le disparo con su escopeta. Y acertó, pero el tiro no basto para derribar a su victima, que huyo del lugar. En su persecución, Gary se interno mas y más en el brezal, abandonando los senderos, adentrándose por desfiladeros cada vez más estrechos, llenos de vericuetos y revueltas. Y sin darse cuenta, de repente se encontró perdido, mientras una niebla densa, que apenas permitía divisar mas allá de unos pasos, había caído sobre la tierra.

Pensó en volver, pero en aquel momento oyó el gemido del venado, y un ruido que sin duda indicaba su caída. Se dirigió hacia su derecha, la dirección hacia donde le pareció escuchar el sonido y, ciertamente, allí estaba el cuerpo del animal. Pero no estaba solo.


Alrededor del mismo, media docena de figuras semidesnudas se arremolinaban intentando hacerse con un trozo de carne. Tan ensimismados estaban en ello que no advirtieron la presencia del sorprendido Gary, que se había acercado, casi sin darse cuenta, hacia el grupo. Pero en ese momento, uno de los salvajes, un individuo de feo rostro, lleno de cicatrices y una barba montaraz, levanto la cabeza y le vio. Su reacción fue asombrosa, su grito resonó largamente, y sus compañeros, abandonando los restos sanguinolentos, levantaron sus lanzas en dirección a Gary.


-¿hombres semidesnudos, lanzas, se había encontrado con miembros de una comuna Hippie? –interrumpió con sorna Ron.


-No, no eran hippies precisamente...en esos momentos Gary no sabia que pensar ni como reaccionar, imaginaos la situación, y por eso, por el estado casi hipnótico en el que se encontraba, la tragedia era inevitable. El sujeto que le había descubierto avanzo impetuoso hacia él, con la lanza en la mano.


Y murió.

Gary me juro que el disparo fue un accidente, que no se dio cuenta de que había apretado el gatillo, que debió ser una reacción instintiva, fruto del miedo y la sorpresa. Pero lo cierto es que un certero disparo había atravesado el cráneo del guerrero, y este yacía desplomado delante de el, mientras, mas atrás, los otros cinco salvajes se habían quedado petrificados. Gary no supo como reaccionar, había matado a una persona, la escopeta se le cayo de las manos, se derrumbó en el suelo, con las manos sobre la cabeza, desesperado. Y así estuvo largo rato, hasta que un sonido rítmico atrajo su atención. En torno suyo, el resto de los miembros del grupo de cazadores, estaban posternados a sus pies, mientras un”ommm” continuo se deslizaba por sus gargantas. Se había convertido en un Dios, el dios del trueno. A partir de entonces Gary me dijo que vivió en una especie de sueño, sin darse demasiada cuenta de que hacia o sucedía a su alrededor. Al parecer fue arrastrado por sus adoradores hacia un campamento rudimentario, donde algunas criaturas mas le recibieron entre gritos guturales. Allí le dieron agua, traída en pellejo de un manantial cercano, y le ofrecieron un trozo de carne de venado. Aunque el accidente le había dejado sin ganas de comer, la caminata y el cansancio acumulado habían hecho que la sensación de hambre creciera. Sin embargo, a pesar de ese hambre, no hubiera sido capaz de tragar la carne que le ofrecían, cruda y llena de sangre. Entonces, rebuscando en sus bolsillos, encontró su encendedor. Reuniendo un puñado de hojas y hierbas secas, le prendió fuego, y pronto una chisporroteante hoguera se alzo en el claro. Los indígenas, temerosos, se alejaron del hombre de fuego(supongo que así le llamarían), y vieron con asombro como este ponía sobre el fuego el filete que le habían ofrecido. Un delicioso olor se propago por el lugar, y mientras Gary daba cuenta de la pitanza, algunos individuos, los más valientes o más curiosos, se acercaron a el. Gary, por gestos, les ofreció parte de su comida. Al principio estaban remisos, hasta que por fin uno se decidió a probar el nuevo manjar. Sus gritos sacudieron el campamento, y varios cazadores mas acudieron junto a Gary. Este cortando mas trozos del venado, se convirtió en cocinero improvisado, y unos minutos mas tarde la mayoría de la tribu estaba disfrutando de su primera comida caliente.


-¿tribu?, ¿Fuego?¿Pretendes sugerir que tu Gary había retrocedido a la prehistoria y se convirtió en el introductor del fuego?- rugió Ron


-No pretendo sugerir nada, solo cuento la historia tal y como me fue narrada. Y si no te importa, intentaré continuar.


Ron hizo un gesto desdeñoso con la mano, y Sam continuo con su relato.


-Habían descubierto el fuego, y a pesar de que el cambio de dieta les causo al principio ciertos desarreglos intestinales, al parecer se fueron acostumbrando a ella. Gary, acordándose de sus estudios juveniles, busco por el lugar hasta encontrar rocas de pedernal, con las que, ante el asombro de sus discípulos, hizo saltar chispas hasta encender una nueva hoguera. Si, en cierto sentido Gary no pudo evitar querer pasar a la posteridad como benefactor de la humanidad, el nuevo prometeo...¿ o tal vez haya que decir el viejo?


-Hacia tiempo que no había oído un puñado de sandeces tan estúpidas y...- comenzó a decir un congestionado Ronald, aunque su enfado no le dejó continuar, y tuvo que resignarse a vaciar de nuevo la copa.


-Pero eso no es todo, me falta por contar la parte final, lo que causo el estado en el que fue encontrado Gary. Días después de su encuentro, y mientras disfrutaba de un buen asado, algo de lo que estaba comiendo le resultó familiar....y tanto que lo era, los primitivos habían asado al guerrero muerto(tal vez para así capturar su espíritu y que su sabiduría y destreza se introdujeran en ellos) y estaban dando buena cuenta de el. Gary escupió, intentó vomitar todo lo que había tragado, y, en un arrebato de desesperación y locura, salió corriendo sin rumbo, sin dirección, durante horas, hasta que fue tragado por la niebla...y así fue como se le encontró mas tarde, con la mirada perdida, sin ganas de comer mas carne en su vida...


El silencio sucedió al final del relato, solo interrumpido por los borbotones de ira de Ronald, que parecían a punto de estallar como una erupción volcánica.


-Bueno, sera mejor que vayamos dejándolo por hoy- medié yo tras oír sonar las 11 en el reloj- mañana nos aguarda un largo dia y debemos estar despejados.


-Tienes razón- me sonrió Sam, mañana sera otro dia, y creo que Ronald ha bebido demasiado hoy.


-¿Qué, encima me llamas borracho?- exclamo iracundo Ron- si un hombre decente no puede beber una docena de jarras de cervezas sin que alguien le insulte no sé en que es esta convirtiendo este condenado país.


-Vamos Ronald, mañana mas- respondió afable Sam, mientras le levantaba y le ayudaba a mantener el equilibrio.

Nos despedimos en la puerta, y no pude evitar agitar la mano cuando su coche paso por delante mia, con el sobrio Sam al volante y el achispado Ron a su lado.


Si, sin duda era la pareja de gays más encantadora que conocía.





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